Los famosos copan el off: cada vez más artistas populares encuentran ahí su lugar

Luisa Kuliok, Osvaldo Laport, Arturo Bonín, Germán Krauss, Patricia Palmer y Laura Oliva son solo algunos de los actoresque eligen seguir trabajando para un público más intelectual

Dice la leyenda que el éxito camina de la periferia al centro. Pero nada dice de la satisfacción que suele andar por otros itinerarios menos lineales, con más curvas y sin relojes. Si bien todos, actores y actrices, son atravesados por ambos recorridos, en este momento son muchas las figuras famosas que coinciden en salas pequeñas del off: Mercedes Morán, Marco Antonio Caponi, Gerardo Romano, Osvaldo Laport, Mauricio Dayub, Gustavo Garzón, Laura Oliva, Arturo Bonín, Germán Krauss, Luisa Kuliok, Patricia Palmer, Silvia Pérez y Mónica Antonópulos son algunos de estos nombres reconocibles por trayectoria o exposición pública que trabajan bajo las condiciones artísticas y de producción del teatro alternativo.

Para gran parte del grupo, este movimiento del circuito comercial al off es habitual y característico de sus carreras. Laura Oliva actúa en Valeria radioactiva, de Javier Daulte en el Espacio Callejón, hasta hace poco protagonizó Eye y yo, en El Camarín de las Musas, y el año pasado fue parte de Cuerpos perfectos, en el Multitabarís: «Son búsquedas distintas y muy personales, depende de qué se quiere en cada momento. Porque si no parece que en el comercial solo se buscan ventajas y en el alternativo, lo artístico. Y no es así, son materiales distintos: en el off, se deja al espectador con menos respuesta, es menos masticado; en el comercial, el mensaje es más directo». De la misma manera opina Mauricio Dayub, aunque se considera la excepción porque pasó de un éxito comercial de nueve años, Toc Toc, a un éxito independiente, El equilibrista, en el Chacarerean, su sala desde 2003. «Es volver al origen, a lo que soy, a crear de cero un nuevo espectáculo. Pero trabajo con el mismo empeño en los dos ámbitos. No encuentro diferencias entre un teatro y otro. Me siento siempre Mauricio Dayub, no soy otro más frívolo o menos interesado en lo que hago en el teatro comercial», dice. También reconoce que en su sala hay nombres prestigiosos acostumbrados a varias funciones por semana y que ahora deben contentarse con una sola a sala llena.

Gerardo Romano, en Un judío común y corriente, dirigido por Manuel González Gil

Gerardo Romano, en Un judío común y corriente, dirigido por Manuel González Gil



Uno de esos actores es Gerardo Romano, que se presenta en el Chacarerean desde 2016 con su unipersonal Un judío común y corriente, de Charles Lewinsky. «Yo no me pasé al off. Me pasaron. Salvo excepciones, a los productores no les gusta que los elencos hablen de política. A Dayub, no le importa nada lo que yo diga y en ese aspecto, estoy muy tranquilo; claro que se gana menos pero me da mucho placer hacerlo», dice quien había estrenado en 2015, en el Maipo Kabaret.

Otro famoso en esa sala es Gustavo Garzón, quien con la coreógrafa, autora y directora Marina Otero presentan desde el año pasado 200 golpes de jamón serrano, un biodrama que pone en escena nada menos que este choque de planetas entre el on y el off: un actor de la tele quiere ser dirigido por una artista joven, talentosa y alternativa porque se siente aburrido, propuesta que ella acepta porque supone que ganará dinero y espectadores.

Gustavo Garzón y Marina Otero, en 200 golpes de jamón serrano
Gustavo Garzón y Marina Otero, en 200 golpes de jamón serrano

«Lo mejor es el aprendizaje y el vínculo que generamos, entendernos y no juzgarnos. Desde que empezamos este viaje hasta hoy, los dos nos transformamos y ambos sostenemos la obra por igual. Hay algo de ‘la fama’ que legitima el espectáculo, eso funciona en el público, eso persiste y es innegable que me dio visibilidad. En la profundidad, somos todos humanos y estamos ahí tratando de hacer algo», dice Otero, autora de la premiada Recordar 30 años para vivir 65 minutos, performance por la que Garzón la convocó.

