Argentina, 1985: el fenómeno que provoca debates y enciende pasiones más allá de las salas

Raúl Alfonsín, la dictadura y el papel del peronismo antes y después del Juicio a las Juntas fueron los tópicos que aparecieron en la discusión social a partir de este film que ya superó el medio millón de entradas vendidas

Hace casi dos semanas a las conversaciones entre amigos y familiares las acaparó un nuevo viejo tema: la discusión sobre el papel del peronismo durante el Juicio a las Juntas y la figura de Raúl Alfonsín. El 29 de septiembre se estrenó Argentina, 1985, la película sobre ese hecho histórico con Ricardo Darín en el papel de Julio César Strassera y Peter Lanzani en el de Luis Moreno Ocampo que en su segunda semana en cartel superó el medio millón de espectadores y ya se convirtió en un éxito nacional. El diálogo que generó el film no se disparó tanto en términos cinematográficos como en términos históricos. Pese al consenso general sobre la epopeya que significó el Juicio a las Juntas, se sucedieron todo tipo de polémicas en las redes sociales con acalorados debates y análisis sobre el juicio, la dictadura, la lucha armada, la democracia, el radicalismo, Alfonsín y el el papel del peronismo. En definitiva, lo que narra la trama permitió afinar miradas sobre el pasado y el presente.

El film generó muchas emociones e intriga por indagar más en nuestra historia y el hito que implicó el juicio a las juntas militares acusadas por la dictadura que vivió nuestro país entre 1976 y 1983
El film generó muchas emociones e intriga por indagar más en nuestra historia y el hito que implicó el juicio a las juntas militares acusadas por la dictadura que vivió nuestro país entre 1976 y 1983

En palabras de Mariano Llinás, uno de los guionistas del largometraje, “la gente se levanta a gritar y a aplaudir en medio de las funciones. Genera reacciones inquietantes, reacciones nacionalistas, interpretaciones rarísimas que uno no pudo imaginar nunca para la película. Enojos también, muy extraños. Reclamos. Algo que ya no tiene que ver con lo que uno está habituado a ver en el cine. En ese sentido, los espectadores han hecho de ella un objeto diferente”, señaló en una entrevista para Infobae. Llinás protagonizó un intercambio con el jurista Roberto Gargarella a partir del film y la figura de Raúl Alfonsín en la trama central de la película.

Gargarella apuntó sobre las incomodidades que le habían generado ciertas elecciones cinematográficas a la hora de contar la historia: “Aun aceptando de forma entusiasta el recorte de la historia del Juicio que Argentina, 1985 propone (el recorte en torno a Strassera y el joven Luis Moreno Ocampo), lo que más llama la atención del film es todo lo que no muestra, o calla. Son muchas las cuestiones y las personas que, en la película, se tornan omnipresentes a partir del modo en que se las oculta: la clamorosa presencia de ciertas ausencias. La principal ausencia que se advierte, la que daña a la vista, es la del ex presidente. Raúl Alfonsín fue el único héroe real, si es que hubo alguno, en la puesta en marcha del juicio: el verdadero motor de esta historia.

Sobre esa advertencia Llinás desarrolló su postura: “Gargarella interpreta que la decisión de no mostrar el rostro de Alfonsín (a la sazón, de un actor disfrazado de Alfonsín) implica una forma de restarle peso en la Historia. Me atrevo a decir que para quienes hicimos el film la puesta en escena funciona en el sentido contrario: el pudor que transmite esa figura apenas sugerida, esa voz llana y cordial que sólo atina a decir vaguedades y que cierra el encuentro diciendo “no tengo ninguna indicación que darle” nos permite entrever el peso de una figura histórica y, tal vez, una forma de ejercer el poder. Pero sólo tal vez. Una vez más: así opina el cine”, cerró Llinás.

Los espectadores aprovechan la interactividad de las redes sociales para generar intercambios con reconocidos referentes del mundo del espectáculo. Bastó con que el director de cine Juan José Campanella publicara un halago a sus colegas de Argentina, 1985 para que se encendiera la mecha del debate político en los comentarios. Mientras algunos usuarios escribían mensajes de apoyo a la película, otros no dudaron en reclamar lo que consideran omisiones en la narrativa.


Algo similar ocurrió cuando Axel Kuschevatzky, productor de la película publicó un video donde se aprecia una fila larguísima en la vereda para entrar a ver el film. “Gracias a toda la gente que, en cada rincón de nuestro país, fue a compartir la experiencia de ver nuestra adorada película. Ir al cine sigue siendo una experiencia única”, escribió. Y no tardaron en aparecer comentarios que reclamaban faltas en la historia.

Pero el mensaje pronto recibió una réplica inesperada. Fue la de Mazzarello, habitual crítico del oficialismo, que disintió con el concepto de la comediante de que había sido “un país” el que juzgó a las juntas. El actor escribió en las respuestas a Pichot: “No fue un país. Fue Alfonsin, más el 53 por ciento que lo votamos y un puñado de jueces con pelotas. El peronismo ofrecía el indulto, se opuso al juicio y no participó del informe de la Conadep”.

Twitter ocupó el centro de la discusión, no tanto por su expansión cuantitativa (todavía inferior a la de Facebook, por ejemplo) sino por su capacidad de emergencia de nuevas conversaciones y tendencias. La plataforma permite participar de foros de discusión, publicar críticas, deseos, gustos y opiniones transformando cualquier hecho mediático en político rápidamente.

Fuente: Lupe Torres, La Nación