Muletillas, gerundios, elle y otros «crímenes» contra el español según la presidenta de la Academia de Letras

Alicia María Zorrilla, presidenta de la Academia Argentina de Letras, señala y analiza con humor los tropiezos habituales con el idioma en su libro «Sueltos de lengua»

¿Se cometen crímenes de lesa gramática contra el español? ¿Son los principales sospechosos de «texticidios» periodistas, publicistas, funcionarios e incluso escritores? ¿Padece la lengua de Miguel de Cervantes una epidemia de anglicismos? En Sueltos de lengua (Libros del Zorzal), la profesora Alicia María Zorrilla (Buenos Aires, 1948), presidenta de la Academia Argentina de Letras (AAL) desde abril de 2019, analiza con humor los usos incorrectos del idioma y, con afán pedagógico, brinda algunas propuestas para prevenirlos. «Aspiro a que cada capítulo de mi librito haga sonreír a los lectores, a que estos aprendan riendo, a que se sorprendan mientras leen para que luego piensen bien en lo que dicen, pues, como enseñaba Aristóteles, el secreto del humor es la sorpresa», dice.

En marzo de 2019, durante el Congreso Internacional de la Lengua Española, en la ciudad de Córdoba, Zorrilla provocó carcajadas entre los asistentes con su exposición acerca de los errores gramaticales más frecuentes en el español. Un mes después, fue elegida presidenta de la AAL; es la segunda mujer que preside la institución (la primera fue la profesora y lingüista Ofelia Kovacci).«Mi misión y la de mis colegas académicos es la vocación de servicio y el magisterio; tenemos el deber de servir a la comunidad con lo que sabemos, es decir, asumimos con convicción un compromiso de vida en el área de la lengua y de la literatura que se escribe en nuestra lengua».

La autora de Retrato de la novelaHablar, escribir, traducir en español y Dudario. Diccionario de consultas sobre el uso de la lengua española, entre otros títulos, presenta su nuevo libro, dirigido a un público amplio, de este modo. «Reúne distintos momentos en que la lengua tropieza con los que no saben cuidarla por desidia o porque, como decía Goethe, son fanáticos de la ignorancia activa -señala-. La idea surgió de un alumno, Roberto Gárriz [escritor y autor del prólogo] que, sin yo saberlo, anotaba todas las bromas o las anécdotas que contaba en clase y que, por razones didácticas, relacionaba con la Gramática Normativa de nuestra lengua. Un día me mandó por correo electrónico la lista de mis dichos y me propuso componer este librito». Una de las acepciones de la palabra «suelto» es «escrito inserto en un periódico que no tiene la extensión ni la importancia de los artículos ni es mera gacetilla». A ese género ágil y desenvuelto pertenece Sueltos de lengua.

Para esta profesora, que dio clases en varias universidades e institutos de formación docente, hoy se descuida más que antes el uso del español. «Eligen el camino del error sin tener en cuenta que la lengua posee normas que nos guían para hablar y escribir con cierto decoro. Hablando y escribiendo para que nos entiendan, nos convertimos en maestros de otras personas. Hay que esforzarse para lograrlo, pues hacernos entender y entender naturalmente a los demás significa haber comprendido que vivimos en una lengua, y que esta lengua nos da vida al comunicarnos con otros, nos permite ser hombres libres y nos forma en la coherencia y la precisión». Con anécdotas personales, ejemplos de «tropiezos lingüísticos» en medios de comunicación y referencias a Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, una anónima profesora de lengua y literatura, Charles Dickens y la Biblia, la autora hace una defensa del idioma español.

Una vacuna que está disponible

Doctora en Letras, Zorrilla asegura que la lengua no está enferma. «La enferman los hablantes con sus descuidos gráficos, morfosintácticos y léxico-semánticos -afirma-. ¿Cómo es posible que se escriba ‘bibleoteca’, ‘descanzo’, ‘descida’, ‘escenciales’, ‘reducieron’; que ‘se aspiren cargos’, ‘se logren logros’ o ‘se retrocedan pasos para atrás’?». No obstante, destaca que cierta perseverancia puede convertir un error lingüístico en norma. «Esto sucede, sobre todo, con los extranjerismos. El verbo ‘enervar’ no significaba ‘poner nervioso’, sino ‘debilitar’, pero tanto se difundió con ese primer significado que se registró en el Diccionario de la lengua española y dejó de considerarse un galicismo. La locución prepositiva ‘de acuerdo a’ es traducción del inglés according to. Era corregida y reemplazada con ‘de acuerdo con’, hasta que su difusión la impuso y entró en el Diccionario académico como equivalente a esta última».

Por supuesto, la mejor vacuna contra esta soltura de lengua es la educación. «La enseñanza de la lengua es fundamental porque somos palabras, estamos habitados por ellas y las necesitamos en todos los momentos de nuestra vida y de nuestras profesiones. Lo que decimos nos traduce desde distintos puntos de vista, nos identifica. Por eso, es tan importante que maestros y profesores hablen y escriban bien, y, sobre todo, que enciendan en sus alumnos la necesidad de hablar y de escribir con claridad. Deben ser modelo para los alumnos. La enseñanza sin vocación, sin pasión no existe, pues, en el ámbito del conocimiento, no caben tibiezas». Respecto de la formación docente, Zorrilla considera que debe intensificarse el estudio de la lengua española «para que maestros y profesores se den cuenta de que es uno de los grandes valores de la vida que deben transmitir enriquecido, ya que nos salva de la decadencia de nuestro espíritu. Escribió Octavio Paz que el lenguaje del hombre ‘es un grano apenas, / pero quemante, / en la palma del espacio’. El adjetivo ‘quemante’ me parece un hermoso símbolo».

