Las espectaculares imágenes del Sol, como nunca antes se lo vio

Una sonda construida por la Agencia Espacial Europea y la NASA logró las fotos más cercanas jamás tomadas de la superficie solar: un paisaje con miles de pequeñas «fogatas» que ofrecen pistas sobre el extremo calor de la parte más externa de su atmósfera.

Las primeras imágenes de la sonda Solar Orbiter recibidas en la Tierra mostraron minierupciones de plasma que podrían esclarecer uno de los enigmas que más intriga a los astrónomos: por qué en la superficie de la estrella la temperatura es de unos pocos miles de grados y en la corona, a cientos de miles de kilómetros, llega a millones.

Las imágenes del Sol tomadas con la Cámara Polarimétrica y Heliosísmica (PHI) y la Cámara Ultravioleta Extrema (EUI) de la nave espacial Solar Orbiter (Equipo del Solar Orbiter/Equipo EUI; Equipo PHI/ESA y NASA/ Entrega vía REUTERS)

Tras 10 meses de viaje, la misión europeo-estadounidense está obteniendo las primeras imágenes científicamente prometedoras, gracias a sus seis instrumentos de observación que dan al vehículo una capacidad única para tomar imágenes del astro en todo el espectro electromagnético.

Las llamadas
Una imagen de alta resolución del Sol de la Extreme Ultraviolet Imager (EUI) tomada con el telescopio HRIEUV en la nave espacial Solar Orbiter de la NASA/ESA, tomada el 30 de mayo de 2020 y publicada por la ESA el 16 de julio de 2020. El círculo en la esquina inferior izquierda indica el tamaño de la Tierra a escala. La flecha apunta a una de las características de la superficie solar, llamada

”Nunca se había visto el Sol tan de cerca”, dijo a la agencia AFP Anne Pacros, responsable de la carga útil de la misión Solar Orbiter, una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, que despegó de la Tierra el 10 de febrero. Tomadas a 77 millones de kilómetros de la estrella (aproximadamente la mitad de la distancia Tierra-Sol), estas primeras imágenes identificaron un fenómeno nuevo: minierupciones de plasma cercanas a la superficie, detalló la ESA en una conferencia de prensa.

Una imagen de cerca tomada con el Telescopio de Alta Resolución de Imágenes Polarimétricas y Heliosísmicas (PHI) en la nave espacial Solar Orbiter de la NASA/ESA muestra el patrón de granulación del Sol que resulta del movimiento del plasma caliente bajo la superficie visible del Sol, tomada el 28 de mayo de 2020 (Solar Orbiter/Equipo PHI/ESA & NASA/Handout via REUTERS)
Un magnetograma del Sol tomado con el Telescopio de Alta Resolución de Imágenes Polarimétricas y Heliosísmicas (PHI) en la nave espacial Solar Orbiter de la NASA/ESA (Solar Orbiter/Equipo PHI/ESA & NASA/Handout via REUTERS)

”El Sol puede parecer calmo a primera vista, pero cuando miramos en detalle podemos ver estas erupciones miniatura dondequiera que miremos”, comentó David Berghmans, del Observatorio Real de Bélgica, investigador principal del instrumento de teledetección “Extreme Ultraviolet Imager” (EUI). Estas eyecciones, que hasta ahora no se habían visto en detalle, “son pequeñas comparadas con las erupciones solares gigantes que podemos observar desde la Tierra, millones o miles de millones de veces más pequeñas”, explicó el físico. Aun así pueden tener el tamaño equivalente a un pequeño país, agregó Berghmans.

Mediciones del campo magnético cerca de la superficie del Sol que permiten la investigación del interior del Sol a través de la técnica de heliosismología tomada por el Polarimetric and Helioseismic Imager (PHI) a bordo de la nave espacial Solar Orbiter del 30 de mayo al 18 de junio de 2020 (Foto de - / Solar Orbiter / EUI / ESA / NASA / AFP)
Los científicos dijeron el 16 de julio de 2020 que habían obtenido las imágenes más cercanas al Sol tomadas como parte de una misión paneuropea para estudiar los vientos solares y las llamaradas que podrían tener impactos de gran alcance en la Tierra (Foto de - / Solar Orbiter / EUI / ESA / NASA / AFP)

Los científicos aún ignoran si estos fenómenos son una versión en miniatura de las grandes erupciones o son el resultado de mecanismos diferentes. Pero las teorías ya afirman que podrían contribuir al calentamiento de la corona solar, fenómeno hasta ahora inexplicable.

