En 2023, Kike Teruel tomó una drástica decisión en su vida. De un día para el otro, el músico dejó Los Nocheros, ese grupo que integró desde 1986 junto a su hermano Mario Teruel, Rubén Ehizaguirre, Jorge Rojas y luego, con la partida de éste último, su sobrino Álvaro Teruel. A pesar del éxito, los premios y el gran caudal de público que los seguía, Kike necesitaba parar.
“Llegó un momento en que la pasé mal. Estuve un año con fotofobia, tenía que vivir a oscuras. Llegaba a los hoteles y cerraba todo”, confiesa quien por ese entonces vivía un ritmo frenético. “Cantábamos todas las noches. Un día estábamos en Tucumán, al otro día tomábamos un vuelo hasta Comodoro Rivadavia; vivía pasado. Además de que mezclaba de todo. Las pastillas para el dolor eran un caramelo para mí. Me gustaba mucho el licor y fumaba mucho”, revela quien en 2014 decidió tomarse su primera pausa cuando se fue a España durante casi un año.
Ya desde ahí algo empezó a cambiar en él. Sin embargo, no fue hasta casi una década después que el salteño decidió dejar la agrupación definitivamente. “Yo quería hacer un impasse, no quería pensar en nada”, cuenta Teruel que, desde hace dos años, vive en Mar del Plata con su mujer Carina y su hijo más chico, Felipe. Con muchas ganas de volver a trabajar, el cantante habla sobre sus nuevos proyectos y sobre cómo quedó el vínculo con Los Nocheros.
-Estás viviendo en Mar del Plata… ¿Cómo fue la decisión de instalarse allá?
-Cuando terminé con los chicos, hace dos años, me hablaron para hacer revista en Mar del Plata. Fui porque estaba Raúl Lavié, a quien admiro, y la propuesta musical era muy linda. Una noche estábamos dando una vuelta con Carina, mi señora, y le dije: “¿Y si nos quedamos?”. Y nos quedamos. Nosotros fuimos muchas veces con Los Nocheros a hacer shows, también hicimos temporada. Primero solos y después con Carmen Barbieri y con Los Tekis. En invierno y con frío es otra Mar del Plata, sin dudas, pero yo quería eso. Me gustó el lugar donde estoy. Se llama “La Armonía” y está 20 kilómetros antes de llegar a Mar del Plata. Es un bosque maravilloso, creo que son 60, 80 familias las que viven ahí y estás lejos de todo. Pusimos un almacén de campo que lo trabaja mi hijo, se llama La Nochera, y hacemos peña también cada tanto.
-Hace dos años tomaste la decisión de irte de Los Nocheros y alejarte de los medios… ¿Por qué?
-No fue una decisión de “me escondo porque estoy estresado”. A mí me gusta estresarme, me gusta andar al palo, soy luchador con lo que me toca pero, no tenía nada que contar. Mi familia dice que estuve depresivo pero yo les digo que no. Yo quería hacer un impasse, no quería pensar en nada. Ha sido de un día para otro que mi mente y mi espíritu dijeron: “Che, hasta acá llegaste”. Pero no pasó nada malo. De hecho, canté con ellos el año pasado. Almorzamos hace un mes, que estuvieron en Mar del Plata, y con “El Alva” (Álvaro Teruel) hicimos unas cositas, así que no me fui por un problema sino que era una decisión. Ha sido fuerte para mí porque son 37 años con los chicos y cuando me senté en casa, dije: “¿Y ahora qué hago?”.

-Contame cómo fue esa noche…
-Yo conozco mis limitaciones vocales y siempre lo dije sin ningún problema. Mario decía qué cantar, yo decía cómo, cuánto, cuándo y dónde, y la voz la tenía “El negro” (Rubén Ehizaguirre) con “El Alva”. En eso siempre fui muy honesto conmigo mismo y la gente así lo recibió. Entonces siempre entendí que a mí solo no me daba. Yo sé que si me lo propongo voy a tener un lugarcito porque la gente nos quiere pero ¿qué hacía? Así fue que pasé a un ostracismo total, de no hacer nada, de no pensar en nada. Pero necesitaba eso.
-De ser tan activo, de estar todas las noches en un escenario, tomarte un avión y al otro día estar en un festival… ¿Cómo fue el cambio? ¿Qué hiciste en este tiempo?
-Nada, no hice nada. Me mire todas las series de Netflix (risas). Tengo muchos amigos, me invitaban a eventos, y me dediqué a eso. Pero ahora quiero trabajar. Iba a poner una peña en Mar del Plata, ese era mi objetivo, pero después vi que el marplatense trabaja y vive mucho en verano y en invierno es más tranquilo, entonces estoy por abrir acá La Nochera. Y después tengo un par de proyectos para el verano muy lindos. Yo siempre quise poner el circo nochero, una peña nochera, un restaurant nochero, así que estoy metido en esos proyectos. También, empecé un programa en el canal de streaming Somos porque considero que el folclore también necesita la parte mediática. El folclore no está caído (en el país hay 600 festivales por año) pero perdió con otros géneros, perdió el lugar que tenía, perdió visibilidad. Creo que hay que posicionarlo de vuelta.
