Carmen Maura íntima: por qué no se habla con Almodóvar, el rechazo a las cirugías y el gran dolor de su vida

La actriz, ícono del cine español, de visita en Buenos Aires para acompañar el estreno del film Vieja loca, repasó con su extensa trayectoria artística y reflexionó sobre su dura historia personal

Qué decir sobre ella sin caer en el lugar común. Cómo trascender algunas definiciones que rápidamente la instalan en el inconsciente colectivo. Carmen Maura pisó nuevamente nuestro país y juega de local casi como una argentina más.

“Esta tierra es uno de los sitios donde me siento más querida”, sostiene de arranque, instalada en el apart donde se hospeda en esa confluencia entre Palermo y Colegiales, un enclave que le adiciona aires de moda a la tradición barrial. Esta vez, esta mujer que es ícono del cine español, nacida en Madrid en 1945, pisó Buenos Aires para promocionar Vieja loca, el film del realizador Martín Mauregui, donde la actriz comparte el protagónico con Daniel Hendler.

En el film, que se estrena este jueves en un expandido circuito de salas de exhibición, le da vida a Alicia, una mujer que padece un deterioro senil y que debe pasar una noche al cuidado de Pedro, la expareja de su hija, quien se encuentra de viaje. Al confundirlo con un antiguo amante, la estancia del hombre en el lúgubre caserón de su exsuegra se convertirá en una pesadilla sombría, de encadenamientos físicos y psíquicos y una violencia que, como un espiral tormentoso, escalará hasta lo inimaginable.

-¿Cuáles son sus estrategias para involucrarse y adentrarse en el universo de un personaje tan oscuro como el que le tocó interpretar en Vieja loca?

-Porque estoy loca, cuando la leí me dije “hostias, qué parecida”.

El material, que pivotea entre el terror y el thriller psicológico, permite el lucimiento tanto de Maura como de Hendler: “Ella es un monstruo, pero fue muy divertido hacerla”.

El realizador Martín Mauregui, nacido en San Miguel del Monte, se formó en la Universidad del Cine y es uno de los fundadores de la productora La Unión de los Ríos. Escritor y guionista ha trabajado para directores como Walter Salles, Mariano Llinás, Israel Cabano y Damián Szifrón. Su trabajo incluye también algunas de las películas más memorables de Pablo Trapero (LeoneraCarancho y Elefante Blanco). También colaboró como guionista en Argentina, 1985 de Santiago Mitre (nominada a Mejor película internacional en los Oscar, Premio del Público en el Festival de San Sebastián y ganadora del Premio Goya a Mejor película iberoamericana).

Estilo Maura

-¿Cómo elige sus trabajos?

-Cuando me llega un proyecto, nunca me lo planteo como una cosa buena o mala para mi carrera. Cuenta muchísimo el director, que me caiga bien y que tenga muchas ganas de que yo haga esa película. A veces, me impresiona lo afectuosamente que se acercan los realizadores.

-¿Le sigue sorprendiendo eso?

-No me tomo muy en serio lo de la actriz, por eso me sorprende. ¿Has visto la serie Furia?

-Sí, claro.

-Su director se ha emocionado cuando le he dicho que sí. Le he preguntado por qué le daba tanta ilusión, le pedía que se tranquilizara. Eso hizo que no dudara en aceptar, además la serie me encanta y mi personaje es divino.

A los 80 años se permite seguir jugando sin perder picardía y atrevimiento
A los 80 años se permite seguir jugando sin perder picardía y atrevimientoCamila Godoy – LA NACION

En la trama de la segunda temporada del material dirigido por Félix Sabroso, la actriz interpretará a la madre del personaje al que le da vida Ana Torrent. “Esta historia ha tenido éxito en todo el mundo, así que próximamente comenzaremos a filmar”.

Quien fuera la protagonista de films como La comunidad800 balas y Las brujas de Zugarramurdi, de Alex de la Iglesia, con Vieja loca nuevamente se inmiscuye en un territorio inquietante, aunque, esta vez, sin el humor mordaz que este realizador suele aportarles a sus historias.

“Elijo intuitivamente, no lo consulto con nadie, soy quien lee los guiones, decido yo. No me fijo si tal o cual trabajo será bueno para mi imagen o no, eso me da igual, ya veremos qué pasa, nunca se sabe. Hay películas que te crees que van a ser cojonudas y no sucede y con otras sucede lo contrario”.

Maura en Viaje loca, película que llega a las salas este jueves
Maura en Viaje loca, película que llega a las salas este jueves

Maura reconoce que, aunque hoy cuenta con un manager, “durante veinte años fui mi propia representante y llevé mi carrera eligiendo; antes de tener representante ya había hecho películas como Ay, Carmela o La comunidad. Nadie me tiene que decir qué tengo o no tengo que hacer”.

