Adolfo Aristarain fue condecorado con la Medalla de Oro del cine español
Como no pudo viajar a España, España viajó a la Argentina; y en la noche del jueves la plana mayor de la Academia de Cine de España con su presidente a la cabeza, el ilustre crítico de cine y gestor cultural Fernando Méndez-Leite, se hizo presente en el auditorio del Malba para otorgarle la Medalla de Oro 2024 al realizador Adolfo Aristarain, quien se convierte así en el primer realizador argentino en recibir esta distinción que reconoció a nombres fundamentales del cine español como Fernando Rey, Carlos Saura, Paco Rabal, Sara Montiel, Fernando Fernán-Gómez, Ana Belén o Antonio Banderas, entre otros y que de esta manera, además, se entrega por primera vez fuera de territorio español.
“Algunos os preguntareis por qué un homenaje español a un director argentino. Un buen día de 1967 Mario Camus, a quien no había forma humana de subir a un avión tuvo un momento de debilidad, quien sabe por qué razón, y voló a Buenos Aires para rodar una película con el cantante Raphael, Digan lo que digan. Acá le asignaron un ‘primero’ de lujo que se llamaba Adolfo Aristarain. Y Mario y Adolfo, un caso extremo de afinidades electivas, se hicieron íntimos desde entonces”, rememoraba con su natural erudición el presidente de la Academia española para luego detallar que buena parte de los inicios de la carrera del realizador de La parte del león y Un lugar en el mundo, transcurrieron en España: “Y nosotros nos los apropiamos, y ahora lo añoramos”, destacó.
Fue un discurso emotivo, marcado por décadas de reconocimiento para un director definido como “un creador clave en la historia común del cine argentino y del español de las últimas décadas”. “No se puede entender el estrecho vínculo de nuestras industrias sin pasar por Aristarain, un creador honesto, inspirado, decidido y solvente que lleva toda su vida “saltando el charco” sin perder un ápice de su personalidad y su talento”, tal como añadió Méndez-Leite en otro pasaje de su alocución.
Desde su butaca, el realizador de películas ya clásicas del cine argentino lo escuchaba con emoción acompañado por su mujer, la guionista Kathy Saavedra, y por referentes de nuestra industria como Cecilia Roth o Héctor Olivera. Entre el público, se mezclaban desde Julieta Cardinali a Peter Lanzani, Sabrina Farji, Diego Sabanés, Fernando Martín Peña, Marcelo Piñeyro, Diego Lerman, Teresa Bulgheroni, presidenta de la Fundación Malba, y el director del BAFICI, Javier Porta Fouz. Y en unos cuidados clips que se proyectaron en la sala los testimonios de Eusebio Poncela, José Sacristán, Alberto Ammann, Aitana Sánchez-Gijón, Achero Mañas, Darío Grandinetti, Miguel Ángel Solá y Mercedes Sampietro, entre tantos otros, sumaban a ese reconocimiento que en el auditorio del Malba también añadió en la platea a la Academia de Cine de la Argentina y a la oficina cultural de la Embajada de España.
Nadie quiso perderse esta celebración que fue conducida por otro nombre reconocido a dos orillas del atlántico como Leonardo Sbaraglia, quien invitó a Héctor Olivera y a Cecilia Roth a brindar sus testimonios sobre la trayectoria del galardonado. Con su prodigiosa memoria, el nonagenario productor y director de La Patagonia rebelde recordó el primer encuentro con Aristarain y como se inició el vínculo que nutrió desde las ligeras La playa del amor y La discoteca del amor a una obra capital como Tiempo de revancha: “Fue un placer hacerla, estrenarla y que hoy sea un clásico del cine nacional. Con Adolfo tuvimos por ahí una cuestión… porque gastaba mucho celuloide”, dijo con su fino sarcasmo recordando sus años de productor al frente de Aries Cinematográfica, en un acto dominado por un alegre clima de camaradería, algunas confusiones verbales resueltas con cómplice humor y, sobre todo, mucho afecto.
