San Sebastián ovacionó la serie “Nada”, con Luís Brandoni y Robert De Niro

La presencia argentina se reforzó en el festival vasco con “La práctica” de Martín Rejtman en la Sección Oficial.

La serie gastronómica “Nada”, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, con Robert De Niro explicando cosas de Buenos Aires y los argentinos, provocó carcajadas en el Festival de cine de San Sebastián. Cohn y Duprat (“Ciudadano ilustre”, “Competencia oficial”), dirigen esta serie de cinco capítulos sobre un crítico gastronómico interpretado por Luis Brandoni, que el mes próximo se verá a través de Star+.

Así fue el estreno de NADA, la serie argentina con Robert De Niro, en San  Sebastián

Su ama de llaves y cocinera, que vive con él desde hace décadas y se ocupa de todo, muere, obligándolo a tomar las riendas de su vida y dándose cuenta de que no sabe hacer nada. Decide entonces contratar a una muchacha de Paraguay a la que tendrá que instruir en todo lo referente a su vida, dando pie a un choque de culturas y personalidades.

En la serie interviene Robert De Niro, amigo en la vida real de Brandoni, que va explicando particularidades de Buenos Aires y los porteños, con momentos como su enumeración de las diferencias entre un “boludo” y un “pelotudo”.

Nada

“Hay una ausencia que muchos de nosotros lamentamos, que es la de Robert De Niro”, dijo Brandoni en el estreno en el Teatro Victoria Eugenia, explicando que “la conducta sindical ejemplar” del ganador de dos Oscar, en alusión a la huelga de actores de Hollywood, le impidió venir a San Sebastián, “a pesar de lo mucho que le gustaría estar acá”.

“Para nosotros fue un lujo hacer la serie, porque contamos con dos chicos que están empezando, como Brandoni y Robert De Niro”, bromeó Cohn. Duprat narró antes al diario del festival cómo se dio la participación del actor estadounidense. “Le explicamos que la serie iba a homenajear a Buenos Aires y, como amante de la ciudad, se mostró entusiasmado”, contó Duprat. El festival de la ciudad vasca cuenta con una sección de cine culinario en la que compite “Nada”.

Nada. Luis Brandoni y Robert De Niro en una escena de la miniserie de Mariano Cohn y Gastón Duprat.
Nada. Luis Brandoni y Robert De Niro en una escena de la miniserie de Mariano Cohn y Gastón Duprat.

Sección oficial

En la sección oficial, ayer se exhibió la argentina “La práctica”, de Martín Rejtman; “Un silencio” (Un silence), del belga Joachim Lafosse -que ganó en 2015 la Concha de Plata a la mejor dirección por “Les chevaliers blancs” (Los caballeros blancos), y “MMXX”, del rumano Cristi Puiu.

“La práctica”, film con destellos de comedia, cuenta la historia de Gustavo, un profesor de yoga argentino afincado en Chile durante años, que se encuentra en pleno proceso de separación de su esposa, también instructora. “Por lo general, hago películas con humor, creo que esta es la comedia más comedia, la que entra más dentro del género, a pesar de que también es un poquito rara”, explicó Rejtman en conferencia de prensa.

El cine argentino es uno de los grandes protagonistas de esta edición del Festival de San Sebastián, donde también domina prácticamente la mitad de la sección Horizontes Latinos, dedicada al cine de la región. Los films de la jornada en esta sección son “Estranho camino”, del brasileño Guto Parente, y “El castillo”, del argentino Martín Benchimol.

“Simbólicamente, lo resucitamos”, dijo el director español Fernando Trueba, acompañado del dibujante Javier Mariscal, sobre el malogrado pianista brasileño Tenório Jr, protagonista de su film animado “Dispararon al pianista”, ambientado en el Río de Janeiro de la era dorada de la música brasileña.

Los dos artistas repiten colaboración tras “Chico y Rita”, una película también animada, pero de ficción, que era un homenaje a la música cubana.

Trueba, madrileño de 68 años y ganador en 1994 del Oscar al mejor film extranjero por “Belle Epoque”, descubrió por casualidad a Francisco Tenório Junior (1941-1976). “Escuché un piano” en un viejo disco reeditado. “Oigo a este hombre, miro a ver si era uno de los conocidos habituales y me encuentro un nombre que para los españoles es muy curioso, que es Tenorio, el Don Juan de la literatura española, y me pregunto quién es”.

“Quería saber más de él, y ver dónde andaba y qué hacía, y me doy cuenta de que este hombre ni andaba en ningún lado, ni hacía nada, y ahí encuentro la noticia de su desaparición”, narró.

Tenório se esfumó una noche de 1976 en Buenos Aires tras dejar a su amante en la habitación del Hotel Normandie para ir a buscar unos sandwiches, después de un concierto con Vinicius de Moraes. Este padre de cinco hijos fue secuestrado, torturado en la Escuela Mecánica de la Armada y asesinado de un disparo en la cabeza por el marino Alfredo Astiz, para ocultar el dislate de su detención.

Cámara en mano, Trueba fue entrevistando a todos cuantos pudieran explicarle algo del músico: su viuda, sus hijos, la amante, y lo más representativo de la música brasileña, de Caetano Veloso a Milton Nascimiento, pasando por Toquinho o Gilberto Gil.

Mariscal, creador de la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona, le dio nueva vida, con una recreación sugerente, colorida y luminosa del Río de los años de la bossa nova, en contraste con un Buenos Aires de inicios de la dictadura amenazante, en blanco y negro. Las entrevistas que le trajo Trueba, cuenta Mariscal, narraban “recuerdos de un personaje, momentos variados, malos o maravillosos, de enamoramiento o de angustia, y teníamos que decidir cómo tratarlos” en dibujos.

En ese caso, “el color es un herramienta fundamental, hay que ver qué paletas usar para que los sentimientos se apoyen en el color, que es algo muy cercano a lo musical”, explicó el dibujante de 73 años.

Trueba defiende la elección de la animación en este caso.

“La animación”, explicó el director, “te permite una credibilidad que un biopic no tiene, y te permite revivir a alguien, algo que el documental no permite, salvo que existan mil documentos de él, que no es el caso de Tenório”. “Hacer un documental sobre un desaparecido, alguien que no estaba, salvo en boca de otros, no me gustaba”, y en cambio, con la animación, “simbólicamente, lo resucitamos”.