La imagen se ha convertido casi en un lugar común del cine bélico. Soldados apretados en pequeñas lanchas de desembarco, nerviosos y asustados mientras avanzan rompiendo las olas a toda velocidad y bajo un cielo gris hasta que la compuerta se abre y empieza la carnicería, todo en un intento de conquistar un lejano pedazo de arena.

En gran medida, y especialmente en el caso de las generaciones más jóvenes, esta escena invoca casi de inmediato la apertura de Rescatando al Soldado Ryan, una película estrenada por Steven Spielberg en 1998 que dio inicio a un renovado interés por el cine de guerra basado en una virtud -el estilo realista y visceral en la representación de la violencia- y un vicio -el uso de tramas, personajes y giros trillados- que sin embargo le permitió alcanzar la masividad.

Rescatando al Soldado Ryan también aumentó el interés por el hecho de armas que intentó llevar al cine: el desembarco de Normandía, en el noreste de Francia, el 6 de junio de 1944, del cual se cumplirán 75 años el jueves, y específicamente el asalto sobre Omaha, una de las cinco playas atacadas por las tropas aliadas (Estados Unidos, Reino Unido y Canadá) y donde se produjo la mayor matanza.

La carnicería en la playa Omaha, según Steven Spielberg
La carnicería en la playa Omaha, según Steven Spielberg

A partir de su fenomenal éxito (fue la película más taquillera de 1998) comenzaron a editarse nuevos libros sobre la Operación Overlord, proliferaron los videojuegos centrados en la campaña, (algunos de ellos, como Medal Of Honor: Allied Assault, haciendo un esfuerzo por reproducir esa primera escena cuadro por cuadro) y aumentó considerablemente la producción de películas sobre la Segunda Guerra Mundial, un género clásico de la posguerra que había quedado rezagado.

Pero la película de Spielberg no fue la primera, la única y posiblemente ni siquiera la mejor de una extensa tradición cinematográfica centrada en la victoria más contundente y simbólica de los aliados en la guerra contra la Alemania nazi: aquella que, en coordinación con los enormes esfuerzos de la Unión Soviética en el este, liberó a París y puso fecha final a la caída de Berlín.

A continuación, una lista, entre muchas posibles, de películas que intentaron contar Normandía, desde la épica de El día más largo, pasando por la ensoñación de Overlord y la alegoría en El Tambor de Hojalata hasta la acción de Ryan y la más reciente My Way.

El día más largo (1962)

Aunque en los años posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial la batalla ya había aparecido en películas románticas como D-Day: the sixth of june (Día D: el seis de junio, 1956), el estreno de la épica The Longest Day (El día más largo) en 1962 marcó un antes y un después en la historia cinematográfica del desembarco en Normandía.

(El asalto sobre la playa Omaha, The Longest Day, 1962)

Basada en el libro del mismo nombre que el periodista irlandés Cornelius Ryan había publicado en 1959, la película se vale de un elenco multinacional (estadounidenses, británicos, canadienses, franceses y alemanes) y un equipo de directores para narrar a lo largo de 178 minutos y en el estilo de un documental dramatizado los días anteriores al desembarco y las diferentes acciones ocurridas durante el 6 de junio.

Los estadounidenses John Wayne, Robert MitchumHenry Fonda, él mismo un veterano del Día D como marino en el destructor USS Satterlee, el escocés Sean Connery y el alemán Gert Fröbe, que dos años después llegaría a la fama mundial interpretando al villano Goldfinger en la saga James Bond, son algunos de los nombres que participaron en la filmación.

El día más largo se ha convertido en un clásico y una película de referencia sobre el Día D, representando fielmente el enorme esfuerzo cooperativo aliado, la respuesta alemana y los horrores de la guerra. Aunque muchos han destacado que su valor educativo e informativo ha en gran medida superado a su potencial expresivo.

Overlord (1975)

Casi como una reacción a la escala sobrehumana de El día más largo, la película estrenada por el director Stuart Cooper a mitad de la década de 1970 se concentra en la historia de un sólo soldado británico, perseguido por la premonición de su propia muerte.

(Trailer, Overlord, 1975)

El joven Tom, que podría representar a casi cualquier muchacho, es llamado a las armas en 1944, acude al centro de entrenamiento, se enamora fugazmente y vive con miedo y luego resignación los días anteriores su bautismo de fuego, que ocurrirá precisamente en las playas de Normandía.

