Griselda Siciliani: su amor “negociado” con Luciano Castro, la despedida de Envidiosa y por qué lo mejor está por venir

A días de estrenar la tercera temporada de Envidiosa, la actriz, cantante y bailarina habló gran desafío de interpretar a esta heroína “políticamente incorrecta”, sus miedos como madre y lo que no negocia con su pareja

“Debo confesar que esta es mi preferida”, dice Griselda Siciliani a días de estrenar la tercera temporada de Envidiosaque se sumará al catálogo de Netflix el próximo 19 de noviembre. Una temporada que, sin dudas, tampoco pasará desapercibida para la audiencia. Es que, en ella, podremos disfrutar de una “nueva” Vicky; una Vicky que, después de tantos años de psicoanálisis, por fin se enfrentará a los mandatos e intentará aplicar todo lo que fue trabajando en terapia. También, y aunque ya hay una cuarta entrega confirmada y grabada, empezará el camino hacia la despedida de este personaje que fue tan icónico e importante en su carrera.

Envidiosa va a estar en el top de mi carrera porque es mi serie”, confiesa la también cantante y bailarina, a pesar de no tener nada en común con esta cuarentona soltera y sin hijos. “No soy una persona celosa ni envidiosa. No va por ahí mi neurosis (risas). Mi neurosis va más por el perfeccionismo, por querer abarcar mucho, por castigarme por las cosas que no llego a hacer, pero no por la competencia con los otros. Por eso me resulta tan lindo hacer a Vicky, porque no tengo tantos puntos en común y eso me permite jugar mucho más”, revela.

-¿Con qué Vicky nos vamos a encontrar esta temporada?

-Eso era una incógnita para mí porque después de dos temporadas uno se pregunta con qué nos metemos, qué le puede pasar a Vicky en una tercera. Pero cuando leí el guion me encantó. Siento que esta es la primera vez que Vicky hace un cambio, que descubre algo. Se empiezan a ver esas herramientas que tomó de la terapia, de su pareja, de su hermana y hay cambios en su vida. Y hacia el final de la temporada es cuando realmente descubre que aquello que creía que era un deseo era un mandato, un mandato muy poco conectado con lo que realmente quiere para su vida. Esos que hacen que no te puedas encarrilar con tu verdadero deseo porque no es lo que la sociedad espera de una mujer a cierta edad.

"Con Esteban tenemos una relación muy cercana, hay una amistad tan fuerte que nos resulta muy fácil confiar en el otro. Nos miramos y ya sabemos lo que el otro va a hacer"
«Con Esteban tenemos una relación muy cercana, hay una amistad tan fuerte que nos resulta muy fácil confiar en el otro. Nos miramos y ya sabemos lo que el otro va a hacer»Alina Schrwarcz / Netflix

-La relación con Matías (Esteban Lamothe) se vuelve mucho más estable aunque atraviesa un montón de desafíos… ¿Cómo fue filmar esas escenas?

-Con Esteban tenemos una relación muy cercana, hay una amistad tan fuerte que nos resulta muy fácil confiar en el otro. Nos miramos y ya sabemos lo que el otro va a hacer. A veces, por las características de mi personaje, me doy la licencia de improvisar entonces él me sigue como si supiera lo que voy a hacer. Igual ensayamos antes de que empiece el rodaje, sobre todo, las escenas particulares que iban a marcar el vínculo de Vicky y Matías.

-Por momentos, la historia incorpora un recurso más poético, algo que no estuvo presente ni en la primera ni en la segunda temporada…

-Eso fue idea de Daniel Barone, que dirige esta temporada, y Guillermo Zappino, el director de fotografía. Ellos trajeron la propuesta de incorporar estas imágenes más poéticas cuando a Vicky le pasan cosas que no puede manejar, y eso fue hermoso y conmovedor a la hora de filmar.