“Hace dos semanas entregué el premio de la Academia de Cine Argentina a un Adolfo que no estaba, hoy por suerte está. ¡Me quedé con el premio Adolfo, te lo tengo que dar!”, señaló a su turno Cecilia Roth para destacar la importancia de la Medalla de Oro española: “Para mi hablar de él es extraño porque lo mezclo un poco con la vida misma”. Destacó su coherencia, generosidad y su “absoluta conciencia de lucha, por haber sido siempre fiel” a sí mismo. “Siento que fue y es mi maestro en el cine”, dijo la actriz, y declaró: “Soy tu fan”.
Aristarain, que desde 2003 tiene la doble nacionalidad argentina y española, se hizo presente en el escenario para recibir, de manos de Fernando Méndez-Leite, la Medalla de Oro de la Academia de Cine que agradeció emocionado aunque sin esquivar los contextos actuales: “Quiero agradecer a la gente de la Academia de Cine de España, a Fernando, a Chusa Monjas, a Juan Morán y Rafael Portela, por haber venido hasta aquí a entregarme la medalla, que tendría que haber sido al revés y haber viajado yo, pero un poco por miedo, y por un problema de salud, no me animé”, comenzó el veterano cineasta su discurso en el que agradeció a nombres fundamentales para su trayectoria, leyó un fragmento de su libro El oficio del cine y se plantó nuevamente de frente ante el gobierno actual: “En este país el Gobierno ha manifestado su desprecio por el cine y yo lo que me canso de repetir, además de sentir mucho desprecio por el gobierno que tenemos en este momento, es que no tenemos que defender al cine, es mucho más grave que eso, hay que defender al país. Lo están saqueando y cuando consigamos que este gobierno cambie, que se vayan lo antes que se pueda, el cine va a seguir resurgiendo, al cine no lo van a matar”, cerró ante el aplauso de los presentes donde se mezcló la tensión que vive la industria cinematográfica local junto al reconocimiento internacional para uno de sus nombres más importantes a través del tiempo.
Otros directores opinan sobre Adolfo Aristarain
“Las películas de él, en mi vida, fueron importantes como espectador. Yo recuerdo cuando ví La parte del león, en plena dictadura parecía mentira que se hiciera esa película. Tiempo de revancha y Últimos días de la víctima, lo mismo. Nunca paró, porque después Un lugar en el mundo, te abría la cabeza, Martín (H), Lugares Comunes, Roma o La ley de la frontera, un western divertidísimo, demuestran que Adolfo hizo todas grandes películas y además es una persona de una gran calidez que siempre te alentó. Él y Kathy son enormes”.
Marcelo Piñeyro
“Hay dos rasgos que lo convierten en un lobo solitario en la historia de nuestro cine, que tienen que ver con el momento en que comienza a dirigir. A fines de los ‘70. Por un lado, ese fuerte clasicismo muy de Hollywood pero también enlazado con algunos directores de la época de oro del cine argentino, como Fregonese o el Ayala de Con gusto a rabia. Él no busca tanto crear un estilo personal como centrarse en los personajes y desde ahí lograr conectar con el público. Por otro lado, en plena dictadura, logra hablar tangencialmente de lo que estaba pasando, sin alegorías, sino exponiendo los resortes que se estaban moviendo y el público reconoce. Esos dos méritos son los que hacen tan singular a su cine”.
Diego Sabanés
“Para mi es uno de nuestros más grandes cineastas, me daría muchas ganas de que siga filmando y que filme pronto una nueva película. Como fan me gustaría eso aunque no se si él quiere. Sus películas nos marcaron un montón. En mi caso, tanto él como Leonardo Favio, José Martínez Suárez, Manuel Antín o Torre Nilsson son grandes referentes. En su caso, La parte del león, Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo son grandes clásicos de nuestra historia cinematográfica. Considero que es un gran maestro y por eso quería estar hoy acá y darle un abrazo”.
Fuente: La Nación