Cambios extremos: los astros y estrellas de Hollywood que se transforman para ganar el Oscar

Dwayne Johnson es el ejemplo más reciente de una larga historia de figuras que eligen “afearse” y esconderse detrás del maquillaje en la búsqueda del reconocimiento de la Academia

En la noche del jueves 1° de septiembre, bajo las estrellas del cielo de Venecia, Dwayne Johnson dejó la sala en la que se acababa de proyectar La máquina (The Smashing Machine), todavía impactado por lo que había pasado allí. Pocos minutos antes, 3200 personas le regalaron a una de las más grandes estrellas de Hollywood la mayor ovación de su vida.

Había terminado la función de estreno mundial, dentro de la competencia oficial del Festival de Venecia, de la película en la que cuenta la historia real de Mark Kerr, un histórico campeón de las artes marciales mixtas con un lado oscuro: atormentado por el temor de la derrota se convirtió en adicto a los psicofármacos. Para personificarlo, Johnson aceptó ocultar su rostro detrás de una gruesa capa de maquillaje. La transformación es notable.

En Venecia, los 15 minutos y medio de aplausos con el público de pie dejaron al musculoso exluchador al borde de las lágrimas. En ese mismo momento empezó a hablarse desde las redes y los medios especializados de una candidatura instantánea de La máquina a los principales premios de Hollywood. Y a la cabeza, Johnson por primera vez nominado al Oscar.

Cinco semanas exactas más tarde, el 1° de octubre, Johnson usó su cuenta de Instagram para compartir con sus seguidores otro lamento, esta vez por el fracaso también instantáneo de la película en las salas comerciales. “En nuestro mundo narrativo no puedes controlar los resultados de taquilla, pero lo que me di cuenta es que sí puedes controlar tu desempeño y tu compromiso de desaparecer por completo e ir a otro lado. Y siempre aprovecharé esa oportunidad. La verdad es que esta película me ha cambiado la vida”, escribió allí.

La máquina llegó este último jueves a los cines argentinos una semana después de su estreno en 3345 salas de Estados Unidos. Recaudó allí en la primera semana apenas seis millones de dólares y su productora, A24, ya tiene en claro que nunca va a recuperar los 50 millones invertidos en esa producción. Las redes y los medios especializados sostienen las chances de Johnson para alcanzar una posible nominación al Oscar.

Pero la película ya no está en el radar de la temporada de premios. El veredicto de la taquilla es implacable en todas partes. También en la Argentina, donde a juzgar por las primeras cifras de concurrencia (arrancó el fin de semana en el noveno lugar entre las más vistas con cifras muy magras) pasará completamente inadvertida por los cines locales.

Dwayne Johnson y Mark Kerr posan juntos en el último Festival de Venecia, donde se estrenó mundialmente La máquina
Dwayne Johnson y Mark Kerr posan juntos en el último Festival de Venecia, donde se estrenó mundialmente La máquinaSTEFANO RELLANDINI – AFP

Pese a todo este panorama negativo, las chances de Johnson en la temporada de premios siguen intactas. En la mayoría de los pronósticos de los especialistas su nombre aparece entre los favoritos a ganarse un lugar entre los cinco nominados al Oscar como mejor actor protagónico.

¿De presentador a premiado?

De confirmarse estas predicciones, la ceremonia del Oscar 2026 (prevista para el 15 de marzo de 2026), sería la primera a la que The Rock no llega como presentador de alguna categoría, sino como candidato al premio más importante de la industria del cine. Para cualquier actor de Hollywood ganar el Oscar es hacer realidad el sueño máximo de toda la vida.

Dwayne Johnson anuncia junto a Bad Bunny el Oscar a la mejor película internacional en la ceremonia realizada en marzo último. ¿Llegará a la próxima como nominado a mejor actor?
Dwayne Johnson anuncia junto a Bad Bunny el Oscar a la mejor película internacional en la ceremonia realizada en marzo último. ¿Llegará a la próxima como nominado a mejor actor?Chris Pizzello – Invision

Hasta una estrella a tiempo completo como Johnson, protagonista de películas que solo aparecen en el radar de la Academia de Hollywood cuando se premian efectos visuales o de sonido, tiene derecho a soñar con el Oscar. Y sus palabras en Instagram funcionan desde hace muchos años como guía para alcanzar ese propósito. “Desaparecer por completo e ir a otro lado” podría ser el primer paso de ese manual. En este caso, dejar de ser The Rock o Dwayne Johnson para convertirse en otra cosa.

No es el primer ejemplo y mucho menos será el último. Nos fuimos acostumbrando a ver cómo algunos de los rostros más bellos de Hollywood son transformados hasta hacerse irreconocibles porque algún representante las convenció de que al natural nunca van a ganar algún premio. El Oscar no es para los lindos. Hay que “afearse” para ganarlo. Con los galanes y algunos astros del cine de acción pasa algo parecido.

