Monada de películas

Comentario de Amadeo Lukas, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Suelo ver cine en el lugar donde mejor se lo puede apreciar: una sala de cine. En este caso vi en su momento en Cinépolis, dos películas seguidas, y ambas, curiosamente, relacionadas con los simios. Monada de películas, y las dos me dejaron muy buenas sensaciones. Y aprovecho para comentarlas porque justamente en estos días están subidas a las plataformas y se pueden apreciar en otros formatos.

Primero vi El mono, un logrado producto de terror, gore, humor con toques bizarros y hasta sentimentales. Disfrutable mix, surcado de variadas alternativas. Para empezar, teniendo en cuenta que Blumhouse Productions fue la productora, responsable de dos piezas previas de cierta repercusión en el subgénero, la insufrible M3GAN y la fallida Five Nights at Freddy’s, con el director Osgood Perkins al comando, esta pieza supera con amplitud esos títulos y ofrece al fin un producto atractivo. No sólo mantiene el interés y la gracia, sino que entre medio de tantos toques extravagantes y hasta caprichosos que se cruzan aquí y allá, aporta cierta coherencia expresiva. Es verdad que las muertes absurdas y disparatadas remitan sin dudas la Destino final, saga de la cual acaba de estrenarse el último y definitivo título (aparentemente), pero eso no molesta, porque son un ingrediente fundamental de la película, y además la mayoría de ellas están resueltas con bastante ingenio y brindan una macabra y desaforada diversión. No vale la pena referirse al resto de la trama, en la que obviamente existe un muñeco simiesco; es un film que, dentro de sus vaivenes narrativos -sin negar sus situaciones rebuscadas-, ofrece unas cuantas sorpresas, y vale la pena ir descubriéndolas.

En definitiva, El Mono, más allá de su fachada de terror básico, no sólo depara comedia negra sino un ingrediente inesperadamente emotivo en esa relación del protagonista con ese negado y abandonado hijo, que lo obliga a asumir su condición de padre. De todo un poco, con las correctas interpretaciones de un elenco arriesgado, entre adultos y niños.

La otra monada es Better man, una biografía musical que se suma a otras que han proliferado en los últimos tiempos, dedicadas a Queen, Elton John, Amy Winehouse, Whitney Huston y otras, incluyendo una reciente dedicada a Bob Dylan. Sin embargo, el film del director,productor, escenógrafo y especialista en efectos visuales Michael Gracey, prácticamente no se parece a ninguno de esos títulos, en primer lugar porque Robbie Williams, el artista en cuestión, aparece todo el tiempo, insólitamente, con la fisonomía de un simio. Algo muy llamativo que la vuelve infrecuente, pero fuera de ese dato sustancial, la película es notable de principio a fin, dramática, expresiva y artísticamente.

Con un formidable Williams actuando con captura de movimientos y un elenco impecable, Better man es una de las más originales biopics sobre el pop y rock realizadas hasta la fecha, responsabilidad que hay que asignarle cabalmente al cineasta australiano Michael Gracey, realizador de la formidable El gran showman y productor ejecutivo de Rocketman (que además estuvo a punto de dirigir). Quizás el último show y el remate del largometraje se excedan un poco en grandilocuencia y sentimentalismo, pero igual el segmento alcanza a emocionar. Y además relevando a unos de los artistas contemporáneos más talentosos de los últimos tiempos, fenomenal cantante, notable letrista, y altamente carismático y enérgico a la hora de pisar un escenario.

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Amadeo Lukas – Periodista de espectáculos y crítico de cine. Miembro de APTRA, Asociación de Cronistas Cinematográficos y Premios Gardel. Cancionista.