Hace más de tres décadas, la televisión argentina vivió un fenómeno pocas veces visto: ¡Grande, Pá! se convirtió en la tira más popular de los años 90, con picos de hasta 62 puntos de rating en Telefe. La comedia dramática que protagonizó Arturo Puig, acompañado por la entrañable María Leal en el rol de “Alcira”, narró la vida de un padre viudo que tuvo que hacerse cargo de la crianza de sus tres hijas, conocidas popularmente como “Las chancles”.
Nancy Anka, Julieta Fazzari y Gabriela Allegue marcaron a toda una generación de espectadores que hoy, 31 años después del final de la novela, todavía recuerdan con nostalgia aquellas historias. La pregunta que muchos fanáticos todavía se hacen es inevitable: ¿qué fue de la vida de “Las chancles”?

Hace unos días, las redes sociales se llenaron de emoción gracias a una foto compartida por Nancy Anka. Allí se la pudo ver junto a Julieta y Gabriela en la cocina de su casa, sonrientes y unidas, como si el tiempo no hubiera pasado. “Me genera mucha ternura cuando me preguntan ‘¿y ustedes se siguen viendo con las chicas?’. Y sí, seguimos juntas, unidas y cada vez más fuertes. Nuestro vínculo es eterno”, escribió la actriz en Instagram.
Los comentarios de los fanáticos de la novela no tardaron en llegar: “¡La tira merece un spin-off, 30 años después!”; “Las amamos, nos marcaron la infancia”; “Y Arturo?” y “Qué época hermosa, inolvidable”, fueron algunos de los mensajes que se multiplicaron.

¿Qué es de la vida de cada una de ellas?
- Nancy Anka (54 años): se mantiene vinculada al mundo artístico, especialmente en proyectos independientes de teatro y música. Es madre de Sofía, de 23 años, quien suele acompañarla en algunas de sus actividades creativas.

- Julieta Fazzari (46 años): además de su carrera como actriz y cantante, está en pareja desde hace más de 17 años con Octavio Borlenghi, recordado por su paso por Jugate Conmigo. La pareja se casó hace ocho años y tiene dos hijas: Nina (15) y Mila (13).

- Gabriela Allegue (44 años): eligió un camino diferente y se dedicó a la docencia. Actualmente, trabaja como profesora de inglés en escuelas de la Ciudad de Buenos Aires. Es madre de tres hijos: Valentina (22), Morela (18) y Joaquín (9).

La última aparición televisiva de las tres juntas fue en 2019, cuando participaron del programa ¿Quién quiere ser millonario? (Telefe), conducido por Santiago del Moro. Allí recordaron con emoción lo que significó el éxito de ¡Grande, Pá! en sus vidas: “Nos marcó para toda la vida. Ya pasaron 25 años y que la gente nos siga recordando no es cualquier cosa, realmente el ciclo hizo historia. Nosotras somos muy amigas, somos como hermanas. María (Leal) fue primero como una madre y hoy es nuestra amiga, es la reina madre”.
“Después que se apagó la cámara seguimos creciendo juntas. Es muy fuerte lo que nos pasó. Pasamos por un montón de etapas en cada uno de nuestros aspectos. María (Leal) siempre estuvo presente en todos esos periodos. El éxito se traspasó”, reconocieron.
Arturo Puig, el gran protagonista
El gran protagonista de la historia, Arturo Puig, hoy tiene 80 años y continúa ligado al mundo artístico, sobre todo en el teatro. En los últimos años, protagonizó y dirigió varias obras, además de haber sido director artístico del Teatro Nacional Cervantes.
El 3 de septiembre de 2024, el actor perdió a su esposa, Selva Alemán. Este golpe duro lo hizo desistir de varios proyectos, pero en marzo de este año decidió asistir a al programa de Mirtha Legrand, La noche de Mirtha (eltrece), donde abrió su corazón y contó cómo es su vida tras la muerte de su esposa. “Acá estamos, tirando. Día a día”, confesó cuando la conductora le preguntó cómo estaba.

«Me cuesta mucho hablar de Selva. La extraño mucho. Sí. Es así. La vida continúa. Es difícil, me cuesta pensar que no la voy a ver más”, respondió con tristeza el actor. De inmediato, habló de la falta que le hace su esposa en la vida cotidiana.“Me pongo a ver televisión, de golpe veo la escena de un actor y me volteo porque hacíamos comentarios. Éramos muy compañeros, estábamos todo el tiempo juntos”, agregó, con angustia.
Fuente: Ornella Tiesso, La Nación