Crucigrama: Un lugar, Londres…

Un tiempo: finales del Siglo XIX – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Londres es una de la capitales más importantes del mundo, desde distintos aspectos.
Y ya lo era en el siglo XIX, ante el impulso del reinado de Victoria, en la época “victoriana”.

Una sociedad, entonces, repleta de moralismos y disciplina, con prejuicios e interdicciones rígidas y severas. Valores que rondaban o estaban enclavados en el puritanismo: el ahorro, el trabajo, la trascendencia moral, el deber de la fe, el descanso dominical. Los varones con la autoridad a su cargo, tanto en lo público como en lo privado, mientras las mujeres se debían a ellos con el sometimiento y el cuidado de hijos y hogar.

Se condenaba a quienes “cruzaban la línea”, como las sufridas por Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas, por ejemplo. La pereza vinculada con excesos y la pobreza con vicios. La repulsión social hacia el vicio enlazando lo sexual con las bajas pasiones y, al menos en las palabras, la prioridad de la castidad como una virtud a resguardar. La insatisfacción femenina, en cualquier ámbito, era tratada como un desorden de ansiedad, con medicamentos.

Crecieron las ciudades, ante un abandono de lo rural. La imagen cotidiana era de una sociedad burguesa y proletaria. Burguesía que se llamaba a sí misma “middle class” y limitaba con la “upper class” (la nobleza y los aristócratas de familias tradicionales).

La alta burguesía eran los banqueros, empresarios y financistas y herederos de quienes arriesgaron por una nueva forma económica. La emulación iba de abajo hacia arriba, tanto en las maneras como las metas.

En las últimas dos décadas del siglo XIX la clase alta controlaba casi el 80% de la superficie inglesa, además de su injerencia y participación política. La mitad de los obispos estaban casados con mujeres aristócratas. La clase trabajadora, la baja, tenía un gran número de empleados domésticos. Otros se dividían en especializados, semiespecializados y no especializados. El obrero no obtenía beneficios por la expansión y carecía de ayuda social.

Caracterizada por una doble moral sexual, en paralelo a las costumbres estrictas, en lo “subterráneo” proliferaban el adulterio, la prostitución y las “cortesanas” que, en principio, asistían a los monarcas.

La noche ocultaba y el “East End” albergaba muchos burdeles, salones de fiestas, garitos, más un ambiente callejero de drogas, sexo y apuestas que sumaban orgías, espectáculos eróticos, abuso de menores y azotes. Tal era la actividad que solo en Whitechapel, la policía estimaba unas 1.200 prostitutas y 62 burdeles.

Pese a las rigurosas normas, se extendían prácticas como la adicción al opio. La botica real lo distribuía libremente a los cortesanos, la misma reina lo consumía en forma de goma de mascar con cocaína y, en la ficción, Sherlock Holmes se inyectaba.

La irrupción de Jack el Destripador en el verano de 1888 fue devastadora para las prostitutas. La histeria ganó el país entero. Por otro lado, el trabajo infantil fue otra de las “plagas” de ese período con los estragos del hambre y la consecuencia de la mortalidad.

En la cultura surgió una “batalla de estilos” arquitectónicos entre lo Gótico y lo Clásico. En la literatura se buscó un nuevo realismo. Las bandas de música municipales y los quioscos de música fueron muy populares.

El espíritu de descubrimiento y aventura apasionaban y surgieron juegos y deportes: el tenis, cricket, fútbol, rugby, crocket, etc.

Un hito de la ingeniería fue el sistema de alcantarillado de la ciudad. Las ciencias fueron obteniendo espacios de investigación y avance.

Estas décadas fueron muy bien contadas, tanto desde lo social, lo cotidiano y, básicamente con el atractivo de casos policiales, con el detective Thomas Pitt para resolverlos, por la escritora Anne Perry (precisamente londinense, nacida en Blackheath, parte del Gran Londres), que actualmente vive entre Escocia y Los Ángeles. En sus novelas, casi todas traducidas al español y publicadas en la Argentina, involucra al lector de una manera más íntima en los pormenores de esta rápida síntesis histórica.

Norberto Tallón
@betotallon