-¿Te gusta esto del streaming?
-Sí, el streaming tiene un ida y vuelta muy lindo. En el programa hacemos un concurso que se llama Soy de acá (emulando el tema del Chaqueño) y conduzco con Carlita Conte, que sin ella estaría en el horno (risas) porque yo siempre fui entrevistado y ahora tengo que entrevistar.
-Acabás de cumplir 60 y decidiste salir nuevamente para el afuera. ¿Hubo algo puntual que te hizo salir de ese ostracismo del que hablabas?
-Esperaba que aparezca el proyecto. Hace mucho que empecé a tomar decisiones por intuición, porque hay cosas que me banqué mucho que no iban conmigo, con mi persona. Muchas las hice por obligación como, por ejemplo, la exposición que tenía que tener la música de Los Nocheros para llegar. Yo me puse al hombro la producción del grupo; a los medios de comunicación yo los peleé mucho porque se resistían. Hay una diferencia si venís de Salta o si venís de Buenos Aires, y en un momento nos la hicieron sentir. Al principio, nos sentimos destratados pero eso a mí me hizo jugar más fuerte. Y sigo peleando por un lugar. Sigo esperando que el lugar del folclore esté en los Gardel. Nosotros hemos ganado 14 premios Gardel como Mejor Grupo Folclórico pero por fuera de eso no nos nominaban. Hacíamos videos con la mejor producción, con la Sinfónica de San Francisco, con la Filarmónica de Londres, había un trabajo de seriedad y respeto a la música nuestra que no era valorado.
-Varias veces te ofrecieron entrar en política, ¿no?
-Sí, tres. Estuve muy cerca de decir que sí con el PRO, pero no. Vos conocés mi casa, mi familia, como soy, lo que hice, y me moría si después alguien decía: “Che, este hizo la casa choreando en la política”. Porque el político está visto así. Hasta que no reviertan la imagen… Entonces me muero si mañana dicen que hice mi casa o que tengo un auto por la política, porque nos costó mucho. Los Nocheros hemos andado mucho; había épocas en que hacíamos 200 shows por año. Cuando yo hacía Talento Argentino, veía a mi familia los lunes. Cuando se murió mi mamá, no lo veía hacía dos meses y yo estaba en Salta a 20 cuadras. Acá hay mucho sacrificio, mucho trabajo. Hoy hay un partido que me gusta que es el de Ciudadanos comprometidos, de Ariel Báez de Los Alonsitos. Es un partido limpio, sano y nuevo. Siempre le digo: “Si me engancho va a ser con vos”. Pero estuve muy cerca porque tenía ganas, soy operativo. Por suerte me corrí porque sino en estas últimas elecciones hubiera perdido (risas).
-¿Pero llegaste a juntarte con Mauricio Macri?
-No, con él no. Mauricio me trató súper bien cuando yo gerencié un club en Salta con el que nos fue súper bien. Me acuerdo que vine y le pedí una reunión cuando estaba en Boca. Fue un papelón. Me sentó con un contador, con el área deportiva de fútbol y yo caí solo con una carpeta con dos hojas (risas). Me dijo: “Con todo respeto, seguí cantando” (risas). A los que están ahora no los conozco. A [Javier] Milei no lo conozco, con Cristina [Fernández de Kirchner] tampoco nos cruzamos nunca.
-¿La política los quiso usar muchas veces como grupo?
–El hilo es fino porque casi todos los festivales están bancados por las intendencias. Si las intendencias no bancan, el pueblo de ese lugar se enoja y si pone mucha plata también. Pero no llegué a conocer a ninguno y estoy convencido que no estoy para eso, porque al otro día me echan. Hay que ser políticamente correcto y yo no estoy para serlo. Para mí como ciudadano llegó un punto en que todos son iguales. La política es un negocio del cual el ciudadano no participa. Digan lo que digan, administran la plata del país porque se paga lo que ellos dicen, te descuentan lo que ellos dicen. La política va a ser más correcta, más limpia cuando el voto sea optativo. Necesitamos una Argentina más sana.
-¿Por qué cuando te fuiste de Los Nocheros elegiste no volver a Salta?
-Debe ser porque me voy aburriendo. Yo no me aburrí de Salta eh, que no se malinterprete. Me aburro de mí mismo de estar en un lugar, y como ahora iba a estar todo el tiempo… De hecho, cuando en 2014 nos fuimos a España, vivimos cuatro meses en Barcelona, cuatro en Sevilla y cuatro en Valencia con Carina. Seguro que en otra vida fuimos gitanos (risas). Pero mi casa de Salta es la casa de mis sueños. Ahora está mi hijo, que se viene otra nieta.
-En este presente en el que decidiste bajar el telón y vivir de otra manera, ¿tuviste miedo de quedarte sin plata?