"No tenía el mandato de ser madre, lo fui cuando tuve ganas y me fue fácil; no tuve que hacer tratamientos. Pero cuando leí lo que iba a pasar esta temporada y me puse a pensar o a tomar decisiones sobre cómo iba a ser Vicky respecto a estos temas, sentí la enorme responsabilidad de ser canal de identificación para otras mujeres"
«No tenía el mandato de ser madre, lo fui cuando tuve ganas y me fue fácil; no tuve que hacer tratamientos. Pero cuando leí lo que iba a pasar esta temporada y me puse a pensar o a tomar decisiones sobre cómo iba a ser Vicky respecto a estos temas, sentí la enorme responsabilidad de ser canal de identificación para otras mujeres»Fabián Marelli

-También hay nuevas incorporaciones como Nicki Nicole, Agustín Aristarán, María Abadi, Sebastián Wainraich y Julieta Cardinali… ¿Cómo fue compartir el set con ellos?

-Fue increíble. Con Nicki tuvimos química enseguida y se armó algo muy lindo. Por momentos, Vicky y Virtudes (así se llama su personaje) tienen una relación muy maternal. Me dio mucho honor ser la primera persona con la que dé sus primeros pasos como actriz. Es una genia absoluta. Con “Soy Rada” y María también aunque Esteban tuvo más escenas con ellos. Lo mío era más pensar en ellos (risas). Pero nos reímos mucho juntos. Hubo que parar el rodaje muchas veces porque por momentos nos tentábamos mucho.

-¿Que Vicky sea una heroína “políticamente incorrecta” es lo que hizo que esta serie tenga tanto éxito?

-Sí, porque no es la típica heroína que conocemos. Todo lo que piensa y todo lo que dice es incorrecto, es cancelable. Vicky atrasa mucho en todo pero, a su vez, lo hace desde tal honestidad e ingenuidad que uno termina empatizando con ella.

-¿Hacer que el público empatice con alguien con tantos puntos negativos fue el mayor desafío a la hora de interpretarla?

-¡Totalmente! Y creo que para que eso suceda estuvo muy a favor el humor. Vicky es un personaje muy cancelable por muchas cuestiones pero que te hace reír entonces hay algo de eso que nunca perdí de vista. Yo pensaba: “Vicky tiene que ser una mujer con la que tal vez uno no está de acuerdo pero hay que quererla”. A pesar de todas sus cosas negativas, estaba ocupada en generar humor y vulnerabilidad, y eso lo lográs con sutilezas en la actuación, en el libro y en la dirección.

"Todo lo que piensa y todo lo que dice es incorrecto, es cancelable. Vicky atrasa mucho en todo pero, a su vez, lo hace desde tal honestidad e ingenuidad que uno termina empatizando con ella"
«Todo lo que piensa y todo lo que dice es incorrecto, es cancelable. Vicky atrasa mucho en todo pero, a su vez, lo hace desde tal honestidad e ingenuidad que uno termina empatizando con ella»Alina Schrwarcz / Netflix

-¿Cómo fue ponerle el cuerpo a un personaje tan intenso?

-¡Agotador! (risas) Estoy en todas las escenas y en todos los capítulos entonces eso se traduce en jornadas de trabajo de once horas por día, todos los días, durante muchos meses. Creo que ese fue el mayor esfuerzo. Estar actoralmente disponible, blanda y sensible para construir humor todos los días con todo lo que te pasa en tu vida. Sin dudas, es de los proyectos más agotadores que he hecho. Y también, de los más agradecidos por la gente.

-Sabemos que, además de esta temporada, hay una más pero que será la última. ¿Cómo es para vos despedirte de un personaje que fue tan significativo en tu carrera?

-Ese último día de rodaje fue muy sensible. Yo venía aguantando porque hasta el último minuto había mucha cosa que hacer, mucha cosa que filmar pero grabar ese final fue una mezcla entre lágrimas y euforia. Me acuerdo que ese día me fui con un montón de regalos que me habían hecho los diferentes equipos de vestuario, de arte, de sonido, y me subí al auto y lloré todo el trayecto despidiendo a este personaje.

-Imagino que como actriz te debés llevar un pedacito de cada personaje que interpretás. ¿Qué te llevás de Vicky? ¿Qué aprendiste de ella?

