Contra la xenofobia, la prostitución y el nacionalismo: quién es Cristina Peri Rossi, la ganadora del Premio Cervantes

Uruguaya de nacimiento, vive en Barcelona desde los ’70, cuando llegó exiliada. Combativa y a favor de los derechos de la mujer, ha desarrollado un fuerte compromiso político.

Cristina Peri Rossi, flamante ganadora del Premio Cervantes 2021, se ha caracterizado durante toda su vida por un sólido compromiso político que comenzó en su Uruguay natal y continuó desde que se estableció en España en los años 70.

En 1972, su obra e incluso su nombre (usa el apellido de la madre en homenaje a que le transmitiera la pasión por las letras) fueron prohibidos a raíz de los sucesos previos al golpe de Estado que dio inicio a la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985). Eso motivó su exilio en España y ya nunca regresaría a vivir a Uruguay.

Llegó a España con diez dólares en el bolsillo y sin saber dónde iba a pasar la primera noche en este país, ya que no era más que una «uruguayita exiliada», como recordaría años más tarde. Pero solo una semana después ya trabajaba en la editorial Lumen.

Y aunque se nacionalizó española y vive en Barcelona –tras un breve exilio de España durante el franquismo–, sigue sin perder la nacionalidad uruguaya, de donde trajo su espíritu combativo.

Cristina Peri Rossi cumplirá 80 años el próximo viernes. Foto Gentileza La Vanguardia

Cristina Peri Rossi cumplirá 80 años el próximo viernes. Foto Gentileza La Vanguardia

​Contra la xenofobia

De joven, cuando trabajaba en la revista Marcha apoyó a la coalición izquierdista del Frente Amplio –del que saldrían Tabaré Vázquez o Pepe Mujica–, y se mostró en contra de nacionalismos y la xenofobia, una postura que ha mantenido durante toda su vida, junto con una férrea defensa de la libertad.

En un acto en Murcia en 1992, aseguró que le inquietaba y le angustiaba el incremento de la xenofobia, que a su juicio «no es más que una reacción contra la pobreza, porque no hay problemas contra los extranjeros ricos», y que este sería el único motivo que la llevaría a abandonar Europa.

Para Peri Rossi, los brotes de xenofobia en Europa reflejan la falta de tolerancia entre los pueblos. «¿Cómo se va a querer a los extranjeros si no se quieren entre ellos?», se preguntó.

Unos años más tarde, aseguró que los nacionalismos son reduccionistas y terminan donde llegó Adolf Hitler al afirmar la existencia de una raza superior.

Fotografía de archivo de la narradora y poeta uruguaya Cristina Peri Rossi. EFE/Archivo/Lluis Gené

Fotografía de archivo de la narradora y poeta uruguaya Cristina Peri Rossi. EFE/Archivo/Lluis Gené

«Es una reducción creer que hay esencias. Las esencias forman parte del reino mineral, son piedras inanimadas, y la identidad es algo que fluye. Si todos pensamos igual que las ratas o las cucarachas no hay posibilidad de evolucionar».

Y en un artículo publicado en 2007 en el periódico español El Mundo aseguraba que «los fascismos tienen algo en común: siempre son excluyentes. Excluyen por motivos ideológicos, de raza, de sexo o de lengua».

Un problema que sufrió directamente. La escritora denunció ese mismo año que fue despedida de Catalunya Ràdio por hablar en castellano, un hecho que provocó un manifiesto de solidaridad que contó con el apoyo de personalidades de la cultura catalana como Ana Maria Moix, Esther Tusquets o Enric Majó.

Otro de sus caballos de batalla han sido los derechos de la mujer, con el foco puesto en la prostitución.

«La sociedad patriarcal justifica la prostitución. Cuando creemos que se ha abolido la esclavitud, resulta que hay esclavas», se lamentaba hace cinco años.

Peri Rossi también ha criticado la falsa información que se ofrece en Latinoamérica, y ha apuntado que el gran problema de los narradores latinoamericanos es la falta de comunicación.

Y hasta ha arremetido contra los premios en España, que están «negociados» y constituyen una «operación comercial», lo que a su juicio resulta «muy injusto», sobre todo para aquellas personas a las que presentarse les supone un esfuerzo personal.

Fuente: Clarín