El impresionante cambio físico al que se sometió  Robert De Niro en Toro salvaje
El impresionante cambio físico al que se sometió Robert De Niro en Toro salvajeArchivo

En el fondo, esa corriente es un derivado del modelo impuesto por los llamados “actores del método”. Hay que transformarse en el personaje interpretado hasta las últimas instancias, y esto incluye por lo general un cambio físico contundente.

Casos concretos

El primer ejemplo que tenemos a la vista es el de Robert De Niro, uno de los mejores actores de cine de la historia. Engordó 27 kilos en cuatro meses para personificar a Jake La Motta en Toro salvaje y por ese papel obtuvo en 1980 el segundo Oscar de su vida, el primero como actor protagónico.

Christian Bale en El maquinista y en Escándalo americano
Christian Bale en El maquinista y en Escándalo americano

La parábola que en ese mismo sentido realizó Christian Bale resulta todavía más significativa. Bajó 20 kilos de su peso normal hasta alcanzar una delgadez casi inverosímil para su papel en El maquinista (2004). No quedó conforme con eso y se propuso perder todavía más peso, pero los médicos se lo prohibieron. Y en 2013 se fue para otro lado, 20 kilos para arriba, para mostrar una panza considerable en Escándalo americano y ganar ahora sí, además del peso en la balanza, una nominación al Oscar como mejor actor de reparto.

Algunas actrices deben haber llegado a la conclusión de que nunca podrían haber ganado el Oscar si no se sometían voluntariamente a sesiones interminables de maquillaje hasta perder por completo el atractivo natural que las llevó a convertirse en estrellas. Empezando por la bellísima Charlize Theron, que subió 15 kilos y se ocultó detrás de una prótesis facial y una dentadura postiza para transformarse en la escalofriante asesina serial Aileen Wournos en Monster (2003). El sacrificio tuvo su premio: ganó el Oscar a la mejor actriz protagónica.

Charlize Theron se afeó para ganar el Oscar personificando a una asesina serial
Charlize Theron se afeó para ganar el Oscar personificando a una asesina serial

Un año antes pasó lo mismo con Nicole Kidman, completamente irreconocible detrás de la nariz postiza que usó para personificar a Virginia Woolf en Las horas. Su triunfo en el Oscar como mejor actriz fue más comentado por ese maquillaje y por haber aparecido en cámara solo 36 minutos que por la interpretación misma. Antes y después, Kidman recibió tres nominaciones más al Oscar y en ninguna de ellas recurrió a máscaras o trucos faciales. Nunca volvió a ganar el premio.

Una irreconocible Nicole Kidman ganó el Oscar personificando a Virginia Woolf en Las horas
Una irreconocible Nicole Kidman ganó el Oscar personificando a Virginia Woolf en Las horas

Seis años antes de Barbie, la esplendorosa Margot Robbie se dio a conocer al mundo con otra cara y otra imagen. Para asemejarse a la patinadora Tonya Harding le colocaron prótesis en la nariz, las mejillas, la barbilla y el cuello. También tuvo que usar brackets en la versión más juvenil del personaje. Logró finalmente una nominación al Oscar como mejor actriz por Barbie, uno de los grandes éxitos del cine más reciente de Hollywood, pero la primera vez que la Academia se fijó en ella fue cuando se transformó por completo para Yo, Tonya (2017).

Margot Robbie, antes de Barbie, se transformó para protagonizar Yo Tonya, y logró una nominación al Oscar
Margot Robbie, antes de Barbie, se transformó para protagonizar Yo Tonya, y logró una nominación al Oscar

Ese meticuloso trabajo de caracterización también alcanzó a varios actores famosos reconocidos por su pinta. Para ganar en 2006 su primera nominación al Oscar, en este caso como actor de reparto, en el thriller Syriana, y darle la mayor verosimilitud al papel de un agente de la CIA envejecido y corpulento, George Clooney se sometió durante 30 días a una dieta a base de pastas y subió 18 kilos.

George Clooney, más viejo y más gordo, para personificar en Syriana a un agente de la CIA que le dio una nominación al premio de la Academia
George Clooney, más viejo y más gordo, para personificar en Syriana a un agente de la CIA que le dio una nominación al premio de la Academia

Fue, sin embargo, otra exigencia física inesperada (un golpe en la cabeza tras un mal movimiento durante una escena en la que su personaje era torturado) lo que le provocó a Clooney una lesión muy complicada en la cabeza que pudo, según sus palabras, hasta haber resultado fatal. Tuvo que someterse en ese momento a una larguísima y exigente rehabilitación.

La dieta opuesta, con el resultado de una pérdida de 20 kilos, fue lo que ayudó a Matthew McConaughey a personificar en El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club) a su personaje, un hombre enfermo de SIDA en estado avanzado. McConaughey aprovechó este papel dramático de altísima que le dio el Oscar al mejor actor en 2013 para despedirse definitivamente de su anterior etapa de galán.

