La última frontera del streaming está por cruzarse. Las transmisiones en vivo, que hasta ayer nomás eran vistas como una rareza casi inconcebible en el universo de las plataformas, están llamadas a ganar un espacio cuyos alcances en el futuro cercano resultan hoy imposibles de predecir.
Tuvo que conocerse en los últimos días una decisión de alto valor estratégico resuelta por Netflix para llamar la atención de una tendencia que hace tiempo viene naturalizándose en silencio entre las marcas globales más importantes del consumo audiovisual online. Al confirmarse que a principios de 2023, en una fecha todavía no precisada, la “N” roja transmitirá por primera vez en vivo un especial de comedia, muchos empezaron a tomar conciencia de manera generalizada de una realidad que a esta altura resulta indiscutida.
Hoy tenemos disponible en la grilla de algunas plataformas mucha programación en vivo, aunque concentrada por lo general en el seguimiento de hechos deportivos. Por eso despierta tanto interés la novedad de que Chris Rock será el primer comediante en protagonizar un show de stand up emitido a todo el mundo en el mismo momento en que se realiza. Sin edición ni ajustes de imagen o de sonido posteriores al hecho. Cualquier hogar del planeta vivirá por primera vez a través de Netflix una experiencia en tiempo real de contacto con un comediante similar a la que tendrá el público sentado esa noche frente a Rock.
Lo que despierta el interés de los analistas es la potencial diversificación que se vislumbra para el futuro de las plataformas con la llegada de acontecimientos en vivo de temáticas completamente ajenas al deporte, hasta ahora patrimonio exclusivo de la TV convencional. Este tipo de contenidos, al mismo tiempo, constituye en la actualidad la única razón de ser de su vigencia, sobre todo porque cuentan con el respaldo y el interés de todo el aparato publicitario. La TV en vivo siempre fue un gran aliciente para las marcas. Y ese interés se mantiene en la actualidad. Pero ahora, el streaming empieza a considerar la misma ecuación. ¿La decisión de Netflix de poner próximamente en marcha una versión más barata con tandas comerciales habrá sido el imprescindible paso previo para que el streaming en sentido amplio piense cada vez más en entrar al mundo de las transmisiones en vivo?
Rock hará para Netflix su octava presentación especial de stand up, un tipo de programas que siempre necesitó la ayuda de un equipo de productores, editores y guionistas para quedar listo y a disposición del público. Hasta ahora, las reglas televisivas requerían en todos los casos un pulido de este tipo de shows antes de su salida al aire para sostener bien alta la dinámica de la emisión y, sobre todo, garantizar la atención del televidente. El experimentado actor y comediante del que habló el mundo a principios de este año como víctima del slapgate, el histórico cachetazo propinado por Will Smith en plena ceremonia del Oscar, tiene uno de los hitos de su historia como estrella de stand up disponible en Netflix. Es Tamburine, un espectáculo de 2018 al que se agregó el año pasado una versión extendida.
Tamburine es la única presencia hasta ahora de Rock en el amplio catálogo de shows y programas especiales de comedia que tiene Netflix a disposición de sus abonados. Tan identificada está la “N” roja con este género que produce con bastante frecuencia shows de este tipo y hasta organizó a partir de este año un festival propio sobre esta temática con figuras de gran cartel, predicamento y convocatoria. David Letterman, sin ir más lejos. Ese encuentro, conocido como Netflix Is a Joke (Netflix es un chiste), se concibió en un principio con la idea de emitir una parte de su contenido en vivo. La prueba, al parecer, quedó para más adelante, sobre todo frente al riesgo de que los monologuistas recurran sin red a expresiones subidas de tono incómodas para ciertas franjas de público.
Por eso no sorprende que sea esta plataforma la primera en animarse a hacer una emisión en vivo de este tipo y no otra como HBO Max, también presente con fuerza en el mundo del stand up y responsable de la producción de cinco exitosos especiales de comedia protagonizados por el propio Rock. Ninguno de ellos aparece en la versión local de esta plataforma.
A partir del anuncio de Netflix, el stand up en vivo es el escenario de la próxima prueba. Pero la tentación por explorar nuevas posibilidades se hace cada vez más irresistible para el streaming.
El primer campo que sus programadores exploraron con éxito, como venimos señalando, es el deporte. En estos días tenemos la prueba más cabal de la expansión sin techo de esta tendencia con lo que está ocurriendo alrededor de Qatar 2022 dentro de la vasta grilla de Star+. Allí, el espacio que tiene ESPN es cada vez más considerable. Son muchas las transmisiones en vivo de hechos deportivos que llegan a esa lugar cada fin de semana, desde la jornada completa de las ligas nacionales más poderosas del mundo (Reino Unido, España, Italia, Francia) hasta las competencias de la Fórmula 1. El Mundial es apenas una breve pausa antes del regreso masivo de estas transmisiones.
