Nacido en Barcelona, el 27 de diciembre de 1943, Juan Manuel Serrat es un cantante, compositor, escritor, poeta y guitarrista que no necesita de presentaciones en la Argentina, uno de los países que lo adoptó como propio y al que le dedicó gran parte de sus trabajos. Toda la generación de los años 60 se emocionó con sus canciones: hizo conocer a grandes poetas españoles a buena parte de una juventud que lo sigue con reverencia hasta nuestros días.
Su obra tiene influencias de otros poetas, como Mario Benedetti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda, Joan Salvat-Papasseit y León Felipe, entre otros, así como de diversos géneros, como el folclore catalán, la copla española, el tango, el bolero, el barroco y del cancionero popular de Latinoamérica, pues ha versionado canciones de Violeta Parra y de Víctor Jara. Es uno de los pioneros de lo que se dio en llamar la Nova Cançó catalana. Es conocido también con los sobrenombres de El noi del Poble-sec (‘el chico del Pueblo Seco’, su barrio natal) y el Nano.
Joan Manuel Serrat en sus comienzos (Foto Archivo GENTE)
Ha sido reconocido con numerosos doctorados honoris causa por su contribución a la música y literatura españolas, además del Grammy Latino Persona del Año en 2014, entre otros importantes galardones.
Desde fines de 2022 se mantiene alejado de los escenarios, pero no de la “vida”, como gusta decir. En esta nota, se reproducen algunos de sus pensamientos acerca de la etapa que transita, expresados en un Diálogo sobre la vejez, charla que mantuvo con la periodista Rosa Maria Calaf que se realizó públicamente este año en el marco del 26º Salón FiraGran (salón de las personas mayores) en Cataluña, España.
Joan Manuel Serrat en 2022, recibiendo las llaves de la ciudad de San José de Costa Rica (REUTERS/Mayela Lopez)
1. Tengo 81 años y pienso seguir haciendo cosas en defensa de mi familia, de mi pueblo y, sobre todo, en defensa propia.
2. La vida ha sido muy generosa conmigo. He hecho cosas en las que he creído, cosas que sentía, he tenido dudas, pero mejor tener dudas que certezas absolutas, y he tenido miedos. Pero estoy muy contento con mi vida, y solo puedo tener gratitud.
3. No he esperado a tener 80 años para saber que todo pasa muy deprisa y que hoy eres fuego y mañana olvido.
4. Al llegar a los 80 años esta sociedad ingrata en la que vivimos tiene una cierta tendencia a no solamente permitir que uno se jubile, sino a jubilarlo obligatoriamente. Y no solamente le saca el trabajo, sino que le saca los mapas de la vida con los que uno se mueve. Se le retira también el derecho a ser visible y se lo acaba convirtiendo en un ser invisible que va de aquí para allá.
«La vida ha sido muy generosa conmigo. Sólo puedo tener gratitud» (Serrat)
5. Yo no pienso renunciar a mi visibilidad ni a mi derecho a ser útil. O sea, sigo siendo un ciudadano útil. ¿Que me quieran utilizar para una cosa u otra? Pues para las que me gusten, me dejaré, y para las que no me gusten, no me dejaré.
6. Quiero decir que tengo todas las ganas de vivir, y no me las van a quitar mientras pueda sentir esa maravilla que es la vida.
7. En este momento de la vida debemos plantarle cara a la vida con optimismo, porque no la haremos mejor, pero sí, se nos hará más larga.
8. Hago público que no, no escribiré nunca mis memorias, porque muchas de las cosas divertidas de mi vida no se pueden contar.
9. Pienso seguir defendiendo valores, con independencia de los gurús del futuro y de las aves de mal agüero. Esto a pesar de que corren tiempos bien recios, en los que todo está puesto en tela de juicio y la sensibilidad del hombre parece que desaparece y que no es buena sentirla, que no es bueno dar ni vivir en un mundo sensible y menos en un mundo solidario y, por tanto, en un mundo justo.
Fuente: Infobae