Overlord, que lleva el mismo nombre de la operación militar, mezcla filmaciones documentales del archivo del Museo Imperial de Guerra de Londres con escenas de ficción grabadas en blanco y negro, quizás para generar un límite difuso entre ambas, potenciado por el tono de ensoñación.

La película ganó el oso de plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1975, pero ha quedado prácticamente en el olvido desde entonces.

Die Blechtrommel (1979)

La extraña, alegórica y desgarradora película del director Volker Schlöndorff, basada en la novela del mismo nombre que el escritor Günther Grass, Premio Nobel de Literatura en 1999, publicó en 1959, no tiene su foco precisamente en el Día D, aunque sí le dedica algunas de sus escenas más memorables y es una de las pocas películas alemanas que tocan el tema.

(El picnic sobre la «muralla del Atlántico», Die Blechtrommel, 19179)

El tambor de hojalata narra la historia de Oskar Matzerath, un niño alemán nacido en el período entre las dos guerras mundiales que a sus tres años recibe un tambor como regalo y luego, motivado por los horrores a su alrededor, decide dejar de crecer.

Oskar se convierte entonces en mezcla de niño eterno y enano obsesionado con el sexo, que atraviesa la violencia a su alrededor con el tambor de hojalata colgado del cuello, y se convierte en un testigo bizarro y suerte de conciencia perdida frente al ascenso del nazismo y la destrucción de la Segunda Guerra Mundial.

El desembarco de Normandía llega casi sobre el final de la película, cuando Oskar se ha unido a un grupo de enanos de circo que dedican su tiempo a entretener a las tropas alemanas. De esta manera, acuden un día a la costa normanda para realizar un picnic sobre uno de los búnkers de concreto en los que lo soldados esperan a las lanchas de desembarco aliadas.

«¿Tiene mucha fe en el concreto?», pregunta el líder de la compañía de circo a un oficial alemán que hace de guía. «Ya no tenemos mucha fe en nada», responde, dando inicio a la delirante secuencia del picnic sobre la «muralla del Atlántico».

Una escena de “El Tambor de hojalata”
Una escena de “El Tambor de hojalata”

El tambor de hojalata se convirtió en uno de los éxitos de taquilla más importantes de la historia alemana y recibió la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a mejor película extranjera.

The Big Red One (1980)

El director Samuel Fuller fue parte de la famosa 1ra divisón de infanteria (el «gran uno rojo» o la «gran [división] roja) del ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, que formó la vanguardia durante el asalto precisamente a la aterradora playa de Omaha el 6 de junio de 1944.

En 1980, y ya con una extensa carrera a sus espaldas, estrenó una película épica basada en su propia historia, El Escuadrón Gran Rojo, protagonizada por Lee Marvin y el entonces ascendente Mark Hamill, quien recientemente había interpretado a Luke Skywalker en La Guerra de las Galaxias.

La película de Fuller no está centrada en Normandía sino más bien en el largo historial de la 1ra división, que peleó en África, Italia y Francia. Pero dedica una extensa escena al brutal asalto sobre Omaha y los intentos de los soldados estadounidenses de usar los peligrosos torpedos «Bangalore» para destruir parte de las defensas alemanas.

(Trailer, The Big Red One, 1980)

También muestra la deshumanización e inutilidad de la guerra, cuando el personaje del sargento (Marvin), envía uno a uno a los soldados de su sección a ser masacrados por las ametralladoras enemigas, sin aparentemente importarle demasiado.

Aunque en su tiempo la precisión de algunas escenas de acción y el enfoque épico fueron celebrados, El Escuadrón Gran Rojo también fue criticada por sus diálogos y personajes trillados, y por ciertos episodios difíciles de creer.

Saving Private Ryan (1998)

Steven Spielberg ha tenido siempre una gran fascinación por la Segunda Guerra Mundial, y antes de volcarse al Día D había estrenado ya la satírica 1941 (1979), En busca del arca perdida (1984) y La última cruzada (1989) en la saga de Indiana Jones, El Imperio del Sol (1987) sobre el Teatro en el Pacífico y La Lista de Schindler (1993) sobre el holocausto.