-Es que siempre me quedé sin guita (risas). Yo soy de terror con la plata. Con Carina conocemos 190 países, desde Fiyi hasta Australia. Con Los Nocheros conocí el mundo. Íbamos de gira a los Estados Unidos y yo me quedaba 20 días ahí, íbamos a Australia, me quedaba 20 días en otro lado. Todo gracias a Los Nocheros. Y sigo igual… Lo que trabajo lo gasto. De hecho, nos fuimos de la mansión que tenemos en Salta y ahora estamos en una cabañita chiquita en Mar del Plata. El tema económico nunca fue un problema para nosotros.
-Me imagino que ahora te habrás reencontrado desde otro lugar con Carina porque, más allá de la cantidad de años que están juntos, no estuviste muchas noches…
-Eso se lo tendrías que preguntar a ella (risas). Para mí era natural lo que pasaba. Hasta que un día llegué de viaje y los chicos, que tendrían 14 o 15 años, dijeron: “Vino el papi” y salieron todos corriendo. Uno bajó la tele, otro apagó la música, y ahí me di cuenta que les estaba rompiendo las pelotas a toda la familia. Los Nocheros nos formamos en el 86 y a Carina la conozco en el 88, así que ella sabe todos mis pasos, todos mis procesos, todas mis cosas buenas, todas mis cosas malas. Ella puede hacer un resumen familiar de lo que ha sido la vida mía dentro y fuera de Los Nocheros. Con los chicos siento que les debo un tiempo pero lo estoy recuperando. Esa era otra de las cosas que quería hacer.
-¿Te pudiste sentar en la platea a ver a Los Nocheros?
-No, ahora fueron a Mar del Plata y me quedé en el camarín con Varela, el manager. El año pasado canté pero también lo vi desde el costado. La decisión ha sido muy pensada, más que pensada, lo tenía incorporado porque no soy tampoco de pensar mucho las cosas. Me tiro a la pileta. Sabía que era una decisión tremenda. De hecho, un día me desperté y dije: “Es hoy”. Teníamos un ensayo y les dije. Ya sabía que me quería ir, pero yo no sabía cuándo. La decisión la tenía súper tomada y ahora me hace feliz cuando estoy con ellos.
-¿El vínculo sigue intacto?
-Sigue intacto. Pasamos por muchas cosas. Tenemos una situación familiar que fue triste, cada uno se fue acomodando a lo que nos tocó. Son situaciones impensadas. No la muerte de “La Moro” [la esposa de Mario Teruel], sino la otra [en referencia a la encarcelación de su sobrino Marcos Lautaro por doble abuso sexual]. La muerte de “La Moro” fue muy repentina. Me dolió mucho, la quise mucho, hicimos muchas canciones con ella. Era la que me motivaba. Hay dos personas nomás que me dicen César, y ella era una. Yo hacía la música y le daba a ella para que haga la letra. “La Moro” ha sido una parte muy linda de mi vida profesional como autor, así que me pegó mucho. Y ahí nomás al mes vino lo de mi viejo, que éramos compañeros. Pero bueno, yo no le tengo miedo a la muerte entonces lo tomo como algo natural. Creo que no tengo problema con la muerte porque no tengo problema con la vida. O sea, tener miedo a la muerte es porque le tenés miedo a la vida. Y lo de mi sobrino fue una situación muy difícil, lo sigue siendo. Por eso es que no hablo ni comparto absolutamente nada con los medios de esta situación por respeto a mi hermano y a mi cuñada aunque no esté. Pero eso sí ha sido absolutamente inesperado.
–Contame del viejo… ¿Disfrutaba ver a sus hijos?
-Uy, el papi era un personaje. Mi mamá renegaba mucho porque había un tiempo que nos pegaban mucho en Salta porque decían que no éramos representativos. Claro, nosotros aparecíamos con aros, nos vestíamos horrible pero era porque no teníamos guita y no queríamos usar traje de gaucho. Entonces, como nos mataban, mamá sufría mucho. Pero mi papá siempre ha sido más de relativizar la situación. Ellos han disfrutado muchísimo. Gracias a Dios la vida también nos devolvió eso de poder traerlos a los Luna Park, a los estadios. A mi viejo lo llevamos a Los Ángeles cuando cantamos en los Estados Unidos. Con el papi la pasamos genial, además que fue muy compañero de Mario y mío. Por eso sé que para el Mario han sido dos coletazos durísimos lo de “La Moro” y al toque lo de mi viejo. Pero bueno, son cosas de la vida.
-¿Estás en tu mejor momento?
-Sí, siempre estuve; aún con las cosas difíciles que nos pasaron porque son parte de la vida. Yo disfruté muchísimo con Los Nocheros, siempre traté de unir la familia con el grupo. En la despedida en el Movistar Arena estuvieron todos, hasta mis nietos. Tenían una cara como diciendo: “¿Y ahora qué hacemos?” (risas).
Fuente: Pía Shaw, La Nación