-No sé si me llevo algo de Vicky pero sí de Envidiosa. Del proceso de hacerla en una plataforma como Netflix, que es otra manera de trabajar muy distinta a lo que es la tele de aire, de ponerle todo y que pase lo inesperado. Si bien todos sentíamos que este proyecto iba a funcionar, pasó algo más que eso que ni sé cómo explicar. Me fui diez días a Madrid y en la calle era como estar acá. Donde entraba me hablaban de la serie, del personaje, qué cuando viene la tercera. Me fui a Brasil a descansar un poco y fue igual. Creo que con el tiempo me voy a dar cuenta que me dejó, lo tengo muy encima todavía.

-Esta temporada hace foco en los celos, la maternidad y la presión por alcanzar el éxito profesional… ¿Te pesaron alguno de esos mandatos en tu vida?

-No, en lo personal no. No tenía el mandato de ser madre, lo fui cuando tuve ganas y me fue fácil; no tuve que hacer tratamientos. Pero cuando leí lo que iba a pasar esta temporada y me puse a pensar o a tomar decisiones sobre cómo iba a ser Vicky respecto a estos temas, sentí la enorme responsabilidad de ser canal de identificación para otras mujeres. Tengo un montón de amigas que han pasado por situaciones diferentes: desde la que no quiso ser madre y la juzgan por eso hasta la que quiso y no pudo o la que hizo veinte mil tratamientos y finalmente pudo pero perdiendo guita, tiempo y emociones. Así que cada vez que me tocaba alguna escena en relación a estos temas, fue muy conmovedor.

"Si bien todos sentíamos que este proyecto iba a funcionar, pasó algo más que eso que ni sé cómo explicar. Me fui diez días a Madrid y en la calle era como estar acá. Donde entraba me hablaban de la serie, del personaje, qué cuando viene la tercera. Me fui a Brasil a descansar un poco y fue igual. Creo que con el tiempo me voy a dar cuenta que me dejó, lo tengo muy encima todavía"
«Si bien todos sentíamos que este proyecto iba a funcionar, pasó algo más que eso que ni sé cómo explicar. Me fui diez días a Madrid y en la calle era como estar acá. Donde entraba me hablaban de la serie, del personaje, qué cuando viene la tercera. Me fui a Brasil a descansar un poco y fue igual. Creo que con el tiempo me voy a dar cuenta que me dejó, lo tengo muy encima todavía»Alina Schrwarcz / Netflix

-¿Cómo sos como mamá?

-¡Ay, habría que preguntarle a mi hijita! (risas). Soy muy fan del vínculo que tengo con mi hija. Me gusta mucho nuestra relación. No sé si soy buena mamá… Espero que sí, porque hago muchas cosas mal o hago lo que puedo pero me fascina estar con ella, me fascinan los planes que hacemos juntas, estar para lo que necesite.

-¿Qué cosas te preocupan o te dan miedo como madre?

-¡Todo! Yo empecé a pensar mucho en la muerte cuando fui madre. Tenía miedo de morirme, de que se muera ella; miedo a todo. Margarita ya tiene 13, así que los miedos ahora son en cuanto al mundo, y a una hija que está saliendo a él. Estoy en esa cuestión medio esquizofrénica de querer que salga al mundo y por otro lado, querer perseguirla a todos lados o encerrarla en mi casa por miedo (risas). Así que tratando de estar atenta. Creo que los hijos son el amor más grande pero siempre está anclado en contradicciones.

Griselda Siciliani junto a su hija Margarita; fruto de su relación con Adrián Suar
Griselda Siciliani junto a su hija Margarita; fruto de su relación con Adrián SuarCaptura Instagram

-¿Cómo hacés para encontrar un equilibrio teniendo tanto trabajo?

-Me pierdo mucho de otras cosas. Trabajo mucho y estoy mucho con mi hija entonces hay otras cuestiones que siempre tienen menos tiempo. De repente, me doy cuenta que hace dos meses que no salgo a cenar con mis amigas. Yo no voy a los eventos ni a los estrenos. Solo trabajo, estoy con mi hija y trato de estar un poco con mi novio para que no se sienta tan abandonado (risas). Además, soy una persona muy solitaria entonces cuando mi hija está con su papá me gusta estar sola, leer, estudiar el guion para la próxima jornada de rodaje.

-Hablando de Luciano Castro… ¿Cómo se vive el amor a esta edad, sobre todo, después de una segunda vuelta?