Pero con Rescatando al Soldado Ryan intentó dar un giro a su filmografía y encarar una película de guerra como nunca se había hecho, construyendo al mismo tiempo sobre la tradición ya existente sobre Normandía.

(El asalto sobre la playa Omaha, Saving Private Ryan, 1998)

La película, que comienza con una sección de 30 minutos dedicada al asalto a la playa Omaha, narra luego las peripecias de una sección de infantería enviada tras las líneas enemigas con el objetivo de hallar al último de los cuatro hermanos Ryan que sigue aún con vida, y entonces llevarlo a casa.

Claramente, situaciones y cuadros de El día más largo y El Escuadrón Gran Rojo estaban en la mente de Spielberg cuando encaró su interpretación del desembarco, en especial cuando ser observan los torpedos «Bangalore» y la masacre sin sentido.

Pero el director hizo uso de los numerosos avances en la tecnología y los efectos especiales en ese entonces para poner el foco en aquello que películas anteriores habían intentado dejar de lado a pesar deser tan obvio: que en la guerra hay sangre, vísceras, caos, confusión y destrucción.

Sin caer en el gore, aquí pueden verse miembros cortados, tripas y balazos; soldados masacrados, ahogados y pisoteados; prisioneros fusilados; humor negro en medio del tiroteo. Y todo esto sumado a un excelente sonido que, al menos en las salsas de cine, simulaba la experiencia de estar allí.

Steven Spielberg durante la filmación de “Rescatando al soldado Ryan”, junto al protagonista Tom Hanks (Paramount)
Steven Spielberg durante la filmación de “Rescatando al soldado Ryan”, junto al protagonista Tom Hanks (Paramount)

Que luego del desembarco la película derive en el cliché en personajes, situaciones y diálogos y en un tono innecesariamente nacionalista no impidió que esta primera escena de casi 30 minutos cambiara la forma de filmar películas bélicas. Era el inicio de la era del realismo, que el mismo Spielberg seguiría produciendo en la serie Band of Brothers, y había comenzado en Normandía.

My way (2011)

My Way, del coreano Kang Je-gyu, es una película anómala en el cánon sobre el Día D y concentrada en una historia real irrepetible.

Aunque se trata de ficción, la película está basada en la historia de Yang Kyoungjong, un joven coreano que en 1938 fue forzado a ingresar en las filas del ejército japonés luego de que el Imperio del Sol Naciente ocupara la península de Corea. En 1939 Kyoungjong fue capturado por el ejército soviético tras la batalla de Khalkhin Gol y enviado a un campo de trabajos forzados.

En 1942 y durante la invasión alemana de la Unión Soviética, Kyoungjong  fue sacado del campo y forzado a ingresar en el ejército Rojo. Un año después, fue capturado por el ejército alemán tras la tercera batalla de Kharkov y una vez más cambió de bando.

(El desembarco en Normandía, My Way, 2011)

Bajo el uniforme alemán fue enviado a pelear en Normandía contra la invasión aliada, y en 1944 fue capturado por el ejército estadounidense, pero poco más se sabe de él.

Kang tomó esta historia, agregó otros elementos y estrenó en 2011 My Way, una espectacular y un poco sobrecargada película de acción que intenta representar a casi todos los teatros de la Segunda Guerra Mundial en 119 minutos.

El último acto, centrado en Normandía, es notable ya que consiste en una de las únicas representaciones de la batalla desde el punto de vista del soldado alemán, y en este caso coreano, bajo el bombardero aeronaval aliado y ante el avance de las tropas desde el mar.

Overlord (2018)

Compartiendo el título con la película de 1975, la Overlord estrenada el año pasado no guarda ninguna similitud con aquella obra británica. Ni con cualquier otra sobre el desembarco en Normandía.

Está dirigida por Julius Avery y producida por J. J. Abrams, creador de la serie Lost y reciente director de las últimas películas de la saga de La Guerra de las Galaxias, y avanza en territorio hasta ahora desconocido: Overlord es una película de terror apenas situada en el contexto del Día D.

Aquí el gore sí es un fin en sí mismo, y la trama gira en torno a zombies, mutaciones y laboratorios secretos comandados por oficiales nazis, siguiendo de cerca algunas de las tendencias más populares del cine de género y terror de la actualidad.