Se fue, de su barrio que era… como lo recordaba, con Giacumin, el “carbuña” de la esquina, el de las hornallas llenas de hollín”, el que siempre jugó, a su lado, de “jas” izquierdo… Pero, ¿cómo? Si él preguntó a todos los que decían que se había ido del barrio “¿pero cuándo?” sosteniendo “¡Si siempre estoy llegando!
Pero partió aunque se haya quedado en todos, este lunes, hace medio siglo. Cincuenta años sin “Pichuco” ese sobrenombre con que lo “rebautizó” su padre desde la infancia, y el tiempo convirtió en una identificación, hay quienes afirman que es posible fuera una deformación del término napolitano “picciuso”, cuyo significado es “llorón”.
Con el nombre de Aníbal Carmelo Troilo nació en Juan Antonio Cabrera 2937, entre Anchorena y Laprida, en el barrio del Abasto de la Ciudad de Buenos Aires. Hijo de Felisa Bagno y Aníbal Troilo, casados en la iglesia de Balvanera el 11 de noviembre de 1909. Tras la muerte de su padre, desde los ocho años, vivió en Soler 3280, entre Gallo y Agüero. Estudió hasta tercer año en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini. Tuvo dos hermanos, un varón, Marcos, y una mujer, Concepción, fallecida a corta edad.
El segundo nombre quedó fuera de las “luminarias”. Aníbal Troilo fue bandoneonista, acordeonista, compositor y director de orquesta de Tango. El Bandoneón Mayor de Buenos Aires.
De pequeño escuchaba tocar el bandoneón en los bares y cafetines de su “mundo barrial”, a los diez años logró que su madre le comprara el primer “fueye”, que pagó 140 pesos “de época” en 14 cuotas de 10, a la cuarta cuota el vendedor desapareció y nunca nadie reclamó el pago. Ese instrumento fue el que tocó casi toda su vida.
En 1925, un año después, “Pichuco” actuó por primera vez… un bar pegado al Mercado de Abasto (Hoy shopping, entonces mercado central de frutas y verduras de la Capital Federal). Pronto se sumó a una orquesta de señoritas y a los 14 formó un quinteto. En diciembre de 1930 lo contrataron para integrar un famoso sexteto con Elvino Vardaro (violín), Osvaldo Pugliese (piano) y Alfredo Gobbi -hijo- (un segundo violín que sería descollante director de orquesta), otro compañero fue Ciriaco Ortiz (Ángel Ciriaco Ortiz), también bandoneonista y de quién se reconoció como “deudor” por sus enseñanzas. El grupo no dejó grabación alguna.
Transitó por numerosas orquestas, entre otras, las de Juan Maglio “Pacho”, Julio de Caro, Juan D’Arienzo, Ángel D’Agostino y Juan Carlos Cobián. Con la suya propia (con muchos músicos variando en el transcurso trabajó casi ininterrumpidamente) presentándose en vivo y grabando hasta casi el fin de su vida. De 1953 a mitad de los ’60, participó de proyectos paralelos: con el guitarrista Roberto Grela, luego Cuarteto Troilo-Grela. En el 68 armó su propio cuarteto. Además grabó dos temas (“El motivo” y “Volver”), dúo de bandoneones junto a Astor Piazzolla. La asociación en 1953 con Grela se produjo para actuar en teatro (“El patio de la morocha” de Cátulo Castillo), participaron en algunas películas y presentaciones. Pasó a continuación al Cuarteto Típico Troilo-Grela sumando el guitarrón de Edmundo P. Zaldívar (h.) y el contrabajo de “Kicho” Díaz. Dejaron varios discos, Eugenio Pro y Ernesto Báez sustituyeron el guitarrón y el contrabajo. En 1968 llegó el Cuarteto Aníbal Troilo, con Ubaldo de Lío (guitarra eléctrica) Osvaldo Berlingieri (piano) y Rafael del Bagno (contrabajo). En las últimas actuaciones José Colángelo tomó el lugar de Berlingieri. Acompañaron cantantes pero no en grabaciones, una de las cuales cuenta con un tema original, creado especialmente, “Nocturno a mi barrio”, con el texto de “Pichuco” que se aludió en el comienzo de esta columna.
Volviendo a la orquesta y su origen. La primera formación su Típica tuvo a Orlando Goñi, Enrique “Kicho” Díaz, Roberto Gianitelli, Juan Miguel “Toto” Rodriguez” y como uno de sus cantores a Francisco Fiorentino. El debut fue la primera noche de julio de 1937 en la boite porteña “Marabú”. Algunos sostienen que “tocaban a la parrilla”, vale decir que con más o menos ensayo, no utilizaban un arreglo musical escrito. En esa época las partituras reflejaban simpleza (tal vez vinculada a estar creada para lugares bailables), pero es muy difícil tocar de manera coordinada once o doce instrumentistas sin ninguna clase de material “escrito”.
Asimismo es razonable que la no existencia de algo “no escrito” ya que el cambio de ejecutantes cambiaba el sonido. De allí surge la “discusión” de las influencias de los distintos pianistas sobre el “producto” artístico. En las grabaciones de 1942, principian tocar con arreglos más detallados (lo que permite algunas sutilezas). Es cuando Troilo comenzó a delegar la responsabilidad de “escritura” en otros músicos, tal el caso de Piazzolla (miembro entre 1939 y 1944), entre otros. Astor fue el arreglador, por ejemplo de “Inspiración” (1943) y “Chiqué “(1944). Incluso al dejar el grupo continuó con la tarea en varias oportunidades para el mismo. En consecuencia la música de su orquesta se renovaba de gran manera de acuerdo a quien estuviera a cargo de esa misión, respetando la importante precisión expresiva con que la distinguió desde sus inicios. Es el momento que se alinea a un sistema de división del trabajo musical entre directores y arregladores/orquestadores, que ya existía y participaban -por ejemplo- las orquestas de Francisco Canaro, Juan D’Arienzo, Osvaldo Fresedo e incluso la de Osvaldo Pugliese. De tal forma hubo y siguió habiendo muchísimos directores e intérpretes que generaron sus propios arreglos, tal como Julio De Caro, Astor Piazzolla, Julián Plaza y Horacio Salgán. De ese lapso son todos los registros con Fiorentino y algunos de los de Alberto Marino.
