Escenas de sexo en películas que fueron más entretenidas de ver que de protagonizar

Incómodos, aburridos, divertidos; los actores que deben filmar actos íntimos en la pantalla grande no suelen pasarla tan bien como en la vida real. Algunas historias que sucedieron en un set cuando sus protagonistas se quitaron la ropa ante el grito de ¡Acción!

Filmar escenas de sexo a menudo puede ser incómodo para sus protagonistas y rara vez es tan sexy como se ve en la pantalla

Las escenas de sexo en las películas suelen estar incluidas en función del guion. Hay de todo tipo: tórridas, salvajes, tranquilas, románticas, gélidas, ardientes, sensuales, apasionadas, desapasionadas, con mucha ropa, con poca ropa, con desnudo frontal, con sábanas, sin sábanas y podríamos seguir la enumeración. Cada lector seguramente debe recordar una en particular ya sea por lo bien lograda o por lo ridícula. Se sabe que cuando en las películas no pornográficas se precisa una escena sexual los actores… actúan y en algunos casos pueden recurrir a dobles de cuerpo

Filmar escenas de sexo no es algo nuevo, pero se sabe que en el pasado hubo situaciones problemáticas. Algunos directores e incluso actores muchas veces presionaron a los artistas para realizar cosas que no querían o de las que luego se arrepentirían. Una de las situaciones más traumáticas fue la que vivió Mary Schneider, en ese momento de 19 años, con Marlon Brando que tenía 48 y el director Bernardo Bertolucci en la escena de la manteca de El último tango en París. Si bien no hubo penetración y la violación propiamente dicha fue escenificada, lo que sucedió allí (se sabría muchos años más tarde) sí fue un abuso. Porque hubo una acción inconsulta y pergeñada a espaldas de la víctima, ya que actor y director pactaron no advertirle a la actriz lo que harían al rodar para que se sintiera “humillada”.

Por eso, en los últimos años se intensificaron las conversaciones previas entre productores, director, actores y departamento de vestuario para que situaciones de abuso e incluso incomodidad no se repitan ni se toleren. Los actores describen qué parte de sus cuerpos se sienten cómodos mostrando en la pantalla y qué contenido sexual simulado están de acuerdo con retratar. Para las escenas de sexo se arman coreografíasde manera similar a cómo una producción se prepararía para una secuencia de pelea complicada o un número de baile. Además a los protagonistas se les entregan prendas especiales que les proporcionan cobertura y mayor privacidad para trabajar. Por último, al momento de filmar una escena de sexo o desnudo, solo se permite que los miembros esenciales del equipo y los actores estén presentes. Los actores llegan en batas que se quitan solo apenas comienza la acción y se las vuelven a poner apenas escuchan “corten”.

Al filmar una escena íntima todos los monitores están apagados. Solo está el monitor del director y los extractores de enfoque

Al filmar una escena íntima todos los monitores están apagados. Solo está el monitor del director y los extractores de enfoque

Las tomas de ducha suelen ser complicadas porque hay que cuidar no solo la desnudez de los actores, también que el agua se encuentre todo el tiempo a la temperatura adecuada, que tenga el caudal y claridad adecuada que permita filmar y que sea higiénica.

Con tantos cuidados, más de un lector se debe preguntar cómo se logra que la intimidad sexual resulte creíble. Ahí entra no tanto “la magia del cine” sino la combinación perfecta entre movimientos coreográficos ensayados, ángulos de cámara y prendas -ya sea ropa interior o sábanas- estratégicamente ubicadas. David Thackeray, coordinador de intimidad de programas comoIt’s a Sinde HBO ySex Education de Netflix, contó en el portal Business Insider que dependiendo de cuántas tomas y ángulos quiera el director, es posible terminar la grabación de una escena sexual en unas dos horas, especialmente si “se filma a pulso, en una posición, y es solo un momento o un flash”.

Con con coreografías pensadas y detalles cuidados, sin embargo ya se sabe que “algo puede fallar”. Son varias las estrellas de Hollywood que se animaron a contar el “detrás de escena” de algunos momentos sensuales que protagonizaron. Escenas que los espectadores miraron y “creyeron” pero que los actores vivieron de un modo mucho menos sexy del que se vio en pantalla.

Olivia Wilde, Ryan Reynolds y unas caritas sonrientes estratégicamente ubicadas

Ryan Reynolds es uno de los pocos actores que logran atraer espectadores solo con su nombre. Famoso por su simpatía no tuvo problemas en contar los vericuetos que vivió cuando filmó una escena intima con Olivia Wilde en la comedia Si fueras yo. “Estábamos en la escena, ella está sentada y le quitó la camisa, le quito el corpiño y veo que tiene puestos estos parches que cubren los pezones, pero les dibujó unas adorables caritas sonrientes… Y se me olvidan todas las líneas de diálogo de la escena, no solo de esta película, de todas las películas que he hecho en mi vida”, contó el actor divertido en The Tonight Show with Jay Leno.