No sólo en Atrapa a un ladrón, la miniserie de Telefe protagonizada por Pablo Echarri, puede verse a Mónica Antonópulos. En vivo y a poca distancia, también en el Espacio Callejón, en Late el corazón de un perro, de Franco Verdoia, donde trabaja por primera en el circuito alternativo. «Siempre estuvo la posibilidad, pero esta vez me interesó el material, el grupo de trabajo y me hice el tiempo para poder hacerlo», dice sin dejar de reconocer que su presencia pudo colaborar en la publicidad de la obra al principio pero «luego es el material el que convoca o deja de hacerlo». Su pareja, Marco Antonio Caponi, en Sandro de América el año pasado, es otro de los famosos en el off con excelentes críticas por el unipersonal Romance del Baco y la Vaca, de Gonzalo Demaría y dirección de Daniel Casablanca, en Timbre 4.

Marco Antonio Caponi, en Romance del Baco y la vaca, de Gonzalo Demaría
Marco Antonio Caponi, en Romance del Baco y la vaca, de Gonzalo Demaría

«Hice más proyectos propios y de autogestión que con salida comercial. El teatro es un espacio de exploración para mí, donde hago y elijo, qué, cómo y qué días y por cuánto tiempo quiero hacer una obra. Para mí, es una filosofía de vida la autogestión y el único camino posible para ser independiente y libre. A veces no trae réditos económicos pero es un gran espacio para mostrar en qué anda uno. Y romper», dice el actor y productor de la obra (junto con Joaquín Bachrach), la tercera escrita por Demaría en la que actúa.

En ese mismo sentido, Julieta Zylberberg estrenó unipersonal en Nün, La fiebre, de Mariana Chaud.

Julieta Zylberberg, en La fiebre, de Mariana Chaud
Julieta Zylberberg, en La fiebre, de Mariana Chaud

Los números

Según Carlos Rottemberg, desapareció mucho la figura del productor a riesgo, el que bancaba el espectáculo, y a eso se debe la proliferación de funciones sueltas y formación de cooperativas: «Hay variadas razones, la crisis económica, la falta de espectadores, la ley del actor que también se sumó. Pero creo, sin tener ninguna certeza, que esta tendencia es por una búsqueda artística y no por supervivencia económica ante la falta de productores».

Arturo Bonín y Nelson Rueda, en Un instante sin Dios, de Daniel Dalmaroni
Arturo Bonín y Nelson Rueda, en Un instante sin Dios, de Daniel Dalmaroni

La apreciación del empresario teatral se acomoda bien tanto a los deseos expresados por los artistas como a la realidad de las cifras. Si se tiene en cuenta las últimas paritarias, actores y actrices del teatro comercial, que trabajan de miércoles a domingos, tienen un piso básico que oscila entre los 30 y 41 mil pesos, según el protagonismo en la obra y la cantidad de butacas (más o menos de 200). Los más famosos, prestigiosos o de moda, por su parte, no suelen atarse a una suma fija sino arreglar un porcentaje de la taquilla. En el circuito oficial, otra opción de trabajo, las cifras son menores pero el sueldo es seguro y no depende de la cantidad de espectadores. En el off, en cambio, el proyecto se lleva a cabo gracias a la formación de cooperativas. Por lo tanto, el bordereaux se reparte entre todos de manera equitativa después de pagar porcentajes por derechos, el alquiler de la sala y gastos varios como un flete o la agencia de prensa. Aunque sea un éxito, queda lejos de las cifras anteriores, teniendo en cuenta que se presentan, en general, una vez por semana, en espacios que no superan las cien butacas y con entradas alrededor de los 400 pesos.

La experiencia y el recorrido

Patricia Palmer, en el clásico Golpes a mi puerta
Patricia Palmer, en el clásico Golpes a mi puerta

Artistas con larga trayectoria participan de la ebullición constante del off. Para ellos, es la raíz, el lugar de donde vienen y del que nunca se fueron como Patricia Palmer, directora del Taller del Ángel, y protagonista de Golpes a mi puerta, de Juan Carlos Gené, en el Celcit. Y Arturo Bonín, en Un instante sin Dios, junto con Nelson Rueda, de Daniel Dalmaroni, en el Nün (que mañana hará la última función de esta temporada en Buenos Aires). O Luisa Kuliok que después de Las de Barranco, en el 25 de Mayo, de Villa Urquiza, prepara ¡Juana vive!, sobre la heroína Juana Azurduy, para salir de gira por el conurbano. Los tres coinciden en definir al off como «un refugio», el lugar donde se mantiene vivo el fuego, un lugar de prueba sin otros condicionantes y con un público más reflexivo.

«Los de mi edad, ya con una trayectoria de más de 50 años, lo conocemos bien. Era el teatro independiente y este off es una versión remixada mucho más elegante que la nuestra que se hacía en sótanos. Es como volver al principio de mi carrera. Aparte de lo que uno pueda convocar por algún éxito en la tele, al off se va por el producto independientemente de los nombres porque se va a la esencia, es ese el compromiso y la responsabilidad», dice Germán Kraus que debuta como autor además de actuar (con Natalia Cociuffo y Tita Sapag) en Soy tu ángel, dirigida por Omar Calicchio, en El Método Kairos.