Cuando los “bailables” se fueron raleando retocó el “tempo” del conjunto: más lento, y acentos en otros aspectos de la música. Los finales de los ’40 y todos los ’50, con habitualidad, se consideran una transición, los arreglos de Argentino Galván. El período en que participan los cantores Amadeo Mandarino, Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Aldo Calderón, Jorge Casal, Raúl Verón, Carlos Olmedo y Pablo Lozano.
En 1960, más/menos, el proceso decantó cuando aparecieron Osvaldo Berlingieri (piano) y los bandoneones de Ernesto Baffa primero, y posteriormente Raúl Garello, que a su vez tomaron a su cargo los arreglos. También es cuando “Pichuco” empieza con arreglos de Julián Plaza (temas cantados -Ángel Cárdenas, e instrumentales, tal el propio “Danzarín”) otra etapa y un nuevo sonido. Cantan Roberto Rufino, Roberto Goyeneche, Elba Berón, Tito Reyes y Nelly Vázquez. Al igual desde años previo decidió, acentuada más tarde, la cesión del primer bandoneón a otros ejecutantes. Con punto de partida en la década los ’60 hasta las presentaciones últimas, sin Baffa ni Berlingieri que habían creado su agrupación, no hubo variación trascendente para “los oídos del público”, sí modernos efectos aunque no complejos en exceso. Fue el tiempo de los arreglos de Raúl Garello, por ejemplo en todos los temas grabados con el “Polaco” Goyeneche por 1971.
Se afirma que sus cantores “eran un instrumento más de la orquesta”, significando la cohesión entre lo musical y lo vocal con un resultados coherentes de ambas partes, en el sentido de pausas y matices. En los orígenes lo instrumental se adueñaba de más tiempo en cada pieza, en beneficio de los bailarines, al contrario en la “evolución”, aunque con cantidad de excepciones, tanto introducciones e intermedios se tornaron más breves. La estructura era la existencia de dos intérpretes. Algunos a dúo (Ejemplos: Fiorentino y Marino, Goyeneche y Elba Berón) en general aplicados en géneros paralelos como valses, milongas, etc. ya que la “teoría” sostiene que el tango expresa sentimientos personales e individuales.
El 3 de agosto de 1971 se casó por civil con la griega Zita (Ida Dudui Kalacci) y al fallecer su madre, como homenaje, lo hicieron por iglesia. A la vez la muerte de su mejor amigo, el poeta Homero Manzi, le produjo una profunda depresión de más de un año. En su memoria compuso “Responso”. Existen historiadores que lo ligan como adicto al alcohol y a la cocaína, siendo él quien sugirió el agregado de letra al tango “Los Dopados”, versión primigenia de “Los mareados”.
A los diez minutos de comenzado el 19 de mayo de 1975, a causa de un derrame cerebral y sucesivos paros cardíacos, murió en el Hospital Italiano de Buenos Aires. El Bandoneón Mayor de Buenos Aires se encuentra sepultado en el Rincón de los Notables del cementerio de la Chacarita, al lado de Agustín Magaldi y Roberto Goyeneche.
El sonido de su “fuelle” es fácilmente reconocible, y se transformó muy poco a lo largo de su carrera, comparado a los avatares de la orquesta. Se caracterizó por un fraseo impecable, muy particular y muy propio del tango: “decir” las frases melódicas con su instrumento. Los solos son ejecutados en volumen bajo, aún cuando suena todo el grupo, algo asombroso, y de extrema delicadeza. Sus ejecuciones son delicadamente pausadas, no necesariamente lentas, y casi nunca con muchas notas rápidas, salvo en las variaciones y el “encuentro” sonoro al final del tema.
Compuso 43 temas difundidos y versionados, tanto instrumentales como cantados. Sus composiciones caracterizan por una relativa sencillez armónica y melodías muy bellas, simples pero no obvias. Realizó (con las diferentes formaciones) 58 discos (desde tres simples a resto de Larga Duración). Obviamente existen ediciones posteriores constantes. 47 cantantes y ejecutantes estuvieron a lo largo de su historia profesional. Entre 1948 y 76 intervino en 9 películas.
En 2005 el Congreso de la Nación Argentina declaró la fecha del 11 de julio (su natalicio), como el Día Nacional del Bandoneón por Ley 26.035, sanción: 18/05/2005, promulgación: 16/06/2005. La propulsaron Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, y el poeta Horacio Ferrer, amigo del músico y presidente de la Academia Nacional del Tango.
“A los que decían que me había ido del barrio… “¿pero cuándo? ¡Si siempre estoy llegando!”
A un clic de distancia, un fragmento del filme “Ésta es mi Argentina” (dirigida por Leo Fleider con textos de Cátulo Castillo, estrenada el 2 de mayo de 1974, en salas cinematográficas de la Ciudad de Buenos Aires), en que interpreta con su orquesta, el tango de Juan de Dios Filiberto, “Quejas de bandoneón”, publicado en su sitio en YouTube por “Fotokino”.
Cuídense mucho, muchísimo más, como no lo han hecho antes. Si lo hicieron pensando en una línea decía “nunca”. La borraron.
Norberto Tallón