Dos cuadros comprados por Costantini habían sido robados por una mujer a su madre en Río de Janeiro

Se trata de “Elevador Social” (1966), de Rubens Gerchman, y “Maquete para Meu Espelho” (1964), de Antonio Dias, valuadas cada una en 300.000 dólares.

Dos cuadros adquiridos en 2021 por Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), habían sido previamente robados por una mujer a su madre, a quien mantuvo cautiva durante un año para cometer un golpe por unos 140 millones de dólares en obras de arte, según reveló este miércoles la policía brasileña, tras su detención ayer por la mañana en Río de Janeiro.

El caso, un escándalo en la clase alta carioca, llevó a la policía a detener a cuatro personas, entre ellas Sabine Boghici, hija de Genevieve, la viuda de 82 años del famoso marchand Jean Boghici.

La Policía Civil de Río de Janeiro informó que de las 16 obras de arte robadas dos terminaron en manos de Costantini, que aseguró ayer que las compró de buena fe.

Se trata de Elevador Social (1966), de Rubens Gerchman, y de Maquete para Meu Espelho (1964), de Antonio Dias, valuadas cada una en 300.000 dólares.

Según un vocero policial citado por la cadena Globo, la hija de Jean Boghici vendió los cuadros a una galería de la ciudad de San Pablo, cuyos dueños dijeron que los vendieron, a su vez, a Constantini, para su colección particular, según informó un portavoz de la policía de Rio de Janeiro.

Sin embargo, a través de un comunicado de prensa, Constantini explicó que, “a partir de la información pública sobre el robo a la viuda del coleccionista brasileño Jean Boghici, Eduardo Costantini aclara que en 2021 adquirió cuatro obras de esta importante colección de arte moderno brasileño por intermedio del galerista Ricardo Camargo. Asimismo, durante el proceso y hasta la fecha, Costantini mantiene un vínculo directo con Genevieve Boghici, viuda del coleccionista”.

“Según la información sobre la procedencia, dos de estas obras pertenecían a la hija de Boghici y fueron compradas de buena fe y debidamente registradas”, agregó Constantini en referencia a las dos piezas de arte en cuestión.

El robo que desbarató una investigación policial incluyó obras de arte que fueron recuperadas este miércoles por la Comisaría de la Tercera Edad de la Policía Civil (investigaciones) de Río de Janeiro como “O Sono”, de Tarsila do Amaral, valuada en 58 millones de dólares.

También dos cuadros de la misma autora modernista brasileña, Sol Poente y Pont Neuf, que según los agentes valen 48 millones y 29 millones de dólares, respectivamente.

Además, entre las obras robadas por la hija y tres cómplices a Genevieve, quien estuvo un año secuestrada siendo víctima de la estafa familiar, están las de autores como Alberto Guignard, Di Cavalcanti, Cícero Dias, Kao Chi-Feng, Ilya Glazunov, Emeric Marceir y Michel Macreau.

El cuadro Sol Poente de Tarsila do Amaral fue recuperado. Estaba debajo de la cama en la casa de Rosa Nicolau Stanesco, una de los cuatro detenidos, durante el allanamiento realizado en el barrio Abolicao, zona norte de Río de Janeiro.

El caso se inició en enero de 2020 cuando Sabine Boghici conformó un plan que incluyó a Nicolau Stanesco, quien se hizo pasar por una vidente.

La vidente le dijo a la viuda del marchand que su hija Sabine iba a morir en pocas semanas y que para evitarlo necesitaba hacer “trabajos”.

A partir de ese momento la mujer le hizo transferencias de poco más de un millón de dólares durante 2020 a la vidente, mientras su hija por su parte, echó a todo el personal doméstico de su madre y la mantuvo en situación de cautiverio.

La mujer, con el pasar del tiempo, descubrió que fue engañada y dejó de pasarle dinero a la supuesta vidente, tras lo cual la hija comenzó a sacar de la casa los cuadros de mayor valor que estaban guardados.

El comisario Gilberto Cruz, de la Comisaría Especial de Atención a las Personas de la Tercera Edad de Río, dijo que el marchand Boghici había fallecido siete años atrás.

“La propia señora víctima fue la que nos buscó en la comisaría, contrató un abogado que la trajo para contar todo. Ella estaba asustada por miedo a tener que denunciar a la hija”, contó.

Fuente: La Nación, Télam