Después de terminar de filmar La vieja guardia, película producida por Netflix, y estrenada en el año 2020, Charlize Theron tuvo que ser operada porque en una de las escenas de acción se rompió un dedo. Lo curioso es que su lesión ocurrió a las pocas semanas de empezar el rodaje, pero la ganadora del Oscar aguantó hasta el final de la película, lo que conllevó problemas en los nervios de la mano, en el túnel carpiano de la muñeca y un pinzamiento muy doloroso en el hombro.
En La vieja guardia la actriz sudafricana volvía a interpretar a una de esas heroínas de acción que, en los últimos tiempos, se convirtieron en su marca como la Imperator Furiosa de Mad Max: Furia en el camino (2015) o Atómica (2017), y para las que la actriz debe someterse a una dura preparación física antes y después de rodar escenas de acción complicadas. Sin embargo, y aunque no lo aparente, Charlize Theron tiene 48 años y la propia intérprete reconoce que está haciendo las paces con todo este asunto de envejecer: “Lo que realmente me molesta es que ahora hago películas de acción y, si me lesiono, tardo mucho más en recuperarme que cuando tenía 20 años. Más que mi cara, desearía tener mi cuerpo de los 25 años, que podía tirarme contra una pared y ni siquiera lastimarme. Ahora, si no hago ejercicio durante tres días y vuelvo al gimnasio, no puedo caminar. No puedo ni sentarme en el baño”, explicó con mucho humor en una reciente entrevista en la revista Allure.
Bella, talentosa y con un pasado tormentoso, Theron vio en 1991, cuando era una adolescente, como su padre, Charles, llegaba borracho a su casa y, desde la puerta, amenazaba con matarla a ella y a su madre, Gerda. Agredió físicamente a su madre. Esta, en defensa propia, lo mató de un tiro. No se presentaron cargos contra la madre al demostrar que lo había hecho para defender su vida y la de su hija. Pocos años después, Charlize se iría de su casa para intentar triunfar en Los Ángeles. Y aunque le costó, a finales de esa misma década ya era una de las grandes promesas del cine.
La actriz también afirma estar en un momento de su vida y de su carrera en el que no volvería a hacer cosas que antes sí hacía. En 2003, para convertirse en la asesina en serie Aileen Wuornos en la película Monster (por la que ganó el Oscar a mejor actriz) tuvo que engordar 14 kilos. En 2018, para interpretar a una mujer que dio a luz recientemente en la película Tully engordó 20 kilos. Entre una y otra habían pasado 15 años, y la actriz lo notó: “No volveré a hacer una película y decir: ‘Sí, subí 20 kilos’. Nunca volveré a hacerlo porque ya no podés bajarlos del todo”, confesó Theron en la entrevista. “Cuando tenía 27 años, hice Monster. Adelgacé lo que había engordado de la noche a la mañana. Me salté tres comidas y volví a mi peso normal. Luego, a los 43, lo hice para Tully, y recuerdo que un año después de intentar perder todo aquel peso llamé a mi médico y le dije: “Creo que me estoy muriendo porque no puedo bajar de peso”. Y él me dijo: ´Tenés más de 40 años. Calmate. Tu metabolismo ya no es el que era´. Nadie quiere escuchar eso”, afirma ahora la actriz.
Charlize Theron reconoce que incluso hoy, en la era de la positividad corporal, “estas cosas siguen siendo duras”: “Siempre me ha parecido muy gracioso cuando, después de subir de peso para una película, tuve que asistir a una alfombra roja”. La actriz cuenta en la entrevista que en esos casos llamaba a su estilista que suele entrar en pánico: “La llamo y digo: “Oye, estoy haciendo esta película sobre la depresión posparto y subí como 20 kilos. Y ella dice: ‘¡Oh, dios mío! ¡Dios mío! ¿Y cómo voy a vestirte?’. Me puso muchos blazers por encima con el paso de los años”.
Como en cualquier parte, en Hollywood también existe una doble vara para medir a hombres y a mujeres y eso es algo que la actriz parece tener muy presente en lo que respecta al tema de la edad: “Siempre tuve problemas con eso de que los hombres envejecen como ´un buen vino´ y las mujeres no”, dice la intérprete. “Desprecio ese concepto y quiero luchar contra él, pero también creo que las mujeres deben poder envejecer de la manera que les parezca adecuada. Creo que debemos ser un poco más empáticos con la forma en que todos atravesamos nuestro viaje. Mi experiencia de tener que ver mi cara en un cartel publicitario es bastante divertida ahora”, explica la actriz, que lleva desde 2004 siendo la imagen del perfume J’Adore de Dior, y, por tanto, pudo ver el paso de sus años a través de las marquesinas.
El escrutinio extremo al que se han enfrentado numerosas actrices por sus cambios físicos a lo largo de sus carreras, y que han afectado a mujeres como Renée Zellweger o Demi Moore, también forma parte de la vida de Theron. Ella, sin embargo, se lo toma con filosofía: “Mi cara está cambiando y me encanta que mi cara esté cambiando y envejeciendo”, afirma. “La gente piensa que me hice un lifting. Dicen: ´¿Qué se hizo en la cara?’. Yo digo: ‘¡Perra, estoy envejeciendo!’. No significa que me haya hecho una mala cirugía plástica. Esto es justo lo que sucede”.
La intérprete, que es madre soltera y tiene dos hijas, Jackson, a quien adoptó en 2012, y a August, adoptada en 2015, afirma que convertirse en madre la hizo más consciente del paso del tiempo y de la edad y que la maternidad también aumentó su sentido de la responsabilidad. Cuenta que de sus hijas aprende cada día, también en este asunto de envejecer: “Ellas no tienen el mismo concepto sobre la edad que tenemos nosotros. Ellas ven a alguien, les gusta lo que lleva puesto o piensan que es una persona linda… y les da igual si esa persona tiene 20 años o 60. Adoro eso. Ojalá sigan siendo así cuando crezcan”.
Fuente: El País, La Nación.