Esta fotografía de distribución publicada por la Agencia Espacial Europea (ESA) el 16 de julio de 2020, muestra una imagen del Sol, aproximadamente a mitad de camino entre la Tierra y el Sol, tomada por los instrumentos The Extreme Ultraviolet Imager (EUI) y Polarimetric and Helioseismic Imager (PHI) a bordo de la nave espacial Solar Orbiter (Foto de - / Solar Orbiter / EUI / ESA / NASA / AFP)
La imagen muestra la velocidad de la línea de visión del Sol, con el lado azul girando hacia nosotros y el lado rojo alejándose. El Solar Orbiter es una misión espacial de colaboración internacional entre la ESA y la NASA (EFE/EPA/SOLAR ORBITER/PHI TEAM/ESA &)

La corona, la capa más externa del Sol que se extiende a lo largo de millones de kilómetros en el espacio, llega a millones de grados, mientras que la superficie es de unos 5.500 grados. Esta diferencia es contraria a las leyes de la física, que señalan que cuanto más se aleja de una fuente de calor, más desciende la temperatura.

Un mapa de las propiedades magnéticas de todo el Sol basado en los datos del Polarimetric and Helioseismic Imager (PHI) en la nave espacial Solar Orbiter de la NASA/ESA (Equipo del Solar Orbiter/Equipo EUI; Equipo PHI/ESA y NASA/ Entrega vía REUTERS)

Entender estos mecanismos se considera el “Grial” de la física solar, subraya la ESA. Solar Orbiter tiene muchos otros objetivos, como comprender cómo el Sol controla la heliosfera, la burbuja de miles de millones de kilómetros de diámetro formada por el viento estelar (un flujo de partículas cargadas eléctricamente) que envuelve al sistema solar y lo protege de los rayos cósmicos.

Imágenes solares producidas por el generador de imágenes de alta resolución, el telescopio HRILYA, que forma parte del instrumento Extreme Ultraviolet Imager (EUI), mostrando en una longitud de onda ultravioleta particular que es producida por el hidrógeno, el elemento químico más abundante en el Universo, a bordo de la nave espacial Solar Orbiter (Foto de - / Solar Orbiter / EUI / ESA / NASA / AFP)
El color violeta se ha añadido artificialmente para ayudar a la identificación visual de esta región. La imagen muestra la superficie solar en una longitud de onda ultravioleta particular que es producida por el hidrógeno. La longitud de onda se conoce como Lyman-alfa (EFE/EPA/SOLAR ORBITER/EUI TEAM/ESA & NASA CSL, IAS, MPS, PMOD/WRC, ROB, UCL/MSSL)

Para estudiar esto, Solar Orbiter dispone de cuatro instrumentos que miden el entorno cerca del vehículo. También debe estudiar las tormentas cargadas de partículas energéticas, provocadas por las erupciones solares, que pueden perturbar significativamente redes de telecomunicaciones y redes terrestres de electricidad: la llamada “meteorología espacial”.

Esta fotografía publicada por la Agencia Espacial Europea (ESA) muestra un mosaico de imágenes de la corona del Sol tomadas por el coronógrafo The Metis a bordo de la nave espacial Solar Orbiter (Solar Orbiter/MetisTeam/ESA/NASA / AFP)
Una imagen de la corona del Sol obtenida con el instrumento Metis el 21 de junio de 2020, poco después del primer perihelio de la nave espacial. Fue tomada en luz visible (580-640 nm). Muestra las dos brillantes serpentinas ecuatoriales y las regiones polares más tenues que son características de la corona solar durante épocas de mínima actividad magnética (EFE/EPA/ÓRBITRO SOLAR/ EQUIPO METIS/ ESA)

Las imágenes inéditas de los polos del astro, “tierra desconocida”, también deberían ser develadas de aquí a 2025, permitiendo quizás aclarar el funcionamiento del campo magnético solar, detalló Sami Solanki, director del Instituto Max-Planck de investigación sobre el sistema solar. Estas primeras imágenes son solo el inicio, ya que la misión Solar Orbiter no ha entrado aún en la fase de toma de datos científicos.

La corona del Sol fotografiada por el instrumento Metis del Solar Orbiter (Solar Orbiter/MetisTeam/ESA/NASA / AFP)

Para marzo de 2022, la sonda regresará aún más al Sol, después de estar cerca de Venus y de la Tierra, cuya gravedad le permitirá volver a impulsarse hacia su órbita final, a 42 millones de kilómetros del Sol. Su misión, de al menos diez años, debe completar la de la nave robótica estadounidense Parker Solar Probe, que se ha acercado mucho más al Sol, pero carecía de los instrumentos de Solar Orbiter.

Un mosaico de cuatro imágenes separadas de cuatro detectores distintos, obtenidas por el telescopio Heliospheric Imager (SoloHI) en la nave espacial Solar Orbiter de la ESA. Entonces, el Solar Orbiter estaba a una distancia de 0,5 unidades astronómicas (UA; una UA equivale a la distancia promedio de la Tierra al Sol, unos 150 millones de kilómetros) del Sol (EFE/EPA/SOLAR ORBITER/ EQUIPOOLOHI/ ESA & NASA US LABORATORIO DE INVESTIGACIÓN NAVAL)