Historia de los censos: de la obsesión de Sarmiento por las escuelas a la explosión de internet y los teléfonos móviles

Cuántos somos, qué hacemos, cómo vivimos, son algunos de los interrogantes que precisan de respuestas concretas para saber dónde está parado un país y hacia dónde va o debe ir. Desde el primer censo de 1869 hasta el último en el 2010, estas mega encuestas fueron espejos en la que se reflejaron, desde distintos ángulos, generaciones de argentinos

El primer censo nacional en el país se llevó a cabo entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869, bajo la presidencia de Domingo F. Sarmiento

El primer censo oficial, tal como los conocemos, se realizó el 15, 16 y 17 de septiembre de 1869. Su origen se remonta a siete años antes, cuando una ley aprobada por el Congreso el 27 de septiembre de 1862 establecía articular un censo general de población. Al mes siguiente Bartolomé Mitre asumió la presidencia pero no pudo implementarlo en los seis años de su gestión.

Para llevarlo adelante, Domingo Faustino Sarmiento creó la Superintendencia del Censo, y puso a cargo a Diego Gregorio de la Fuente. Se aplicó en las 14 provincias entonces existentes. La población de las regiones que comprendían Chaco, Formosa, Misiones, Chubut, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz y Tierra del Fuego fue estimada.

Arrojó que había 1.877.490 habitantes. En densidad de población apenas superábamos a Siberia y Nueva Guinea. El número de habitantes ayudó a actualizar el número de bancas en la Cámara de Diputados.

“¡Escuelas, escuelas, escuelas!”, repitió Sarmiento a su gabinete cuando le llevaron los datos preliminares: de 413.465 chicos en edad para estudiar solo lo hacían 82.671. Había más de 300 mil sin educación.

El censista iba muñido de una planilla en la que anotaba los nombres y apellidos de cada una de las personas censadas, sexo, edad, estado civil, nacionalidad, provincia de nacimiento, profesión, oficio, ocupación o medio de vida, si sabe leer o escribir, y condiciones especiales de la población. No existía todavía un cuestionario censal individual para cada censado y tampoco se incluyó un relevamiento específico de viviendas.

Ya existía entonces una tendencia a suprimir preguntas como el color de las personas que remitían a diferenciaciones discriminatorias de la época colonial. De esta manera fueron desapareciendo el indígena y el negro al no haber ítems sobre raza y color. Sobre los indígenas se trató de determinar un número aproximado, responsabilidad que recayó en los comandantes militares de frontera. El indígena vivía en lo que entonces se consideraba “desierto”, que no era controlado por el Estado.

El segundo censo recién se realizó, por cuestiones de presupuesto, 26 años después, el 10 de mayo de 1895. Ya se incorporaron las poblaciones de los llamados territorios nacionales, y se tomó en cuenta la actividad agropecuaria e industrial. Éramos entonces 4.044.911 habitantes.

Para poder hacer el segundo censo, hubo que sortear primero la crisis económica de 1890. Fuente: Indec

Para poder hacer el segundo censo, hubo que sortear primero la crisis económica de 1890. Fuente: Indec

No se incluyó a la población indígena, a la que se estimó en 30.000 personas. A los negros, mulatos e indígenas “civilizados” no se los tuvo en cuenta porque las autoridades consideraron que eran pocos y que su número carecería de importancia para análisis posteriores.

Por aquel entonces la sociedad había experimentado el shock demográfico que supuso la inmigración, que comenzó en 1869: uno de cada cuatro habitantes era extranjero, mayoritariamente de origen italiano y español, y se registraron más varones extranjeros que nativos de entre 30 y 59 años.

Un gran inconveniente surgió cuando fueron a censarlos. Al preguntarles su lugar de nacimiento, solían responder el nombre de su pueblo, debiendo el censista recurrir a un diccionario para averiguar el país de origen.

Eran 16 preguntas, el doble de las realizadas en 1869. Se agregaron algunas sobre la tenencia de bienes inmuebles, sobre la religión profesada en caso de no ser católico y sobre la asistencia escolar. Para las mujeres casadas o viudas, se incluyeron dos relativas a la cantidad de hijos y a los años que llevaban casadas.

Otra de las novedades de este censo fue la cifra de 50.000 argentinos que residían en el exterior, 60.000 que no se habían empadronado y 30.000 indígenas, todas cifras estimativas.

