Mercado del arte: es un gran momento para comprar, y una inversión que sigue subiendo

Las ventas on line de las grandes casas de subastas están siendo todo un éxito. Se destaca el aumento de compradores pertenecientes a la franja conocida como «Millennials» y de interesados asiáticos

Christie’s logró récords en todas sus subastas on line. El viernes logró 450 millones de dólares en 4 horas y muy importante es su aumento de ventas en Hong Kong donde Sotheby’s domina el mercado. Vendieron por valor de u$s 239 millones y sólo el 12% quedó sin candidatos, los compradores fueron de 35 países y un 22% de ellos jamás había comprado en la antigua casa británica y además los millennials fueron el 25% de los compradores.

El 25% de los lotes más valiosos fueron comprados por asiáticos, incluso el Roy Lichtenstein vendido en u$s 46 millones fue una oferta telefónica china. China se consolida como el segundo mercado, luego de Nueva York.

Sotheby’s vendió u$s 411 millones y 3800 lotes, 5 de ellos en más de u$s 12 millones y con 16 récords mundiales y el 25% de compradores de menos de 40 años. Grande fue el éxito, se vendió un 40% de lo vendido el año pasado, casi u$s 1000 millones. Con virus en el medio y todo on line en cuatro ciudades por valor de u$s 421 millones y sólo el 6% quedó sin comprador.

Locura fue la puja por la obra del americano Wayne Thiebaud que está por cumplir 100 años. Duplicó su mayor precio y se vendió en u$s 20 millones. El mayor precio fue el desnudo de Lichtenstein que superó los u$s 46 millones, un Barnett Newman llegó a siderales u$s 31 millones y otro tanto pagaron por un Brice Marden.

En Hong Kong grandes precios para el alemán Richter y récord para George Condo, que confieso cada vez me gusta menos. En París gran precio para Jean Dubuffet de u$s 6,5 millones y por un poco feliz retrato varonil de Modigliani, u$s 4,5 millones. En Londres un árbol de gran tamaño de René Magritte casi llegó a los u$s 18 millones.

No hay donde invertir así que comprá arte que sigue subiendo, y más si sos argentino ya que nuestros precios son ridículos.

Fuente: Ignacio Gutiérrez Zalvívar, El Cronista .