Un ave había llamado la atención de un hombre. El animal estaba peléandose con otros ejemplares en una zona de Reino Unido. Cuando le sacó la vista a la escena y miró hacia abajo, hizo un hallazgo histórico: descubrió monedas celtas de oro, de 2000 años de antigüedad, valuadas en más de US$ 1 millón.
El descubrimiento se produjo en el este de Inglaterra. En aquel entonces la persona, quien prefirió permanecer en el anonimato, se encontraba en un campo arado.
«Aunque me dedico a buscar metales con mi detector, esa noche observaba aves. Después de ver una trifulca entre un busardo ratonero (Buteo buteo) —también llamado ratonero común— y un par de urracas, miré hacia abajo y observé algo que yacía en un sector de la profunda tierra arada», recordó en conversación con la revista Treasure Hunting Magazine.


Luego de varias horas, localizó alrededor de 1300 monedas, que datarían del 40-50 d. C. La editora de Treasure Hunting Magazine, Jules Evans-Hart, manifestó quees probable que las piezas de oro hayan sido parte de un «cofre de recompensas» de las campañas que encabezó la guerrera Boudica en el norte de Gales.
Boudica fue una reina guerrera de los icenos, una tribu britana. Ella lideró un fallido levantamiento contra la ocupación del Imperio Romano en 60 o 61 d. C. Los romanos aseguraron que ella se suicidó o falleció después de la batalla producto de sus heridas. Sin embargo, no hay evidencias sobre la causa de su muerte.

El hombre llevó el botín a su casa en dos bolsas de supermercado y más tarde le avisó a las autoridades de su descubrimiento. Los expertos, de acuerdo a Treasure Hunting Magazine, creen que cada moneda cuesta £650 (US$880 aprox). En total, el tesoro tendría un valor de £800.000 (US$ 1.082.000 aprox. al cambio oficial del 24/12).
Según la Ley del Tesoro de 1996 de Reino Unido, un oficial encargado debe decidir si el hombre se queda con el botín o lo vende a un museo a un precio determinado. Además, tendrá que compartir las ganancias con el dueño del campo, en caso de que no sea propiedad de él.
Fuente: Clarín