Gran Hermano: lo mejor y lo peor del esperado regreso del reality a la pantalla de Telefe

Con un Santiago Del Moro más afianzado con el formato y una Julieta Poggio que aportó su frescura y su experiencia dentro de la casa, el primer programa de esta nueva temporada marcó algunas diferencias con respecto a la exitosa versión de 2022

Gran Hermano regresó en 2022 a la pantalla de Telefe con grandes cambios y las mejores expectativas. El programa, con nuevo conductor y un formato diario, se convirtió en un éxito y quizá por eso no sorprendió que este lunes el reality más famoso del mundo haya estrenado una nueva temporada.

Con un Santiago Del Moro mucho más cómodo y afianzado en el formato, el ciclo comenzó en el horario acordado. Sin protocolos ni preámbulos, el conductor fue presentando a los aspirantes a quedarse con el gran premio. Antes de ser recibidos, los televidentes podían ver el clip de cada uno de ellos, en los que, con sus propias palabras, resumían quiénes eran y qué esperaban de esta extraña experiencia.

Todos a bordo (de una buena vez)

Tras el clip de presentación, los participantes pasaban por el estudio antes de subirse a un auto que los trasladaba hasta la casa
Tras el clip de presentación, los participantes pasaban por el estudio antes de subirse a un auto que los trasladaba hasta la casaTelefe

La fluidez, sin embargo, se fue perdiendo por un inconveniente imposible de resolver: la distancia entre el estudio en el que Del Moro les daba la bienvenida y la famosa casa. Eso obligó, al igual que en la edición anterior, a intercalar entre las presentaciones de uno y el ingreso de otro. En el caso de los primeros en ingresar, además, se mostraron imágenes en vivo del trayecto, a bordo de un remis.

El tiempo que la producción se vio obligada a brindarle a la travesía, seguramente fue el que faltó a la hora de mostrar un poco más sobre las primeras interacciones, las conversaciones y todo lo que iba ocurriendo en la casa ante cada ingreso.

Por supuesto que, a medida que se acercaba la medianoche, todo se precipitó y el apuro para que todos los jugadores entraran se hizo muy evidente.

La voz de la experiencia

Julieta Poggio, la finalista de la última edición, fue la encargada de acompañar a los participantes hasta la casa
Julieta Poggio, la finalista de la última edición, fue la encargada de acompañar a los participantes hasta la casaADRIAN DIAZ BERNINI

Por suerte, este año los esperaba en la puerta de la casa Julieta Poggio, la finalista de la última temporada. La protagonista de Coqueluche aportó no solo su frescura, sino algunos de los momentos más festejados: se valió de su experiencia para brindarles consejos e hizo algunos comentarios picantes que remitieron a sus antiguos compañeros de encierro. “Los calladitos son los peores”, expresó ante uno de los participantes que se definía como muy tranquilo, un comentario que muchos interpretaron como una alusión directa a Marco Ginocchio, el salteño que terminó consagrándose ganador. “Estar de novio afuera es mucho más fácil que estar de novia adentro”, indicó luego, ante otra participante que ingresó a la casa estando en pareja, una situación que ella vivenció hace un año. Y remató: “Ojalá te portes tan bien como yo”.

Otra de las frases que fueron festejadas en las redes fue la que reveló uno de los secretos que mejor guardó durante su estadía: “A las dos semanas, todos te empiezan a parecer lindos”. Luego, recomendó: “No se pongan en pareja adentro de la casa. En mi experiencia, los que lo hicieron no llegaron muy lejos”, en alusión a algunos de sus “enemigos”, Coty Romero y Alexis “Conejo” Quiroga, y Juliana Díaz y Maxi Giudice.

Poggio llegó a ser tendencia en las redes, pero por un hecho que fue mencionado, también, por los participantes dentro de la casa: el espacio en el que recibía a los participantes para acompañarlos hasta la puerta de entrada de la casa estaba lleno de bichos, que seguramente se vieron atraídos por los focos. Una especie de cucaracha, de hecho, pudo verse trepando por su vestido de gala.

Otra de las presencias que aportaron fue la de Rodolfo Valss, el dueño de la histórica voz de Gran Hermano, que como cada edición fue el encargado de darle la bienvenida tanto a los chicos como a los televidentes.

Una selección atractiva

El casting, en sí, también puede señalarse como un acierto: esta edición, al igual que las primeras del reality, tiene un tinte más federal en cuanto a las procedencias de los concursantes y también una mayor amplitud en cuanto a sus perfiles.

Julieta, la modelo "curvy" que ingresó a la casa
Julieta, la modelo «curvy» que ingresó a la casaTelefe

Claro que este plantel de competidores cuenta con muchachos y chicas de belleza hegemónica, pero también una modelo curvy que aprendió a amar a su propio cuerpo, una doble de riesgo con una apariencia que ella misma denomina como “fuerte”, una abuela que sueña con ser vedette y personas “comunes y corrientes”.

Williams, de 20 años, sueña con estudiar veterinaria
Williams, de 20 años, sueña con estudiar veterinariaGerardo Viercovich

Además de las diferentes edades, estilos, profesiones y apariencias de los concursantes, en este primer programa quedó en claro, también, que no todos tienen las mismas expectativas: algunos, a pesar de ser profesionales, anhelan desembarcar en los medios, mientras que otros esperan poder ganar el premio para cumplir su sueño de estudiar una carrera universitaria.

Un as en la manga

Santiago Del Moro, el conductor del reality
Santiago Del Moro, el conductor del reality

Ya con los 20 participantes dentro, Del Moro hizo su primer ingreso oficial para darles la bienvenida y confirmarles que se encontraban jugando por un premio de 50 millones de pesos más una casa. De regreso al piso, el conductor aseguró que “hay reglas que van a cambiar” y que este martes ingresarán dos participantes más, aunque no dio precisiones sobre su permanencia ni por qué se decidió que entren por fuera de los 20 titulares.

Evidentemente, el efecto sorpresa estará a la hora del día en esta nueva edición del reality, que busca superarse a sí mismo en una televisión abierta hambrienta de éxitos.

Fuente: Mariano D’Andrea, La Nación