Avanza un plan para restaurar más de 100 esculturas de parques y plazas en La Plata

Ya 20 obras fueron recuperadas y prevén alcanzar a la totalidad en el mediano plazo; críticas a algunas intervenciones

El Monumento a San Martín, en reparación

La ciudad de La Plata tiene un rico patrimonio escultórico compuesto por 182 monumentos, fuentes y estatuas. Se les suman 258 mojones, monolitos, placas recordatorias y piezas de mobiliario urbano de alto valor diseminados en parques, plazas y avenidas; muchos sufren vandalismo y patologías por el paso del tiempo. Sin embargo, ya 20 esculturas fueron restauradas: es el inicio de un plan de recuperación integral lanzado por la intendencia.

Las obras presentan problemas de todo tipo: desde grafitis hasta la rotura de partes. No solo se observa un desmejoramiento estético, sino que en algunos casos afecta su estructura, como sucede con el Monumento al General San Martín, que se está recuperando.

“Las intervenciones empezaron en diciembre pasado y hoy se puede observar una veintena de piezas restauradas. La intención es que en el mediano plazo se recupere la gran mayoría de las obras emplazadas en el espacio público”, adelantó Jorge Felioli, de la Dirección de Restauración Urbana del municipio.

No todas requieren el mismo trabajo, y en muchas se interviene por etapas. Primero se inventarió y diagnosticó el estado de conservación de cada una, y luego se procedió a restaurarlas. Las esculturas, una vez terminadas, ofrecerán códigos QR con información.

“Con la puesta en valor de cada monumento no solo buscamos poner de relieve sus características estéticas, sino que además con su jerarquización, convencidos de su valor social, pretendemos que nuestro patrimonio nos permita comprender nuestra historia e identidad como platenses”, explicó Roberto Ciafardo, director general de Preservación Patrimonial local.

El patrimonio escultórico de La Plata abarca piezas históricas, pero también otras modernas como el Monumento República del Líbano y dos homenajes al reportero gráfico José Luis Cabezas. Ambos están instalados en la Plaza San Martín. Allí, el equipo de restauración trabaja también en el Monumento al General

San Martín, una tarea delicada ya que el grado de vandalismo que sufrió la obra era notorio; está frente a la Casa de Gobierno y la Legislatura, escenarios de protestas y marchas. Además, había sufrido filtraciones de agua de lluvia.

Otra pieza recuperada es el Monumento República del Líbano, en la plazoleta homónima. Presentaba problemas estructurales que ponían en riesgo su estabilidad, dado que consta de una serie de retículas romboidales ensambladas unas encima de otras. Es obra de Dalmiro Sirabo y Héctor Tomas.

La lista abarca el Tambor de Tacuarí, en la Plaza Máximo Paz, mientras que en la Plaza Islas Malvinas se intervinieron los monumentos en conmemoración de los Héroes de Malvinas y la fuente del artista plástico platense López Osornio. Además se restauraron el Obelisco, el Monumento a Della Croche; los bustos de Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja, y Alfredo Palacios; Creugas y Damoxenos, conocida como Los luchadores, y el monumento El ingenio humano, entre otras piezas.

La mayor parte de las esculturas de

La Plata tienen declaratorias de nivel municipal, provincial y/o nacional.

Colores

Algunas de las intervenciones despertaron polémica entre los habitantes de la capital bonaerense, que durante el verano percibieron un súbito cambio de color en ciertas obras. Dos piezas del portal del Paseo del Bosque, ubicadas a pocos metros del ingreso al principal pulmón verde de la ciudad, mutaron de tonalidad. El Monumento al Líbano fue pintado de azul y, a pesar de que el artista aprueba la intervención, los especialistas no la consideran adecuada.

En la misma línea de la Avenida 1, una figura femenina se presenta con un libro abierto y en posición de lectura: es una obra dedicada a los estudiantes que se pintó de violeta. Y una de las obras recordatorias de Cabezas fue pintada de turquesa. “Es incorrecto cambiar el tono de los monumentos, ya que se les cambia el criterio de conservación. Cuando se interviene de una manera en la que es imposible la reversibilidad, se está atentando contra el patrimonio”, dijo Patricia Giochini, profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Según la especialista, a las esculturas se les debe aplicar una pátina incolora que las proteja sin provocar un desfase temporal espacial.

El otoño, de Mathurin Moreau, es una de las obras más valiosas de ese municipio. Es una figura de cuerpo entero, sobre una base con una fuente. La pintaron con esmalte sintético gris. “Hicieron un desastre y quedó espantoso. El municipio debe respetar las esculturas tal como fueron concebidas”, resaltó Graciela Renedo, de Intentar, una entidad que promueve la recuperación del abandonado Teatro del Lago.

Según Ciafardo, “si es posible establecer el esquema cromático, se opta por los colores originales. Cuando estos han variado a lo largo del tiempo se trata de conseguir una escala cromática que se articule con el entorno urbano”. Además, aclaró que muchas veces el artista participa del proceso, como si ra boenel caso del monumento al líbano,el homenajea cabezas del Grupo Escombros y la estudiante, que se pintó de violeta en alusión a la lucha contra la violencia hacia la mujer.

Fuente: La Nación