EL HOMBRE Y LA FANTASÍA CREADORA – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

“Una verdad psicológica es solamente válida cuando se puede cambiar. Una solución que a mí no se me ocurra puede ser para otro precisamente la correcta… Para cada paciente se requiere en lenguaje distinto” (Carl G. Jung).

No se trata de hablar de lo que no se sabe, sí de relatar momentos de quien conoció y elaboró vastamente en su ciencia y estudió profundamente al ser humano. Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en un cantón suizo, en una familia de origen alemán y murió en Zúrich, el 6 de junio de 1961, a los 85 años. Médico, psiquiatra, psicólogo y ensayista, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis, dicen las enciclopedias. Fundador después de la psicología analítica, que también es denominada psicología de los complejos y psicología profunda.

En los comienzos se relacionó con Sigmund Freud, con quien colaboró. Luego fue pionero de la psicología profunda, como quedó señalado, y enfatizó la conexión funcional entre la “psique” y sus productos: las manifestaciones culturales. Tuvo entonces que sumar a sus conocimientos la antropología, alquimia, interpretación de los sueños, arte, mitología, religión y filosofía.

Pese a que durante gran parte de su vida centró su trabajo en la formulación de teorías psicológicas y en la práctica clínica, incursionó en otros campos de las humanidades, desde el estudio comparativo de las religiones, hasta sociología, crítica del arte y literatura.

En algún momento declaró que el ser humano es religioso “por naturaleza” y en su trayectoria resaltó el valor de la experiencia religiosa para el entendimiento de la mente humana, rescatando simbolismos de la tradición cristiana y reinterpretándolos desde su perspectiva psicológica. Quizás por ello la religiosidad fue uno de los objetos principales de su estudio y luego mostró interés por el misticismo.

En su adolescencia y juventud fue un lector entusiasta, especialmente de la obra literaria de Goethe, e interesado por los ensayos filosóficos de Von Hartmann y Nietzsche.

Durante unas vacaciones de verano, dos sucesos conformaron su destino y evolución profesional. La ruptura por la mitad de una mesa redonda de nogal, con 70 años de antigüedad, en presencia de su madre, hermana y criada y, 14 días después, un aparador del siglo XIX que en su interior tenía la cesta del pan, rectangular, dispuesta de tal modo que en una esquina se encontraba el mango del cuchillo y en las otras tres, los tres trozos en que había quedado dividido el utensilio. Descartando causalidades, supieron de ciertos familiares inmersos en el espiritismo y de una médium de poco más de 15 años, los cuales decían querer ponerse en contacto con él. Esto atrajo su interés y elaboró durante dos años su tesis doctoral “Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos”.

Años más tarde comenzó a elaborar y aplicar su prueba de asociación o experimento de asociación de palabras que lleva su nombre. Señaló que “la verdadera terapéutica comienza con la investigación de la “historia personal secreta” de la persona aquejada por su enfermedad; su averiguación debe remitir al profesional hacia lo consciente, pero sobre todo, a lo inconsciente, con lo que el ensayo de asociación, la interpretación de los sueños y el contacto humano con el paciente son de vital importancia”.

Enfatizó la imposibilidad en dar una respuesta terminante acerca del método analítico o psicoterapéutico ideal ya que la terapéutica en cada caso es distinta y la curación debe surgir del propio paciente de manera natural.

Larga es la historia y la hemos resumido en pocas palabras. Carl Gustav Jung, hoy es un nombre totalmente actual en la ciencia de la Humanidad, porque al Hombre se dedicó y está absolutamente presente con conceptos como: Inconsciente Colectivo, Arquetipos, Imaginación Activa; una frase “Todas las obras del hombre tienen su origen en la fantasía creadora”; y un misterio y/o polémica sobre un tardío “Libro Rojo” y un desconocido “Libro Negro”.
¿Un homenaje? Sí, seguramente.

Norberto Tallón
@betotallon