Así como en la edición anterior, el segundo censo nacional investigó las condiciones especiales de la población y, en particular, se consultó sobre la orfandad e invalidez.

Tanto en el censo de 1869 como en el de 1895 los resultados finales se conocieron tres años después.

El tercer censo se llevó a cabo 19 años después, el 1 de junio de 1914, donde se reveló la importante presencia de extranjeros, que representaban el 29,9%.

En los resultados del tercer censo, los residentes extranjeros ya representaban una porción importante de la población. Ilustración Indec

En los resultados del tercer censo, los residentes extranjeros ya representaban una porción importante de la población. Ilustración Indec

Se determinó que en el país vivían 7.905.502 habitantes, la mitad de ella en zonas urbanas. Era la primera vez que se usaron fichas personales y se anotó la dirección de las viviendas. Quedaron afuera de la estadística los habitantes de zonas alejadas, como Formosa, por ejemplo.

La cuestión educativa fue incluida en el formulario, especialmente para conocer si los niños entre 6 y 14 iban a la escuela y hasta qué grado lo habían hecho o si eran educados en sus casas.

Ante la creciente presencia de población extranjera, el cuestionario incluyó una pregunta que indagaba si las personas nacidas en otro país se habían naturalizado como argentinos.

Hubo que esperar 33 años para tener el siguiente. Se hizo en dos partes: entre el 19, 20 y 21 de abril de 1947 se relevó el país al sur del paralelo 42º y el 10, 11 y 12 de mayo del mismo año el territorio al norte.

Durante el primer gobierno de Juan D. Perón se realizó el cuarto censo. Fuente Indec.

Durante el primer gobierno de Juan D. Perón se realizó el cuarto censo. Fuente Indec.

Además de conocer que había 15.803.827 habitantes y 3.487.182 viviendas, se contó con información económica y agropecuaria. En esta oportunidad se emplearon cuatro cuestionarios: el individual, el de familia, de vivienda y el de convivencia.

Su diseño implicó una ruptura con los tres censos anteriores ya que incluyó una nueva mirada a partir de cuatro tipos de cuestionarios específicos: individuales, de familia, de vivienda y de convivencia. El de vivienda incluía número de ambientes, si se era propietarios o inquilino, materiales de construcción y el mobiliario, entre otros, mientras que el de convivencia aludía a establecimientos como cuarteles, conventos, hospitales y cárceles.

La población censada alcanzó a 15.893.827 habitantes y se estimó que unas 161.938 quedaron afuera del relevamiento. Por primera vez se contabilizó a la población de la Antártida Argentina y se estimó la de las Islas Malvinas. Sumada Tierra del Fuego se estipuló un total de 3000 habitantes.

Para el procesamiento de los datos se contó con 20 máquinas perfoverificadoras de tarjetas y seis clasificadoras, y trabajaron unas 180 personas.

Hubo ítems relativos al nivel de desocupación, la actividad laboral desempeñada y la jerarquía ejercida. El 86% de los varones mayores de 14 años trabajaba y en las mujeres esa cifra era del 23%.

En el censo de 1960 comenzó a respetarse la convención internacional de hacerlos en los años terminados en cero. El 30 de septiembre se relevó el norte y centro del país y una semana después la Patagonia, la Antártida y las islas del Atlántico Sur.

Identificaciones del personal del censo de 1960. Fuente: Indec

Identificaciones del personal del censo de 1960. Fuente: Indec

Resultó que el país contaba con 20.013.793 habitantes, con un 13% de extranjeros.

Había preguntas sobre el estado civil, y fue la primera vez que se consignó la condición legal y las uniones civiles de hecho. Se contemplaron cuestiones como asistencia escolar y los hijos de madres casadas, viudas, separadas o divorciadas.

Fue el primer relevamiento que indagó sobre el lugar de residencia habitual en un determinado período anterior a la fecha del censo.

Exactamente diez años después se hizo el siguiente. El de 1970 fue el primero llevado adelante por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, creado el 25 de enero de 1968. Arrojó 23.364.431 habitantes, con una marcada tendencia de migraciones internas. Se vivía apretado: el 68% lo hacía en el 22% del territorio nacional.

Instructivo elaborado para el Censo de 1970.

Instructivo elaborado para el Censo de 1970.

