Mafalda vuelve a ser best seller: se agotó y su editora quiere hacer un libro histórico de homenaje a Quino

Tras la muerte del artista, los lectores agotaron los ejemplares disponibles de las tiras y de “Todo Mafalda”, que recopila el material disponible. Del exterior también llueven pedidos.

Contestataria, irónica, preguntona, inteligente. Mafalda, la nena que está siempre preocupada por la paz del mundo y por los derechos humanos -y además odia la sopa y ama a los Beatles- protagoniza un fenómeno editorial inédito por estos días, que sorprende a su propia editora histórica, Kuki Miler, al frente de De La Flor, la editorial que cofundó con su ex marido, Daniel Divinsky, y que hizo historia en la década delos años 70 cuando comenzó a publicar las tiras de Quino en formato de libro. 

El personaje de la tira argentina más famosa -que llegó a Europa en 1969 de la mano del Premio Príncipe de Asturias Umberto Eco, quien la definió entonces como una «heroína iracunda»-, se publicó originalmente entre 1964 y 1973 en diversos medios gráficos del país, y después tuvo años de venta sostenida con los libros ya circulando, pero ahora, tras la muerte de su creador, vuelve a ser best sellerQuino (Joaquin lavado) falleció el pasado 30 de septiembre y al otro día, los lectores llegaron en malón hasta la editorial para hacerse de los ejemplares impresos, que se agotaron en poco más de media hora. En simultáneo, los teléfonos y el mails servían de vehículo a los pedidos del exterior.

«No vengas porque esto es una romería», le dijeron a Miler, que durante la pandemia trabaja desde su casa y va solo dos veces por semana a la sede de De La Flor. «Y ahora es una especie de locura -explica-. Tenemos unos 25 títulos de Quino reimprimiéndose, y pedidos de Latinoamérica (Perú, Ecuador, México, República Dominicana, Colombia, entre otros países a los que exporta los libros) pero también de Europa y Estados Unidos, desde donde nos llegan pedidos de las tiras traducidas al inglés, que también hemos publicado.

“Me llegan Mafaldas o algunos de los otros personajes con unos textos indignos, así como imágenes de Mafalda por Internet y por whatsapp, con textos falsos”.

«Mi misión será esa: proveer de los títulos de Quino a los mercados y libreros que los requieran de aquí en más, siento que tengo una responsabilidad afectiva para con Quino y su mujer, Alicia Colombo, a quienes me unió una amistad sostenida de 50 años», cuenta a Clarín. «Ese será mi legado: que sus libros no falten, y también una forma de honrar mi afecto hacia ellos. Pero, honestamente, hacía años que en la editorial no había un movimiento semejante al que se dio en estos 20 días, y eso para mí es un volver a vivir, es muy emocionante».

-¿Le sorprendió esa urgencia de los lectores por hacerse de los libros? ¿Es habitual en estos casos?

-Me sorprendió absolutamente; de hecho no sé bien a qué atribuirla, porque si bien tras la muerte de los autores puede pasar que se ​acreciente el interés por una obra, acá me dio la impresión de que habíauna suerte de temor a que se agotaran los libros, por lo que todos salieron a comprar corriendo.

En paralelo, proliferan las copias piratas, se lamenta: «Y no solo las copias en PDF digital, que desde la editorial rastreamos para iniciar acciones cuando hace falta, porque es ilegal, sino tambien copias en papel: desde México nos llegaron datos de una edición tapa blanda de Todo Mafalda, un libro que hice yo personalmente y que reúne absolutamente todas las tiras previamente publicadas, y que, como saben, es de tapa dura. Hay incluso falsas ediciones de bolsillo, y hasta tiras con textos apócrifos, muy bizarras, que demuestran incluso un profundo desconocimiento por el pensamiento de Quino«, revela.

«Me llegan Mafaldas o algunos de los otros personajes con unos textos indignos, así como imágenes de Mafalda por Internet y por whatsapp, con textos falsos», detalla la editora.

Quino, el "padre" de Mafalda, se encargaba personalmente de responder por carta o por teléfono al afecto de sus lectores, cuenta la editora Kuki Miller / Foto: EFE

Quino, el «padre» de Mafalda, se encargaba personalmente de responder por carta o por teléfono al afecto de sus lectores, cuenta la editora Kuki Miller / Foto: EFE

En cuanto a proyectos futuros, Miler cuenta que desearía en un futuro publicar un libro definitivo de homenaje al autor, «aunque eso está sujeto a conversaciones previas con Julieta Colombo, agente de Quino«, aclara. «Podría ser una biografía o un libro que recopilase todo el material que guardan los lectores, porque Quino se ocupaba de responderles personalmente por carta las expresiones de afecto que le hacían llegar, y hay muchísimo material disperso, en ese sentido, que podría reunirse, tenemos que conversarlo con Julieta», cuenta.

-¿Un libro que contara la trama íntima de la creación de Mafalda y su evolución en el tiempo?

-Esa tambien es una muy linda idea, se podrían hacer distintas cosas, por eso tenemos que sentarnos y pensarlo una vez que hayamos respondido al volumen de demanda que tenemos hoy de las tiras y a la que tenemos que dar respuesta lo antes posible.​ El libro homenaje no es un proyecto, pero seguramente podremos diseñarlo para el futuro, ese es mi deseo. Y no soy de hacer libros de apuro, cuando lo hagamos lo haremos bien, será otra forma de rendirle homenaje por todo lo que Quino nos ha dado.

Su muerte, admite, ​la afectó profundamente:no solo se trata del autor más emblemático de su editorial sino el más humilde, asegura. «Nunca jamás se la creyó», por eso el trabajo que me toca es una forma de manifestar mi respeto y mi afecto. había hablado con él hacía pocos meses, él no estaba bien pero cuando hablábamos reconectaba conmigo, teníamos un diálogo fluído, fruto de una historia compartida, por todo eso fue una pérdida inmensa».

Las tiras gráficas de Quino trascendieron las fronteras. Hoy su editorial recibe encargos desde Latinoamérica pero también desde Europa y Estados Unidos.

Las tiras gráficas de Quino trascendieron las fronteras. Hoy su editorial recibe encargos desde Latinoamérica pero también desde Europa y Estados Unidos.

Fuente: Clarín