El exorcista del Papa (The Pope’s exorcist)

Comentario de Amadeo Lukas, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Dirección: Julius Avery

Reparto: Russell Crowe, Daniel Zovatto, Franco Nero, Alex Essoe. Peter DeSouza-Feighoney,

El exorcista del Papa propone una interesante –aunque obviamente excedida a los efectos de cumplir con el género- representación de una figura de la vida real, el padre Gabriele Amorth. Se trata de un sacerdote que actuó como jefe exorcista del Vaticano y sobre sus experiencias en esos trances escribió algunos libros. Pero más allá de ese marco real, el film de Julius Avery se interna de lleno en la recurrente temática del exorcismo, trama prácticamente inaugurada por la memorable obra de William Friedkin, y con esa premisa cae inevitablemente en los desbordes pseudo religiosos de posesiones demoníacas y redenciones celestiales en las que han incurrido numerosos títulos afines. Pero eso no está mal si se aborda algún costado poco explorado dentro de esa tónica, y que además resulte atractiva y convincente su manufactura; cosas que por fortuna se pueden encontrar en este estreno.

Lo más curioso de El exorcista del Papa. es la personificación del citado sacerdote -que aparentemente realizó decenas de miles de exorcismos en su vida-, especialmente su particular forma de afrontar los casos que le encargan, apelando a descontracturados e irónicos métodos ante a los demonios. También se puede apuntar su rebeldía frente a los protocolos estructurados y autoritarios del Vaticano, su petaquita de whisky dentro del maletín de trabajo, su moto Vespa como medio de transporte, y su fraternal relación con el Papa (que no se sabe bien cuál habrá sido en los momentos que se dedicaba a su tarea). En ambos roles se lucen un inesperado Russell Crowe, que nunca había incursionado en este tipo de temáticas, y el gran Franco Nero. Crowe además se expresa en italiano en varios pasajes del film y cuando habla en inglés -con las víctimas estadounidenses de una posesión en un caserón ubicado en España-, lo hace con tonada italiana. Pero una verdadera revelación actoral resulta el niño Peter DeSouza-Feighoney, como la víctima de posesión alrededor de la cual gira la trama. Estremecedora labor infantil.

Por otra parte las locaciones del Vaticano, de Italia y España le dan un marco visual especial a la película. No se puede decir que sea un film terrorífico, tampoco se lo propone, sino más bien una crónica con ciertos momentos de sobresalto –especialmente cuando aborda el espanto de La Inquisición, aporte histórico también destacable- con aceptables efectos especiales.

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Amadeo Lukas – Periodista de espectáculos y crítico de cine. Miembro de APTRA, Asociación de Cronistas Cinematográficos y Premios Gardel. Cancionista.