El deporte es el terreno más abarcador que se abre a las posibilidades del streaming e involucra hasta a Apple TV+, que acaba de asegurarse los derechos de transmisión en Estados Unidos a través de su plataforma de todos los partidos de la Major League Soccer (MLS), el campeonato de fútbol de primera división de ese país. El muy consultado sitio británico de análisis de medios Ampere se preguntó esta semana en su último informe si el aumento de 2 dólares mensuales en el costo del abono mensual de Apple TV+ en los hogares norteamericanos equilibra allí la vigente oferta de compra del paquete fútbol-MLS, con un descuento del mismo monto en caso de estar ya suscripto a la plataforma.
En medio de ese extendido tablero deportivo van surgiendo al mismo tiempo muestras y ejemplos de otro tipo. HBO Max sumó anoche a su plataforma por primera vez la emisión en tiempo real de la fiesta completa de los Grammy, que hasta ahora llegaba de manera exclusiva a los televidentes argentinos a través de la TV lineal por las señales de TNT. Esta novedad aparece como una suerte de consecuencia natural de un primer experimento, llamado Live on Max, que a fines del año pasado incluyó presentaciones en vivo de varias figuras del pop latinoamericano transmitidas a toda la región. ¿Ocurrirá algo parecido de aquí en adelante con otros grandes momentos de la próxima temporada de premios?
Otra prueba interesante en la misma dirección la vamos a tener el próximo lunes 21, cuando se ponga en marcha a la 1.15 (hora argentina), en el Dodger Stadium de Los Angeles, uno de los conciertos finales de la extensa gira de despedida de los escenarios de Elton John. Serán tres horas de música transmitidas en tiempo real vía streaming a todo el mundo a través de Disney+. Y también será una experiencia para seguir en todo sentido porque la industria la concibe como una gigantesca prueba piloto de la que surgirán enseñanzas visibles para el futuro.
No tendrá a Elton John la única incursión de la poderosa marca del ratón Mickey en el mundo de las transmisiones en vivo por streaming. Durante este año, los abonados estadounidenses de Disney+ siguieron de esta manera cada nueva instancia de la temporada número 30 del popular reality competitivo Dancing with the Stars. ¿Estará evaluando en estos momentos Netflix una estrategia parecida? Algunos observadores sugieren que el certamen de baile Dance 100, que la plataforma tiene actualmente en preparación, podría tener una vez lanzado estas características. Sobre todo para el momento en que al público le toque elegir a través del voto quién se queda y quién se va en cada instancia eliminatoria.
Y hace pocos días, los flamantes productores de la ceremonia televisada del Oscar, cuyos derechos mundiales pertenecen a Disney a través de la cadena ABC, adelantaron su intención de “revitalizar” con la ayuda del streaming una fiesta que sufrió en los últimos años importantes caídas en los números de audiencia. No hay precisiones hasta ahora, pero ya trascendió que algunos tramos del show con la entrega de premios más importante del año para la industria del cine podrían ser emitidos online con materiales exclusivos, separados de la transmisión convencional en línea prevista para el domingo 12 de marzo.
Toda esta historia empezó con la pandemia, cuando todo encuentro masivo quedó cancelado a la fuerza por la emergencia sanitaria. Los artistas se quedaron sin público y las competencias deportivas, después de un largo periodo de clausura, se reanudaron a puertas cerradas. Cuando las restricciones concluyeron y la distancia social dejó de ser una obligación, el regreso de los espectáculos y shows presenciales se multiplicó a través de las transmisiones televisivas en vivo. Desde esta tendencia se fue configurando al mismo tiempo un nuevo tipo de evolución y transformación de las plataformas, en la búsqueda de nuevos espacios y límites.
Ahora, los observadores más sagaces de las nuevas formas que adopta el entretenimiento empiezan a hablar de un futuro dominado por los modelos híbridos. La interacción entre artista y público no será igual a la del tiempo más crudo de la pandemia, con esos shows casi “personalizados” emitidos desde espacios y salas completamente vacíos. En este tiempo de pospandemia, las transmisiones en vivo de grandes acontecimientos (música o deportes en todas sus múltiples manifestaciones) muestran una impronta cercana al fanatismo, a las ganas de no querer perderse ni un instante de la próxima aparición de nuestro artista favorito. Y a la vez prometen ser más inmersivas e interactivas que nunca gracias a las constantes innovaciones tecnológicas y las posibilidades digitales.
En el fondo, todo este movimiento transformador le abre la puerta al único abordaje que le faltaba al streaming: el seguimiento en vivo de la actualidad. Planteadas así las cosas con vistas al futuro, a nadie le extrañaría que hechos de atención global simultánea reciente como los funerales de la reina Isabel II o el impacto de algún fenómeno climático de enorme magnitud dejen de pertenecer exclusivamente en términos mediáticos a la televisión en línea (abierta o de cable), como ocurrió hasta ahora, y sus próximos equivalentes terminen replicándose de manera casi inmediata en las plataformas online. El tiempo de experimentación terminó. Después de atravesar la última frontera, todos esperamos que el streaming ingrese en un territorio nuevo y apasionante.
Fuente: Marcelo Stiletano, La Nación