-No hay una estrategia.

-Nunca pienso en la repercusión que un trabajo puede tener en mi carrera o en si ya lo he hecho antes. No soy estratega, porque, en realidad, no le doy tanta importancia a este trabajo. Esto de ser actriz me ha ahorrado psicólogos, me ha servido, me ha tenido alegre y me ha hecho reír en momentos que no eran de risa. Además, mucho de esta profesión no se puede controlar. Es muy difícil pensar en qué película no te conviene para tu trayectoria o plantearse querer llegar a determinado sitio. Todo depende tantísimo de la suerte, hay tantos actores y actrices buenísimos que no han tenido la posibilidad de ser protagonistas.

-¿Qué es el éxito y qué define a esa contrapartida llamada fracaso?

-No se lo puede tomar muy en serio, tanto el éxito como el fracaso dependen de mil casualidades. No se puede controlar. Al fracaso no hay que tomarlo como si fuese un horror, ni con el éxito creerse la Virgen María.

-Buena estrategia para aplicar también ante los traspiés de la vida.

-Exacto. Nada tiene tanta importancia.

Los primeros calores que anticipan el veranito porteño no inmutan a la actriz que posa sin chistar para la cámara y, mucho menos, alteran su deseo de conversar, aunque reconoce: “No suelo leer las entrevistas ni las críticas que se publican sobre mi trabajo”.

En Buenos Aires juega de local, incluso ha rodado en la ciudad películas como Valentín, de Alejandro Agresti
En Buenos Aires juega de local, incluso ha rodado en la ciudad películas como Valentín, de Alejandro AgrestiCamila Godoy – LA NACION

A diferencia de lo que sucede con colegas de la actuación, Carmen Maura no ha soñado con la dirección de cine o teatro: “No me interesa”.

-¿Por qué?

-Es una lata, jamás sería directora. Eres el responsable de todo, tienes que convencer al productor, conseguir la “pasta”, todo el mundo te pregunta cosas permanentemente. Además, hay actores que son muy pesados.

-¿Qué sería un actor “pesado”?

-Empiezan en el rodaje con frases como “yo creo que mi personaje haría tal cosa”. Jamás yo diría una cosa así. Todo lo que tenga que hablar con el director, lo hablo antes de comenzar a filmar. Normalmente hago lo que ellos quieren, porque se trata de sus películas. Y, por otra parte, cuando se termina una escena y los realizadores dicen “ha valido”, jamás propongo repetir, prefiero ir a la siguiente toma. Tampoco soy de ver cómo va quedando el trabajo, no miro nada durante la filmación.

-Hay que poseer mucha seguridad para manejarse así.

-No sé si es seguridad, se trata de confiar en ese señor que está dirigiendo y en el otro que lleva la cámara, es el trabajo de ellos. Me limito a mi rol y lo hago cómo me indican que lo haga.

-En el plano artístico, ¿le falta algo?

-No lo pienso, no me planteo “me gustaría tal o cual cosa”. No lo hice cuando empecé, mucho menos ahora. Confío en que tengo suerte.

-No se trata solo suerte.

-Me sale bien, así fue desde que era pequeñita. Tengo facilidad. Me indican qué debo hacer y lo hago. Ya, a los siete u ocho años, hacía funciones con mis amiguitas. Les decía a todos “pedirles a las Reyes Magos un tutú” y todas pedían eso para poder hacer la obra de teatro.

Austera y elegante, la actriz llegó a la entrevista con LA NACION haciendo gala de la ductilidad que la hizo trascender en cine
Austera y elegante, la actriz llegó a la entrevista con LA NACION haciendo gala de la ductilidad que la hizo trascender en cineCamila Godoy – LA NACION

-¿Qué lugar ocupa el dinero en su vida?

-Hubo momento en el que ocupó mucho lugar, fue cuando tuve un problema grande con un señor, pero lo solucioné. Así que, el dinero no es muy importante, ni siquiera en ese momento agobiante, cuando me dejó con muchísimas deudas, pero yo le daba el lugar que tenía que darle al tema y seguía trabajando. Me costó veinte años saldar esas deudas.

-Demasiado.

-Me lo tomé bien, no tenía otra manera. Por otra parte, tenía este trabajo maravilloso.

Sin rubor, la actriz reconoce que, a pesar de su vocación, otros factores de su labor siempre le resultaron atractivos: “Si eres actor y tienes que trabajar mucho, me daría mucha pereza”.

Maura emula una actitud excesivamente “pensante”, casi rebuscada, en torno a la lógica de la actuación. Se pone una mano en la cabeza, la macchietta de una intelectual en plena búsqueda y se ríe. “Si tuviera que plantearme ‘¿cómo se hace este personaje?’, no podría”.