Matthew McConaughey en El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club) como un enfermo terminal de SIDA
Matthew McConaughey en El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club) como un enfermo terminal de SIDA

Por esa misma película, el premio al mejor actor de reparto fue para Jared Leto, que para interpretar a una mujer transgénero también con HIV decidió depilarse por completo el cuerpo y afeitarse las cejas, además de adelgazar unos 15 kilos. Leto se convirtió desde entonces en uno de los campeones de la transformación física en cada nuevo papel, pero nunca volvió a llamar la atención de la Academia en esa constante metamorfosis actoral.

La transformación de Jared Leto en Dallas Buyers Club
La transformación de Jared Leto en Dallas Buyers Club

Quizás la muestra más extrema de los últimos años en términos de transformación física reconocida con el máximo premio de Hollywood es la de Gary Oldman como Winston Churchill en Las horas más oscurasNo debe haber un ejemplo de mayor poder ilustrativo en ese sentido sencillamente porque Oldman no se parece en nada al líder político del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial.

Cómo hizo Gary Oldman para transformarse en Winston Churchill y ganar un Oscar como actor protagónico en Las horas más oscuras
Cómo hizo Gary Oldman para transformarse en Winston Churchill y ganar un Oscar como actor protagónico en Las horas más oscuras

Las crónicas periodísticas hablan de entre 30 y 40 kilos de prótesis y capas de maquillaje aplicados sobre el cuerpo de Oldman, imposible de reconocer a primera vista. Sobre todo porque el actor es delgado y Churchill todo lo contrario, redondo y macizo. Para lograr esa transformación los maquilladores usaron un traje de gomaespuma. Como si todo eso fuera poco, el actor se afeitó la cabeza y terminó con una intoxicación con nicotina por culpa de los 12 puros por día que tuvo que fumar. La recompensa a ese esfuerzo por momentos sobrehumano fue el Oscar al mejor actor protagónico en 2018.

A Oldman le siguieron como ganadores del mismo premio otros ejemplos de transformación física contundente y la sensación paralela de que sus actores solo de esa manera iban a llegar a semejante consagración. En 2022, Brendan Fraser encontró gracias al Oscar la reivindicación completa después de una carrera errática con varios fracasos.

Brendan Fraser en La ballena
Brendan Fraser en La ballena

Para personificar al protagonista de La ballena, un hombre de 270 kilos de peso, Fraser tuvo que usar un pesadísimo traje prostético de silicona que requirió, cuando se lo puso por primera vez, un trabajo de seis horas. Como no podía sacárselo durante el rodaje, cada vez que se movía necesitaba la ayuda de entre cinco y siete personas.

Y en 2023, el irlandés Cillian Murphy perdió entre seis y nueve kilos para adquirir el aspecto demacrado de J. Robert Oppenheimer, el creador de la bomba atómica. Llegó a decirse que en la búsqueda de esa perfección, el actor pasó días enteros casi sin ingerir alimentos. “Comía una almendra por día”, contó su compañera de elenco Emily Blunt. El aislamiento voluntario fue otro de los recursos usados por Murphy para construir la personificación imaginada por Christopher Nolan. Una vez más, la Academia de Hollywood premió con un Oscar ese esfuerzo interpretativo.

Cillian Murphy se sometió a una dieta estricta para adquirir el aspecto demacrado que muestra en Oppenheimer
Cillian Murphy se sometió a una dieta estricta para adquirir el aspecto demacrado que muestra en Oppenheimer

Esta larga y persistente búsqueda de reconocimiento parte de un equívoco. Creer que actuar, por ejemplo, equivale a imitar a algún personaje de la realidad o de la historia ocultando la verdadera imagen de un intérprete detrás de las máscaras elaboradas por los maquilladores.

También se suele decir, cuando aparecen los elogios a Dwayne Johnson por su personificación de Mark Kerr en La máquina, que estamos frente a una estrena que por fin se anima a actuar. Sin dudas salió airoso del desafío, pero tampoco hay dudas de que Johnson es un gran actor de cine y sus interpretaciones en Viaje 2: la isla misteriosaJumanji, Terremoto: la falla de San Andrés, Rascacielos: rescate en las alturas y varias películas de Rápidos y furiosos son impecables. Como si le faltara algo, esa “mole de carisma y autoironía inocente”, como lo definió el crítico Leonardo D’Esposito, también sabe hacer comedia, como lo demuestra la serie Ballers.

El Oscar siempre está a mano para recompensar esos esfuerzos, pero a veces se paga un precio exagerado al desaparecer detrás del maquillaje. En el caso del cine, cuando el esfuerzo por actuar crece, la credibilidad disminuye en la misma proporción.

Un rostro reconocido y estelar a cara lavada suele ser mucho más convincente del que se esconde bajo una prótesis de silicona. Allí están Julia Roberts en Cacería de brujas y nuestra Natalia Oreiro en La mujer de la fila y La noche sin mí para demostrarlo. Ellas no tienen nada que lamentar, compartir, como sí lo hizo en las últimas horas el orgulloso The Rock.

Fuente: Marcelo Stiletano, La Nación