Malditos, perversos, degenerados: los films que el Ente prohibió

Desde hoy, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, el espectador podrá conocer (o reencontrarse) con algunos títulos ineludibles de la historia del cine. En la imagen de portada: Fuego, de la dupla Isabel Sarli (aquí junto a Alba Mujica) y Armando Bó, se verá precedida de los siete minutos censurados al film Macunaíma, de Joaquim de Andrade.

Para conmemorar los cincuenta años de la instauración de la censura en nuestro país, la Lugones presenta un ciclo que recobra algunos clásicos que jamás se vieron en las salas argentinas

Entre ellos, La naranja mecánica, Último tango en ParísPersona Teorema. Pero la curiosa amalgama que congrega a Kubrick con Bertolucci, pasando por Bergman y Pasolini no es estética ni tampoco temática. Los une una cuidada selección que añade otros clásicos absolutos y algunos redescubrimientos sobre los que pesó el rigor de la censura en la Argentina. «Hemos prohibido ya 125 películas y estoy muy satisfecho de esa tarea higiénica, y espero que si me dejan unos meses más voy a llegar a las 200 películas, que son mi ideal para prohibir en un año», declaraba en 1975 Miguel Paulino Tato, ostentando el triste récord mundial de prohibición de películas, y dando origen al hit de Sui Generis «Señor Tijeras».

Con el ciclo El ente: sexo prohibido, el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina pasan revista al cincuentenario de la puesta en vigor del Ente de Calificación Cinematográfica, creado a partir de la ley 18.019, firmada por Juan Carlos Onganía y su ministro del Interior Guillermo Borda. «El ente» sobrevivió hasta 1984, cuando se derogó la ley y el gobierno de Alfonsín colocó al crítico Jorge Miguel Couselo como «interventor liquidador». Gracias a la labor de Couselo, se elaboró una lista de los films prohibidos y se enviaron los guiones que archivaba el organismo de films nacionales al Museo del Cine (algunos de ellos son parte de su muestra permanente).

El ciclo en la Lugones incluye films inéditos de Russ Meyer, Vilgot Sjöman y Dusan Makavejev, y añade en muchas funciones la proyección de los fragmentos originales (en 35 milímetros) censurados.

Este jueves, a las 14, 16.30 y 21.30, se verá Persona, de Ingmar Bergman (de 1966, y censurada aun antes de la creación del Ente), seguida el viernes -en los mismos horarios- por uno de los casos paradigmáticos del accionar de la censura en nuestro país: Teorema, de Pier Paolo Pasolini. En abril de 1969 fue autorizada para su estreno en la Argentina y tres días después fue prohibida. Dicha resolución fue apelada por su distribuidor, Vicente Vigo, quien finalmente consiguió un año después la autorización para su proyección en las salas. Apenas 24 horas después de que la Justicia avalara su exhibición, Onganía volvió a prohibirla con una ley a la medida de la película, que afirmaba que desarrollaba «cuestiones que agravian seriamente los principios morales y afectan los basamentos del núcleo familiar», olvidando que el film había obtenido el Premio de la Oficina Católica Internacional del Cine en el Festival de Venecia. Teorema recién pudo verse, aunque con cortes, en 1971.

Si bien la distribuidora Warner Bros. de la mano de su director publicitario Miguel Grinberg, sorteaba la censura en las funciones del Cine Club Núcleo, o exhibía a cinéfilos y críticos en su microcine las películas que no saldrían indemnes de la mirada del Ente de Calificación, este ciclo de la Lugones incluye títulos que quedaron igualmente sin pantalla, como Performance, de Nicolas Roeg y Donald Cammell, con el protagónico de Mick Jagger (1970, se verá el sábado), o Más allá del valle de las muñecas, de Russ Meyer (1970, el lunes), que junto al sexo añadían drogas e incorrección política, un cóctel demasiado explosivo para los censores argentinos.

El ciclo pasa revista a películas consideradas «malditas», como Los demonios, de Ken Russell (1971, el domingo), o El Decamerón, de Pasolini (1971, el miércoles), que pudieron verse gracias a la breve intervención de Octavio Getino en el Ente, que «liberó» la exhibición de ochenta películas, en 1973.

Los demonios, de Ken Russel.

Asimismo, el próximo martes 19 se proyectarán los siete minutos censurados al film Macunaíma, de Joaquim Pedro de Andrade, antes de la exhibición restaurada de Fuego, de la dupla Isabel Sarli-Armando Bó (1968-71), quienes vivieron decenas de prohibiciones. El jueves 21 se verán, asimismo, los fragmentos cortados por la censura local al film sueco El fuego, de Vilgot Sjöman, antes de la proyección de otro título del director que nunca pudo verse aquí, Yo soy curiosa: amarillo(1967).

El encuentro, que se extenderá hasta el 1° de abril, incluye otros clásicos como Portero de noche, de Liliana Cavani (1974, el viernes 22), vista por algunos argentinos en los tours en ferry que se hacían hacia Uruguay para ver aquellas películas que aquí no podían descubrirse; la inédita Sweet Movie, del serbio Dusan Makavejev (1974, el sábado 23); la controversial Saló, de Pasolini (1975, el lunes 25), o Vicios privados, virtudes públicas, de Miklós Jancsó (1976, el martes 26), que nunca tuvieron estreno.

Un caso extremo es el de Preparen los pañuelos, de Bertrand Blier (1978, el miércoles 27), que pese a ganar el Oscar a la mejor película extranjera, al igual que La naranja mecánica, solo pudieron verse en los cines tras el arribo de la democracia. Cierra el ciclo Cruising, de William Friedkin (1980), que se estrenó con tantos cortes como para tornarse incomprensible.

Fuente: La Nación,  Pablo De Vita