Sombras de un crimen (Marlowe)

Comentario de Amadeo Lukas, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Dirección: Neil Jordan.

Reparto: Liam Neeson, Diane Kruger, Jessica Lange, Alan Cumming, Ian Hart.

Ese empecinamiento de alterar los títulos originales de las películas con el objeto de mejorar su alcance comercial en a veces logra todo lo contrario, como en el caso de este film noir que se llamaba simple y sugerentemente Marlowe y termina en ese insípido y trillado Sombras de un crimen. Puede ser que en esta época no muchos sepan a qué famoso personaje corresponde ese apellido, pero el sólo hecho de leer, escuchar o pronunciar el nombre “Marlowe” nos remite a un policial detectivesco. Quizás haber mantenido el título original hubiera atraído más a un público literario o cinéfilo, al contrario de lo que se propone ese cambio, presuntamente “ganchero”.

Fuera de este detalle, el film, dotado de un persistente tributo al cine negro de los años 40, daba para mucho más, porque en verdad no está logrado. No atrapa y ese es su mayor defecto, teniendo en cuenta al género al que representa, más allá que cautive en todo lo que engloba su marco estético. La trama de todos modos tiene sus costados de interés y no faltan las vueltas de tuerca que condimentan la intriga, pero no alcanza a ser lo suficientemente sólida como para justificar tamaño esfuerzo de producción. Que en ese aspecto es irreprochable y atrayente: las locaciones, los decorados, las imágenes, el vestuario, el sonido, la música, enmarcan fluidamente la realización. Toda la atmósfera del género está recreada puntillosamente, a tal punto que si hubiera sido rodado en blanco y negro habría parecido un clásico de aquellas épocas. No hubiera sido mala idea apelar a la paleta de grises, aunque también es cierto que el tratamiento del color es muy bueno.

En cuanto a las alternativas, hubiera sido más interesante, por ejemplo, que el protagonista no esté todo el tiempo en pantalla, llevando constantemente las acciones de manera omnipresente. Varios personajes tenían la suficiente relevancia y estilo como para tener sus propias escenas al margen de Marlowe, y esa casi fatigosa presencia se hubiese diluido un poco, otorgándole otros puntos de interés a la trama. Además de haber develado con mayor precisión varios misterios que subyacen en la historia.

Es correcta la realización de Neil Jordan, un cineasta con trabajos superiores, y muy discreto el guión de William Monahan adaptando una novela quizás poco apropiada para el cine, “The Black-Eyed Blonde”. Liam Neeson tiene un carisma indudable, y eso sostiene su protagonismo, más allá que esta vez no se destaque especialmente. La bellísima Diane Kruger, una estupenda Jessica Lange y otros intérpretes como Alan Cumming o Ian Hart aportan buenos roles de reparto.