-¿A la tercera edad, decís? (risas). El reencuentro con él es una belleza; algo totalmente inesperado para los dos. Ya hace casi dos años que estamos juntos y todavía nos sorprendemos de este encuentro. O sea, ninguno de los dos lo esperaba porque no teníamos cotidianidad. No es que de golpe volvimos a trabajar juntos, no. No nos veíamos y realmente era alguien del pasado, un ex novio de la juventud. Es muy hermosa la relación que tenemos.

Griselda Siciliani y Luciano Castro tuvieron un fugaz romance hace 18 años y en 2024 volvieron a apostar por su amor
Griselda Siciliani y Luciano Castro tuvieron un fugaz romance hace 18 años y en 2024 volvieron a apostar por su amor

-¿Qué cosas no negociás a esta altura de tu vida?

-Lo nuestro es una negociación constante porque los dos tenemos universos tan diferentes… O sea, todo lo que en uno es blanco, en el otro es negro (risas). No nos parecemos en nada pero nos divertimos mucho, somos muy compañeros y nos reímos todo el tiempo de nosotros mismos. Respecto a qué cosas no negocio, yo no quiero convivir. Estoy muy decidida con eso porque a mí me gusta mucho la soledad. No me gusta llegar a mi casa y que haya alguien, salvo que sea mi hija.

-¿Y él, sí?

-Él sí, él quiere convivir, quiere casarse; él quiere todo (risas). Pero lo negociamos y encontramos una manera de tener algo en común y que no sea él el que siempre pierde, porque si no, siempre soy yo la que gano en la discusión. Tenemos el proyecto de tener una casita en la playa que sea de los dos. Luciano es muy del mar. Es una persona que en el mar y en la playa está en su hábitat. Así que es nuestra forma de tener un algo en común sin convivir del todo.

-Es que estuviste mucho tiempo sola…

-Estuve ocho años soltera haciendo la vida loca y estando conmigo misma entonces es muy difícil para mí cambiar eso. ¡Ni siquiera quería tener novio! Pasa que con Luciano nos encontramos, nos enamoramos otra vez y fue muy mágico. Fue como un rayo que nos partió y no nos quedó otra que entregarnos al amor. Él es una persona muy hermosa que siempre mantuvo su mirada sobre mí en tantos años y, bueno, lo vi otra vez.

-¿Te presentó a Pablo Rago al final?

-¡Todavía no! Espero que no sea mentira que está trabajando con él (risas). Pablo me mandó unos mensajes a través de su teléfono. Ya viene hace años escuchándome.

-Qué loco que no hayan trabajado nunca juntos…

-Nunca pero ya nos tocará. Es un genio total, un actorazo.

En la serie Menem, Siciliani encarnó a Zulema Yoma; la primera mujer del expresidente argentino
En la serie Menem, Siciliani encarnó a Zulema Yoma; la primera mujer del expresidente argentinoFederico Romero – Amazon Studios

-Últimamente estás muy abocada a las biopics: hiciste a Zulema Yoma en Menem y ahora estás interpretando a Moria Casán… ¿Hay diferencias a la hora de interpretar a alguien real?

-Sí, es como que tenés un beneficio cuando alguien existe. Cuando yo tengo que construir a Vicky es mucho más difícil todo porque yo tengo que imaginar cada una de sus expresiones, tomar decisiones, es todo un diseño desde cero. En cambio, cuando tengo que construir a Moria tengo a disposición una cantidad de material que existe y a ella, entonces tomo las decisiones a raíz de eso.

-¿Te queda algo pendiente en tu carrera?

-¡Sueño con trabajar con Almodóvar! Es algo que anhelo desde chica; siempre me sentí afín a él. No sé por qué pero siempre me sentí muy “Almodovariana” en mi naturaleza actoral. ¡Pedro, convocame por favor! (risas).

-El otro día te vimos con Carlos Casella sobre el escenario… ¿Vuelve la Siciliani cantante?

-¡Vuelve esa dupla! En realidad, vuelve el trío con Ana Frenkel porque ella nos va a dirigir en un proyectazo que vamos a hacer el año que viene. Es algo muy hermoso que tiene que ver con nuestro lenguaje. Eso va a ser como mi vuelta al escenario, así que estamos trabajando un montón.

Fuente: Cynthia Caccia, La Nación