’El Eternauta’: cómo se hizo la nevada mortal

Secretos del rodaje y los efectos especiales para recrear una Buenos Aires cubierta de blanco en la nueva serie de Netflix

Se podría decir que entre los protagonistas de El Eternauta se pueden contar a Juan Salvo, el Tano, los cascarudos, los Manos y… por supuesto, la nieve mortal. Y se podría decir también que, como en pocas obras, un elemento climatológico es tanto o más vital para la narración que los propios personajes centrales. Pero una cosa es tener que dibujar la nieve como lo hizo Francisco Solano López en el cómic original en 1957 y otra muy distinta es hacer nevar en Buenos Aires en pleno siglo XXI para su versión audiovisual y que las calles y los puentes de la ciudad queden completamente hundidos por la blancura de una nevada continua.

“Fue un desafío sin precedentes en el país hacer nevar de cero en una ciudad que está viva, que está presente todo el tiempo y que esa nieve al mismo tiempo no sea acuosa, sino que también sea como una ceniza”, asegura Nicanor Enriquez, que estuvo al frente del equipo de Producción de efectos especiales de El Eternauta.

“No se trataba de hacer nieve para un aviso publicitario, donde la nieve cae, decanta, moja, se humecta, se mezcla con la nieve que hay en el lugar. Estuvimos probando materiales durante cuatro o cinco meses y llegamos a quedarnos con tres o cuatro que nos servían para distintas situaciones. Porque teníamos que hacer diferentes tipos de nieve y los que más costaron fueron los de ambientación, esa cuestión de maquillar todo un escenario, dejar absolutamente todo blanco impoluto, porque gran parte del guion y gran parte de la narrativa es un Juan Salvo solo y una expedición saliendo a una Buenos Aires nevada totalmente virgen, donde nadie había caminado antes y si alguien pasó por allí tiene que haber una huella que nos llama la atención, pero si no, tiene que estar perfecto, bien plano, y después de varias pruebas y error fuimos descubriendo qué necesitábamos para cada ocasión. Que por ahí estaba al alcance de nuestras manos, pero no las veíamos”.

¿Cómo qué?

Por ejemplo, el equipo de nieve era muy grande. Hemos tenido en el rodaje entre 25 y 30 personas, sin contar a la gente de limpieza y a la de los armados. Toda esta gente trabajó todos los días incansablemente con avanzadas, con manipulación de materiales que por momentos se desgastaban o por ahí había que repetir la escena y teníamos que limpiar todo para volver a empezar. Por ahí lográbamos maquillar todo, conseguir la pulcritud deseada y llegaba Bruno [Stagnaro] y hacía un ensayo o repetía la toma y teníamos que volver a la puesta de cero. Porque además no solo camina Juan Salvo, camina el camarógrafo que está al lado, camina el fotógrafo que está sosteniendo la bandera. Todo eso comprometía el maquillaje que nosotros habíamos hecho. Ahí aparecía el ingenio nuestro de encontrarles pequeñas soluciones a problemas importantes del plan. Para eso nos dimos cuenta de que lo mejor era utilizar el plumero con el que se limpian los autos, el que es chiquito, en palos largos. El plumero pasa muy suavemente y deja todo pulcro otra vez.

¿Y qué elementos utilizaron?

Bueno, dentro de los cuatro elementos que teníamos, había uno principal para el maquillaje: la sal entrefina, que es un material que a la hora de distribuirlo y de manejarlo es fácil y es pesado y además se podía conseguir mucha cantidad fácilmente.

¿Sabés cuánta sal usaron?

En total, hace poco hice el control, hemos utilizado casi 595 toneladas de sal entrefina. No se puede creer. Todo sin contar la reciclada, porque en un momento también había una situación de que estábamos utilizando mucho material, y no solo por costo, sino por distribución y por una cuestión ecológica, empezamos a usar material reciclado. La sal fue el resultado de buscar un reemplazo a lo que internacionalmente por lo general se utiliza para hacer nieve, que es la celulosa. El polvo de celulosa es un material que se usa en todas las industrias para hacer nieve ficticia para maquillar. El pormenor que tiene la celulosa, más allá de sus costos y de que no hay stock acá porque son materiales importados, es que al contacto se aplasta y no queda como si fuese nieve. La celulosa es un polvo que se propulsa en pistolas especiales distribuida con una cantidad justa de agua, y queda impregnado en los materiales y vos lo ves y es nieve. Pero si lo pisabas no quedaban las huellas, por ejemplo. Cuando nos cruzamos con este inconveniente y con el de las cantidades, encontramos la sal.

Más allá de sumar nieve con posproducción, a la hora de enmascarar la calle, ¿cuánto espacio debían cubrir?

Nosotros estábamos encargados de maquillar el lugar por donde caminaban los personajes y luego se iban a hacer las completivas en posproducción. Pero después nos dimos cuenta de que también teníamos que cubrir los laterales, porque Bruno hacía diferentes planos. En total por ahí teníamos que maquillar entre 1.500 y 2.500 metros cuadrados. Las superficies fueron muy extensas por momentos, hemos hecho hasta 200 metros lineales en una locación. El Puente de Grecia fueron 195 metros lineales de un lado y 170 del otro. Al terminar, había que limpiar todo y entregar la ciudad tal cual la habíamos recibido, para que la señora que salía temprano a tomarse el colectivo pudiera caminar por ahí sin problemas. Yo siempre lo digo: en un punto fue como “lo atamos con alambre”, pero a nivel profesional.

Fuente: Rollingstone