Ryan Reynolds vivió una situación graciosa al grabar una escena íntima con Olivia Wilde (Foto: AP)

Ryan Reynolds vivió una situación graciosa al grabar una escena íntima con Olivia Wilde (Foto: AP)

Pero la broma siguió porque Oliva, pícara, tomó las manos del actor y las puso sobre sus pechos. “Y entonces aparto mis manos y las miro y hay dos malditas caras sonrientes pintadas en ellas y no tengo ni idea de qué hacer. Y, como acto reflejo, como un idiota, simplemente pongo mis manos en sus pechos”.

Dakota Johnson y “me aburro”

La saga de Cincuenta sombras de Grey revitalizó el interés por el contenido erótico. El extraño romance entre Anastasia Steele y Christian Greyy sus encuentros sexuales hicieron fantasear a más de uno y sonreír con sorna a otros tantos. Aunque las escenas de sexo en pantalla se vieron sensuales, el detrás de escena era lo opuesto. “La verdad es que rodar esas escenas fue lo contrario al glamour. Nada sexy”, contó Dakota. “Jamie Dornan -el coprotagonista- llevaba una pequeña bolsita que cubría sus partes, y yo usaba una especie de tangas sin tiras pegadas a las mías. No con pegamento, pero sí con algo pegajoso como lo que se usa para los tapapezones, pero para la parte de abajo”. Eso sí aclaró que, al sacar las tiras, no había “depilación involuntaria” porque eran una especie de post-it.

Cincuenta sombras de Grey erotizaba en la pantalla y aburría a los protagonistas en la vida real

Cincuenta sombras de Grey erotizaba en la pantalla y aburría a los protagonistas en la vida real

Lo curioso es que las escenas de sexo, lejos de despertarle fantasías la llenaron de tedio. “Filmar dos películas seguidas, donde la mayoría de las escenas son la misma, una y otra vez, se volvió un poco aburrido”, se sinceró la actriz en CinemaBlend y contó que con Dornan se preguntaban constantemente “¿Cómo vamos a hacer que esta maldita escena de sexo sea mejor que las otras?”. Cuando Grey aseguraba “Quiero que tu mundo empiece y acabe conmigo”, Anastasia sonreía pero Dakota seguro pensaba que lo único que quería que acabe era la película.

Ashton Kutcher, el sex simbol que odió las escenas de sexo

El ex marido de Demi Moore fue otro de los actores que no la pasó del todo bien filmando un encuentro íntimo. En 2011 protagonizó Amigos con derechos junto a Natalie Portman, una comedia romántica que no terminó de convencer y que trataba de responder la pregunta: ¿Dos personas pueden tener sexo sin que el amor se interponga?

Kuthcer y Portman en "Amigos con derechos"

Kuthcer y Portman en «Amigos con derechos»

Teniendo en cuenta quién era su compañera de elenco, más de uno debe haber enviado a Kutcher. Sin embargo, el actor reconoció que no la pasó bien. ”Hicimos tantas escenas de sexo que empecé a cansarme. Nunca pensé que nada sobre el sexo pudiera convertirse en algo capaz de aburrirme. Estás allí, estás filmando tu escena y piensas: ‘¿Realmente tenemos que filmar otra escena de sexo?’” se sinceró y confesó que se sentía incómodo al filmarlas y que ansiaba escuchar el “corten”. El problema es que muchas veces, el director pedía volver a filmarlas por lo que asegura “que el sexo en pantalla es mucho más complicado que en la vida real” y por eso aclaraba que de antemano “me disculpo si me excito y me disculpo si no me excito”.

Nicolás Cage, cohibido con Meryl Streep

Cuando en el año 2002, Nicolas Cage filmó El ladrón de orquídeas con Meryl Streep era todo menos un principiante. Entre otras películas ya había actuado en Hechizo de luna, con Cher, en Contracaracon John Travolta, en Un ángel enamorado con Meg Ryan y ganado un Oscar por su protagónico en Adiós a Las Vegas.

Nicolas Cage pese a su experiencia no la pasa bien en las escenas íntimas

Nicolas Cage pese a su experiencia no la pasa bien en las escenas íntimas

Pese a su experiencia y a que desde pequeño sabía los secretos del detrás de escena – es sobrino de Francis Ford Coppola– le resulta embarazoso protagonizar escenas de sexo. Su nerviosismo es tan grande que llega el punto de que empieza a sudar profusamente, según confesó a la revista TV Movie. Cuando en el filme dirigido por Spike Jonze le tocó compartir la escena de cama con Streep su performance fue más digna de un novato que de un actor consagrado “Poco antes del rodaje de la escena me comenzaron a temblar las manos, y empecé a transpirar. Nos desvestimos… y encima el director se quejó de que yo había sobreactuado el orgasmo”, recordó el actor.

Si Cage se pone nervioso con estas escenas, también sus asistentes. Mientras filmaba El beso del vampirocon Jennifer Bells para el momento donde la actriz le mordía el cuello pidió que un masajista -fuera de plano- le untara los pies con yogur tibio para “acentuar el sentimiento de erotismo”. Aunque más de uno se sorprendió con su pedido, teniendo en cuenta que el que lo solicitaba es un señor que llamó a un hijo suyo Kal-El, en honor a Superman, nada podía resultar demasiado extraño.

Fuente: Infobae