-¿Cuál es el “método Carmen Maura”?

-Me lo estudio bien y va viniendo solo. Me entero quién es el malo y el bueno, el rico y el pobre, dónde vive mi personaje, y ya. Recuerdo que un director me dijo, en un primer día de un rodaje, “¿cómo andará todo?” y yo le respondí “no lo sé, pongámonos a andar y veremos”. Nunca ensayo frente al espejo ni esas cosas que suelen hacerse. A Pedro (Almodóvar) le gustaba mi facilidad, que no le daba muchas vueltas para hacer de pobre o de rica, ni pedía que me contaran qué le había sucedió a mi personaje cuándo era pequeña.

-En la vida, en los aspectos personales, ¿también fluye de esa forma?

-Me lo propongo bastante similar, no le doy a nada demasiada importancia, cada vez menos.

Aquel amigo llamado Pedro

-¿Le molesta que la rotulen como “actriz fetiche” de Pedro Almodóvar o Alex de la Iglesia?

-No, para nada, que digan lo que quieran.

A las órdenes del realizador manchego, la actriz rodó Hazme, hazme el amor TimPepi, Luci, Bom y otras chicas del montónEntre tinieblas¿Qué he hecho yo para merecer esto?Matador; Le ley del deseo y Mujeres al borde de un ataque de nervios, entre otros títulos.

La cámara almodovariana siempre se llevó bien con Maura. Empatía mutua. Códigos compartidos. Irreverencias comulgadas de a dos. Historias irrefutables de colores furiosos que enaltecieron la incorrección, el absurdo, lo prohibido y el kitsch.

Pedro Almodóvar, junto a Carmen Maura y Penélope Cruz, las protagonistas de su film Volver
Pedro Almodóvar, junto a Carmen Maura y Penélope Cruz, las protagonistas de su film Volver

-¿Cómo se encuentra hoy su vínculo con Pedro Almodóvar?

-No nos cruzamos mucho. La última vez que lo vi fue en unos premios, estuvo simpático. Siempre voy a ver sus películas, como le conozco tan bien, me divierte mucho. No sé si él verá las mías, nunca me ha dicho nada, es que no tenemos trato.

-No existe vínculo de amistad.

-Él tiene su vida y yo tengo la mía. Hicimos muchas cosas juntos. Él sabe que lo ayudé mucho al principio y yo he aprendido a su lado. Juntos hicimos cosas que estaban muy bien.

-Parecían indisolubles.

-Me lo pasé muy bien con él. Me dio papeles que otros no me habrían dado.

-¿Por ejemplo?

-Me dio un papel de transexual.

-En el film La ley del deseo, un título fundamental en la obra de Pedro Almodóvar, donde usted personificaba a Tina.

-Recuerdo que le dije “Pedro, estás loco, ¿cómo voy a hacer ese papel, si soy bajita y con tetas?”. Ahí me di cuenta de los milagros que se hacen con la cámara, depende de dónde la pongas y cómo te vistas. En esa película parecía enorme.

Posa con el Goya a la "Mejor interpretación femenina de reparto" por su papel en Volver, de Pedro Almodóvar
Posa con el Goya a la «Mejor interpretación femenina de reparto» por su papel en Volver, de Pedro AlmodóvarEFE

-¿Volvería a trabajar con él?

-No creo que se dé la situación. En principio, no me apetece y creo que a él tampoco. Si ya hemos hecho cosas preciosas, ¿para qué insistir? Además, él ahora hace un cine más serio.

-Su poética de los últimos films lo muestran modificado en temáticas y estéticas.

-Por otra parte, si todas las actrices del mundo quieren trabajar con él, ¿para qué me va a llamar a mí? Estamos en otro rollo.

Controversial

Así como una de sus parejas le dejó un tendal de deudas que le tomó dos décadas saldar, otro esposo apeló a la Justicia para alejarla de sus hijos. “Cada uno pasa por sus cosas, pero no me gusta hablar mucho sobre eso”.

-El que esté libre…

-He tenido una vida personal super complicada, entonces creo que se me ha compensado.

-¿Con el trabajo?

-Exacto. He tenido mucha suerte, porque, con los hechos de mi vida, podría haberme vuelto loca, era muy fuerte lo que me pasaba. El trabajo era como el permiso para ir a la fiesta. Cuando conocí a (Pedro) Almodóvar y a todo ese grupo de gente, yo venía de un ambiente completamente distinto. Me recibieron fenomenal, a pesar que era la mayor y ya tenía hijos. Ahí conocí a Alaska y a Bibi (Andersen), todos hacían lo que querían, se vestían como les daba la gana, nadie tenía problema en hablar sobre ningún tema, eran los años ochenta y había una gran sensación de libertad.

