En la semana del libro es importante destacar cómo la IA ha intervenido poniendo en crisis los derechos de autor, e incluso desafiando el Copyright que ampara a las obras y sus autores. Sin embargo, preguntarnos sobre cómo podemos distinguir un texto humano de uno artificial, resulta hoy una paradoja. En el error está la respuesta.
Hace poco más de un año, los detectores de IA funcionaban perfectamente objetando la artificialidad de un texto. Según Bernabé Crena, especialista de F5, “esto permitía detectar, por ciertos patrones comportamentales, si una redacción -por ejemplo- era producto de una inteligencia artificial. Sin embargo, con las actualizaciones recientes y su evolución, eso ya no es posible. Hoy la inteligencia artificial escribe espectacularmente bien y de manera humana”. La IA ha borrado sus huellas artificiales.
Resulta casi imposible develar la redacción de una IA, saber si un libro o un artículo fue escrito con esta tecnología. “Antes las máquinas detectaban máquinas, ahora no logran interpretar algún patrón que le indique que es una máquina. Es algo que uno puede percibirlo a través del entorno. Cuando está excelentemente bien escrito, ahí ya hay posibilidad de duda, porque el error es humano”, asegura Crena.
Ante esto, hay un desafío muy grande para detectar los plagios y certificar una autoría. Con la intervención de la IA también es posible poner en duda la pertenencia, “el resultado de su intervención, si le pertenece a quien ingresó los parámetros o al creador de la IA. Es un desafío que está planteando la modernidad”, destaca el referente de F5.
El avance de esta tecnología de gran autonomía plantea un punto de inflexión en la creación de contenido. Hace poco, las respuestas a las solicitudes ignoraban los derechos de autor, hoy el Copyright comienza a imponerse en cuestiones estéticas de grandes marcas o autores. “La IA desarrolla un contenido: un dibujo, un texto o una obra, pero da cuenta que violó el copyright. Por un milisegundo es posible ver el prototipo, y luego lo borra. La IA aprendió, sabe cómo hacer la réplica, pero reconoce que está violando los derechos de autor. Analiza la estética, el entorno y si vos copias la estética, entra en conflicto con el copyright”, analiza Crena. Y remarca: “en Argentina, la Ley hoy está en la época de las cavernas, no está entendiendo lo que está pasando con la IA”.
En Estados Unidos este debate ya se está empezando a dirimir en la justicia. Los juicios están comenzando a plantear límites. Por esto, el filtro del Copyright está restringiendo el acceso a algunos contenidos. Mientras las empresas desarrolladoras de IA, comienzan a afrontar los perjuicios económicos ante el vacío legal.