Fueron 22 preguntas sobre población y 12 sobre vivienda, y no incluyó los conteos específicos en las áreas agropecuaria y económica.

El Censo incluyó una modificación en el punto sobre la cantidad de hijos nacidos vivos. Se preguntó a todas las mujeres de 12 años y más, sin tomar en cuenta su estado civil, de modo que fue posible medir también la fecundidad extramatrimonial. También se indagó por la cantidad de hijos nacidos que estaban vivos en el momento del censo para medir la mortalidad. Y se excluyeron las referidas a discapacidad.

Se utilizó por primera vez lectura óptica para procesar los resultados del censo, en reemplazo del mecánico que se usó hasta el anterior, pero el procedimiento reportó fallas que afectaron la calidad final del operativo. Por eso los resultados finales estuvieron en 1977.

En el del 22 de octubre de 1980 se aplicó por primera vez el muestreo estadístico. Hubo dos cuestionarios, uno básico y otro ampliado.

Cuando el censista se retiraba del domicilio, dejaba una estampilla pegada en la puerta de la vivienda. Fuente Indec

Cuando el censista se retiraba del domicilio, dejaba una estampilla pegada en la puerta de la vivienda. Fuente Indec

El cuestionario ampliado se utilizó en todas las ciudades de menos de 100.000 habitantes; en el 20% de la población de las ciudades de más de 100.000 habitantes; y en el 10% de la población del Área Metropolitana de Buenos Aires.

La población era 27.949.480. El porcentaje de inmigrantes había caído hasta el 6,8% de la población total, el más bajo de la historia de los censos. El 40% de ellos eran de países limítrofes.

La tasa de analfabetismo era baja, y hombres y mujeres que cursaban estudios universitarios casi llegaban a una paridad. Se usaron equipos más modernos para el ingreso de datos que permitió conocer los resultados meses después.

El siguiente se hizo el 15 de mayo de 1991. Se debió postergar un año por la emergencia financiera. Entonces había 32.615.528 habitantes. Fue la primera vez que los inmigrantes de países limítrofes y de Perú superaron a los europeos.

Se volvió a aplicar la técnica del muestreo. Los datos reflejaron una suba del desempleo, un aumento del trabajo del servicio doméstico y del cuentapropismo.

Se hicieron preguntas referidas a la cobertura de salud y la situación previsional, y por primera vez se estipuló una remuneración para las “personas que realizaron las tareas censales”.

También quedó en evidencia un aumento de separaciones y divorcio, consecuencia de la ley sancionada en 1987.

De nuevo, por problemas económicos, el siguiente censo se llevó a cabo el 17 y 18 de noviembre de 2001 y no hubo técnica de muestreo, sino un cuestionario único.

La población censada fue de 36.260.130 habitantes. El porcentaje de población no nativa sobre el total fue de 4,2%, el más bajo de la historia.

Se incorporaron nuevas herramientas tecnológicas en términos de la captura de la información ya que se utilizaron escáneres de marcas y de caracteres y los resultados se pudieron consultar a través de la web del Indec.

Fue la primera vez que se incluyeron preguntas más específicas sobre si la familia poseía heladera con o sin freezer, lavarropas común o automático, teléfono fijo, celular, televisión por cable, computadora, acceso a internet. El 27,1% de los hogares disponía de teléfono celular y un 9% de servicio de internet.

Se incluyó por primera vez una pregunta sobre el autoreconocimiento y la pertenencia a los pueblos originarios y se retomó la temática de la discapacidad de la población, que no se preguntaba desde el censo de 1960.

Domingo Faustino Sarmiento, como presidente, encargó la realización del primer censo. Cuando tuvo en sus manos los datos preliminares, entendió que había trabajo urgente para hacer.

Domingo Faustino Sarmiento, como presidente, encargó la realización del primer censo. Cuando tuvo en sus manos los datos preliminares, entendió que había trabajo urgente para hacer.

El último fue el 27 de octubre de 2010. Se volvió a la técnica de los dos cuestionarios, que incluyó puntos sobre la población afrodescendiente -0,4%- y pueblos originarios.

Ya el 86% de los hogares contaba con telefonía celular y el 47% con computadoras. Mucho tiempo había pasado desde el primer censo, con un 70% de pobres, en que el número de curanderos superaba ampliamente a los médicos y que el altísimo grado de analfabetismo indicaba que algo había que hacer.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina

Fuente: Infobae