Carmen Maura contempla la Gran Vía en la primera escena de Mujeres al borde de un ataque de nervios
Carmen Maura contempla la Gran Vía en la primera escena de Mujeres al borde de un ataque de nervios

-Posfranquismo.

-Exacto. Hay películas como Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón que, probablemente, no se hubiesen podido hacer. ¿Qué hubieran dicho las feministas de llevar a alguien con la correa por la calle? Noto que hoy hay menos libertad.

-¿A qué lo atribuye?

-No sabría dar una explicación concreta. Noto que hay cosas que hacíamos antes que hoy no se podrían hacer.

-¿Se considera feminista?

-Depende, hay que ver de qué feministas estamos hablando. Soy feminista porque pasé una época donde me rebelé para hacer lo que quería, incluso con el costo que mi familia no me hablase. Por eso, me pone un poco nerviosa cuando feministas muy jóvenes hablan sobre el feminismo sin haber sabido lo que fue antes, por todo lo que hemos pasado nosotras, como si hubiesen inventado la lucha, pero hubo unas cuantas que hemos hecho cosas.

-Desconocimiento de la historia.

-Como cuando hablan muy mal de la transición. Cuando murió (Francisco) Franco, estábamos en un momento muy difícil, con miedo a los militares, hubo una semana en la que todos se pusieron de acuerdo, desde la izquierda hasta la derecha, incluso se hizo legal el Partido Comunista.

-Todos tenían un objetivo común.

-Que era salvar al país.

A diferencia de aquella mirada que tiene sobre el pasado en su país, hoy la actriz reconoce que ya no quiere saber más nada de política. “Es todo igual en todas partes; incluso, el tema de la corrupción es similar en todos los países, rascas un poco y aparece; mira lo que ha sucedido con (Nicolás) Sarkozy“, señala.

Tiempo al tiempo

-A propósito de su reciente film Cuando cae el otoño, el director francés François Ozon sostuvo que le costó encontrar intérpretes maduras cuyos rostros, instrumentos de la labor interpretativa, lucieran naturales y no transformados por las cirugías estéticas. ¿Cómo se para ante el paso del tiempo y los cambios físicos?

-El tema de las cirugías es un gran problema. Creo que ya no estaré para verlo, pero habrá un tiempo donde hablarán de la estética de este siglo como un horror.

Bella, elegante y expresiva a más no poder, Carmen Maura se impone con un semblante absolutamente natural y tan incorporado en las retinas del público cinéfilo. Intacta en sus rasgos, tenerla enfrente implica rápidamente pasar revista imaginaria a tantos films. Cómo no pensar en todo aquello que hizo de la mano de realizadores como Carlos Saura, Pilar Miró, Fernando Trueba o Francis Ford Coppola, entre tantos otros.

“Jamás me he hecho nada en la cara”, sostiene y agrega que una de las razones es su falta de voluntad para enfrentar los quirófanos: “Me han operado dos veces de la matriz, me rompí un brazo y dos veces el tobillo, después de eso, no me meto en un hospital estando sana; de solo pensarlo se me abren las carnes”.

Rostro naturalmente expresivo, el vehículo para transmitir el alma de sus personajes
Rostro naturalmente expresivo, el vehículo para transmitir el alma de sus personajesCamila Godoy – LA NACION

-Además, la cara es uno de los recursos de la interpretación.

-Ya bastante presión tienes con ser actriz, como para sumar una más. Nunca pensé que iba a triunfar por mi belleza. Hoy veo fotos de jovencita y me gustan, pero no me sentía “mona”. Mis hijos me lo reconocen siempre, me dicen “mamá, que suerte que nunca te has hecho nada en la cara”. Además, cuando empiezas en esa carrera, no hay fin. He hecho papeles de mujeres de pueblo o campesinas, como en la producción colombiana Sofía y el terco, donde interpreté a una mujer que no hablaba, porque no la dejaban, y vivía en un ámbito de campo. Para eso es necesario tener una cara natural.

-En esa etapa de su vida, ¿reconoce que hay menos papeles disponibles para una mujer de su generación?

-No, me ofrecen muchos papeles. En parte, hay que decirlo, porque no hay muchas de mi edad. Y porque puedo hacer de pobre y de rica.

Durante la próxima primavera europea, se la podrá ver en La cuidadora, la nueva producción de Alex de la Iglesia: “Es al estilo de La comunidad”, adelanta.

Ya tiene algunos otros papeles entre manos, aunque busca que los rodajes no se extiendan demasiado: “Prefiero filmar producciones que me insuman un par de semanas, no más”, argumenta la actriz cuatro veces ganadora del codiciado premio Goya.

-¿Piensa en el retiro profesional?

-Sí, es una idea que se me pasa por la mente.

Fuente: Pablo Mascareño, La Nación