La hora de la desaparición

Comentario de Amadeo Lukas, especial para DiariodeCultura.

Dirección: Zach Cregger. Con Julia Garner, Josh Brolin, Amy Madigan, Cary Christopher.

Shockeante, avasallante, desquiciada, La hora de la desaparición es una magnífica pieza cinematográfica que abreva en varios géneros y que es difícil de encasillar, y también innecesario. Fruto de la mente enfermiza y brillante de Zach Cregger, aporta una trama y un formato narrativo sin desperdicio que enmarcan a un puñado de fenomenales y suculentos personajes.  

Cregger posee una saludable locura creativa que la pone en práctica sin titubeos, yendo a fondo en las tramas y temáticas que aborda, encontrando siempre ramificaciones y vericuetos que enriquecen y agudizan sus ideas originales. Es lo que llevó adelante cuando pergeñó la espantosamente genial Barbarian. Las mentes humanas enfermas son su gran obsesión y aquí ahonda en ese desquicio psicótico, con algunos seres realmente monstruosos y otros que simplemente deambulan sin rumbo por la vida.

Con respecto al título, me resulta más atractivo y directo La hora de la desaparición que el original Weapons, pese a su mala “traducción” y que en nada tenga que ver con ese término en inglés. Aunque sin dudas que “Armas” también tiene su metafórico sentido y significación. Y da la sensación que el cineasta apuesta a títulos que lleven un solo vocablo: Barbarian, Weapons… Habría que esperar su próxima película para confirmar esta decisión artística.

La película de este ¿ex? actor (ha participado en este rubro en films y series, algunas escritas, co dirigidas o dirigidas por él, incluso se incluyó en un breve rol de Bárbaro), está dividida en unos sustanciosos capítulos que van presentando detalladamente varios personajes, mientras las subtramas van confluyendo, con una ineludible reminiscencia al Rashomon de Kurosawa. Una interesante particularidad que realza aún más los valores del film. Esa estructura coral permite que el meollo del misterio central vaya obteniendo otras perspectivas y visiones, que, lejos de ir aclarando puntos de la intrincada trama, confunden e intrigan más que antes, y ese es otro logro genial del guión.

Está claro que no es la primera vez que ese recurso es empleado por otros cineastas tras la suprema creación del director de Dersu Uzala y Los siete samuráis. También Stephen King ha abrevado en esa técnica en algunos de sus libros. En dichos segmentos Cregger va desmenuzando a esos seres atormentados por diversas anomalías y condicionamientos, que lentamente irán desembocando en alguna situación extrema. Mientras tanto, el espectador irá armando un inquietante rompecabezas con todas esas líneas de tiempo protagonizadas por esos personajes, tipos humanos de diversas características: una maestra sospechada, solitaria y conflictuada, un padre desesperado y un niño manipulado y estremecido, entre otros.

Salvo el asunto básico difundido en adelantos y tráiler, que tiene que ver con ese grupo de niños que a la madrugada escapan sin razón de sus casas con una particular postura corporal y un destino incierto; nada más conviene adelantar. Nudo argumental que el nombre en castellano al que me he referido deja claramente expuesto. Y seguidamente convenir que se trata de una obra con toques de fábula, con roles que remiten a antiguos cuentos que nos aterraban de niños. Y su carácter multigenérico (incluírla en un género determinado no le hace justicia) y sorprendente, atrapa sin vueltas durante toda su bien administrada extensión, ni excedida ni de corto alcance. Es probable que la porción correspondiente a los desenlaces –no se puede hablar de un solo final definido-, pueden llegar a desencantar en algunos aspectos. Pero también sacuden, conmocionan, y fundamentalmente, se alejan de lo que el espectador quizás espera o discurre. El gore y la crueldad no están ausentes, pero tampoco algún inesperado momento conmovedor.

La hora de la desaparición tiene además un cast muy bien concebido. Arrancando por Julia Garner, para mí es una revelación, no la había visto en otros trabajos anteriores; una maestra de escuela imbuida en una serie de conflictos personales y otros que le caen de regalo, entre adicciones y desencuentros amorosos y afectivos. Gran composición, junto al reaparecido Josh Brolin, siempre sólido y creíble,e incluyendo al notable niño actor Cary Christopher, que con su aspecto inexpresivo alcanza sin embargo un nivel profundo y conmovedor. Y ni hablar de la formidable Amy Madigan, la increíble 𝐓𝐢́𝐚 𝐆𝐥𝐚𝐝𝐲𝐬, la tía que todos quisiéramos tener… Un personaje apabullante que será muy difícil de olvidar.

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Amadeo Lukas – Periodista de espectáculos y crítico de cine. Miembro de APTRA, Asociación de Cronistas Cinematográficos y Premios Gardel. Cancionista.