Osvaldo Laport y María Gaddi, en Susurro de alas, dirigida por Graciela Pereyra
Osvaldo Laport y María Gaddi, en Susurro de alas, dirigida por Graciela Pereyra

No es raro que enfrenten prejuicios de uno y otro lado. A Osvaldo Laport le preguntan: «¿Por qué estás acá y no en la calle Corrientes?». Y, a sus espaldas, comentan: «¿Qué hace acá Laport?»: «Sí, son los intelectualoides que creen en la grieta. Son salas teatrales y punto, no importa dónde estén. Hay que romper esas diferencias, esos bandos», dice el actor que trabaja en Un susurro de alas, de Sandra Franzen, en El Método Kairos. De prejuicios contra la tele también saben Silvia Pérez y Judith Gabbani que adaptaron su carrera según pasan los años: juntas se presentan en Delirio de amor, del sexólogo Walter Ghedin con dirección de Carlo Argento, en La Comedia.

«No se hace por dinero, es otro tipo de retribución y te deja mejor parado en la vida para poder entenderla, soportarla y amarla. Es el lugar donde siento que los códigos no cambian; en el off siempre somos adolescentes soñando con comprender no importa la edad que tengas», dice Palmer. Por su parte, Bonín, remarca la calidez del público: «Son muy teatreros, muy afectuosos. Se gana menos, claro, un éxito en calle Corrientes no se compara con nada. Pero en el comercial y en la tele te llaman siempre para hacer lo mismo». Para Kuliok, «no hay buenas ofertas en el teatro comercial, son muy banales, muy básicas. El off es el paraíso perdido que yo nunca, por suerte, perdí».

Mónica Antonópulos y Silvina Sabater, en Late el corazón de un perro, de Franco Verdoia
Mónica Antonópulos y Silvina Sabater, en Late el corazón de un perro, de Franco Verdoia

Quien se subirá a un escenario alternativo el año que viene es Mercedes Morán. Y lo hará junto a dos grandes directores que se subirán al escenario con ella: Claudio Tolcachir y Rafael Spregelburd, dirigidos por otro director enorme, Daniel Veronese, en la obra Ella lo ama, de su autoría.

Otros actores famosos que suelen transitar el circuito teatral alternativo son Peter Lanzani, Luciano Castro, Luciano Cáceres (él creció profesionalmente en ese ámbito), Érica Rivas, Graciela Dufau, Fabián Vena y Eleonora Wexler, entre muchos más. En cualquier caso, el camino alternativo no promete tranquilidad. Ni en la escena, porque se trata de conmover estructuras, ni en los bolsillos porque es una lucha día a día en la que pelean solo los que se arriesgan a buscar.

Laura Oliva, en Valeria radioactiva, de Javier Daulte
Laura Oliva, en Valeria radioactiva, de Javier Daulte

Para agendar

  • Delirio de amor. Con Silvia Pérez y Judith Gabbani. En La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Sábados, a las 18.
  • Un susurro de alas. Con O. Laport. El Método Kairos, El Salvador 4530. Miércoles, a las 21.
  • Soy tu ángel. Con Germán Krauss. En El Método Kairos. Sábados, a las 18.
  • Romance del Baco… Con Marco A. Caponi. Timbre 4, Boedo 640. Domingos, a las 21.30.
  • Valeria radioactiva. Con Laura Oliva, Jorge Gentile. Espacio Callejón, Humahuaca 3759. Martes, a las 20.30.
  • Un judío común y corriente. Con Gerardo Romano. Chacarerean Teatre, Nicaragua 5565. Sábados, a las 20.
  • Un instante sin Dios. Con Arturo Bonín y Nelson Rueda. Nün, J. Ramírez de Velazco 419. Hoy, a las 18.30.
  • Late el corazón de un perro. Con Mónica Antonópulos. Espacio Callejón. Jueves, a las 21; y domingos, a las 20.30.
  • El equilibrista. Con Mauricio Dayub. En Chacarerean Teatre. Lunes y martes, a las 21.
  • 200 golpes de jamón serrano. Con G. Garzón. En Chacarerean. Miércoles, a las 21.
  • Golpes a mi puerta. Con Patricia Palmer. En el Celcit, Moreno 431. Domingos, a las 19.
  • Fiebre. Con J. Zylberberg. En Nün. Sábados, a las 23.
  • ¡Juana vive! Con Luisa Kuliok. En el Roma, de Avellaneda. El sábado 2 de noviembre.

Fuente: Leni González, La Nación