A comunicadores, publicistas, editores, empresarios de medios de comunicación y otros «trabajadores» de la lengua, la presidenta de la AAL les aconseja buscar asesoramiento de profesionales especializados en lengua española. «Para evitar, por ejemplo, que los zócalos televisivos no muestren tantos errores, y que los periodistas dejen de decir ‘ese agua’ por esa agua; ‘estadío’ por estadio, ‘primer etapa’ en vez de primera o ‘si habría una segunda ola de Covid-19′, en vez de hubiera’. La lengua española es muy rica, pero, a veces, luce tan pobre pero tan pobre como el escuálido Rocinante de don Quijote». En la biblioteca personal o laboral no deben faltar títulos como Diccionario de la lengua española,Ortografía de la lengua españolaDiccionario panhispánico de dudas,Diccionario de la lengua de la Argentina (de la AAL), las obras del Instituto Cervantes, los libros que escribió Daniel Cassany, los de María Teresa Serafini y tantos otros. «La lista sería larga», advierte.

Consultada sobre el uso del lenguaje inclusivo, Zorrilla responde a LA NACION que no hay lengua más inclusiva que el español. «El reemplazo de la a y de la o con e, i, x, arroba o asterisco es ajeno a la morfología del español e innecesario, pues el masculino genérico o masculino gramatical ya es inclusivo, ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género. ‘Los ciudadanos eligen a sus representantes’, es decir, todas las personas que han nacido en el país. El llamado lenguaje inclusivo responde a una posición sociopolítica, no lingüística, y las formas todes, muchxs, pibis, niñ@s, abogad*s no pertenecen al sistema gramatical de la lengua española». Con el tiempo se verá si triunfa el activismo o la academia.

Un alumno que tomaba nota de las bromas y anécdotas que la profesora Zorrilla hacía en clase le propuso reunirlas en un libro
Un alumno que tomaba nota de las bromas y anécdotas que la profesora Zorrilla hacía en clase le propuso reunirlas en un libro Fuente: Archivo – Crédito: Gentileza Sra. Zorilla

Diez crímenes contra el español

Muletillas. «¿Sí?», «¡dale!», «nada», «como yo siempre digo» (la favorita del presidente Alberto Fernández), «¿se entiende?» (la favorita de la exdiputada nacional Elisa Carrió) o «¿me explico?» abundan en el uso cotidiano. Sueltos de lengua dedica un capítulo a estas expresiones. «Las muletillas siempre están de moda, pero hay algunas que ofenden hasta el cansancio», señala.

Dequeísmo/queísmo. «¿Qué decir de los que ‘piensan de que’, ‘creen de que’, ‘dicen de que’, pero ‘están seguros que’, ‘se dan cuenta que’ y ‘se alegran que’? ¿Creen que hablan y escriben en español?», se pregunta la autora. En los tres primeros casos, el «de» está de más y en los otros tres, debe ir antes de «que».

Uso del subjuntivo y el condicional. Se suele escuchar en medios de comunicación audiovisual a reputados profesionales que dicen «Si habría votado a favor, la ley hubiera (o habría) salido». Pero, como señala la Gramática, no hay alternancia libre de estos dos tiempos cuando el subjuntivo es exigido por otro verbo u oración. Lo correcto es «Si hubiera votado a favor, la ley hubiera (o habría) salido». En otros casos, el subjuntivo no es obligatorio, como en «Me habría/hubiera gustado ir al río».

Caos referencial. La autora brinda un ejemplo de la «prosa inmobiliaria» que aparece en avisos clasificados en medios gráficos y digitales. «Una segura esquina de 120 metros de tierra permite mudarse sin hacer arreglo alguno ya que ha sido remodelada en la década del noventa por sus actuales dueños que la han conservado cuidadosamente. ¡Cuánto amor por la esquina! Pero, en realidad, hablaba de una casa».

Anglicismos. Coolokeyfast foodpart timefashionclick son anglicismos. «Sabemos que, en español, se usan cotidianamente palabras inglesas -escribe la autora-. No es ‘pecado’; a veces, es pobreza de vocabulario».

Eufemismos. «Son destacables los eufemismos que se usan para evitar la dureza de la palabra ‘murió’: ‘nos ha dejado’, ‘se fue’, ‘se fue al otro mundo’, ‘está en el cielo’, ‘entregó su alma al Señor’, ‘ya está con Dios’, ‘pasó a mejor vida’, ‘emprendió el viaje final’, ‘ya no está entre nosotros’», enumera.

Mayúsculas innecesarias. No es necesario usar mayúsculas para referirse a cargos, profesiones, títulos u oficios. Tanto para papa o general como para ministro y licenciado se deben usar las humildes minúsculas.

Gerundios. «Se dice que Fulano de Tal nació en Córdoba recibiéndose de médico en San Juan. Es imposible que nazca recibiéndose de médico. No son acciones simultáneas».

Coma entre sujeto y predicado. Colocar una coma entre el sujeto de la oración y su verbo es incorrecto. Oraciones como «La Argentina, tiene paisajes hermosos» o «Las provincias del norte y del centro del país, sufrieron varios incendios en 2020» son incorrectas.

Pronombre elle. «En mi infancia, ‘elle’ era el nombre de una letra del abecedario; hoy es un dígrafo (l + l) o, como dice el Diccionario de la lengua española, ‘la secuencia de dos letras que representa un solo sonido’».

Fuente: La Nación.