Dentro del Feng Shui, los mandalas exceden el valor decorativo que pueden brindar a un lugar. Su aporte al ambiente y a los habitantes es muy útil desde el punto de vista energético.
En primer lugar, su belleza y fuerza levantan la energía deprimida de inmediato. Al estar diseñados con formas geométricas concéntricas (círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos) poseen una energía estable y armónica y por lo general, contienen la representación de todos los elementos de la naturaleza.
En Oriente, hay gran cantidad de templos realizados en forma de mandala ya que son considerados símbolos sagrados cuya configuración energética representa al macrocosmos (el universo, la naturaleza, el mundo espiritual) y también al microcosmos (la naturaleza humana, el individuo).
El mandala puede ser una guía para ubicarnos en nuestro centro más profundo y así integrar los diferentes aspectos de nuestra vida. Puede ayudarnos también a superar la sensación de desintegración que tan frecuentemente se experimenta hoy en día.
Según el diseño y los colores que contengan, estas imágenes son muy propicias para lograr relajación, favorecer la concentración, activar aspiraciones
vitales, purificar un ambiente, equilibrar el Yin-Yang de un lugar, etc.
En los dormitorios de los niños colocar mandalas siempre es favorable porque armonizan su gran vitalidad. Para los varones en tonos celestes, lavanda o amarillo claro y para las niñas tonos rosado, lila y beige.
En las recepciones, los mandalas generan un tipo de energía de bienvenida favorable. En la sala de estar podemos usarlos según sus colores y formas, para activar los cinco elementos y sus aspiraciones correspondientes.
La elección recomendada para cada orientación es la siguiente:
Suroeste: personas benefactoras y viajes
Para activar esta aspiración vital se debe incluir la energía metal y la energía tierra en el Suroeste del living. Es decir, los mandalas favorables deberán tener colores amarillo, marrón, ocre, mostaza, blanco, gris perla o metalizado y formas circulares y cuadradas.
Noroeste: amor y relaciones
Este sector de la sala se activa con las energías tierra y fuego que propician la energía del amor y las relaciones. Los mandalas en tonos ocre, beige, terracota, rojo, rosado, bordó, así como las formas triangulares y cuadradas, son los indicados.
Noreste: finanzas y prosperidad
Los mandalas con energía madera y agua, en colores verde, celeste-azul, negro, formas onduladas y rectangulares, incentivan en el Noreste la economía del hogar.
Oeste: hijos y creatividad
Esta aspiración se activa con la energía del metal y de la tierra. Las imágenes deben tener colores amarillo, marrón, ocre, mostaza, blanco, gris perla o metalizado. Las formas circulares y cuadradas son perfectas e incentivan todo lo relacionado con trascender (comunicación con el inconsciente, inspiración, descendencia).
Sur: carrera y trabajo
Colocar aquí mandalas con energía agua y metal (colores blanco, azul, celeste) así como con formas onduladas y circulares. Este sector bien activado ayuda a definir la vocación, a orientar y concretar con claridad las decisiones relativas a las metas laborales.
Sureste: conocimiento y sabiduría
La tierra y el fuego (rojo, amarillo, beige, formas cuadradas y triangulares) activan positivamente este sector con su aspiración de espiritualidad, ayudando a equilibrar la mente, a ampliar la percepción y compresión de los fenómenos.
Norte: reconocimiento social
Los mandalas en tonos rojo y verde, o con formas triangulares y rectangulares, son los adecuados en el Norte del living. El fuego y la madera en este sector elevan la autoestima y nuestro poder de influencia en los demás.
Este: salud y familia
Bien activada esta orientación brinda equilibrio físico, mental, espiritual y armoniza las relaciones familiares. Ubicar aquí mandalas con energía madera y agua, con colores verde, celeste, negro, azul, formas cuadradas y onduladas.
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