Neuroarquitectura: una casa que reduzca el estrés es posible

Crear espacios ambientes placenteros, que contribuyan al bienestar y la productividad, tiene sus trucos basados en la ciencia y las disciplinas combinadas. Consejos para encarar una nueva etapa puertas adentro.

La neuroarquitectura ayuda a reducir el estrés en casa al tratarse de una disciplina (y una tendencia) de la decoración, del diseño y la construcción que tiene en cuenta su posible incidencia en las emociones.

Nutrido por las herramientas de la neurociencia, esta rama de la arquitectura se centra en cómo el entorno modifica la química cerebral. Es decir: cómo afecta las emociones, los pensamientos y las conductas.

Así incorpora en las decisiones para definir la estructura y la ambientación de un espacio la influencia psicoemocional de los lugares en las personas. Intenta generar sitios, tanto en las casas como en cualquier otro espacio, que incentiven el bienestar, la felicidad y la productividad.

Repasamos acá algunos consejos básicos.

CHECK LIST SOBRE COLORES

-Un ambiente totalmente blanco genera ansiedad.
-Los colores pasteles trasmiten calman.
-Los tonos vibrantes impulsan al movimiento.
-La concentración puede beneficiarse con los azules y los verdes.
-La creatividad se estimula con los naranjas y amarillos.

TENER VERDE VIVO

Parte de la disciplina de la neuroarquitectura enfatiza que tener plantas a nuestro alrededor hace bien. Además, filtran efectos contaminantes de nuestros consumos en esta era super tecnológica.

Si estás teniendo que trabajar en tu mismo dormitorio, incluir alguna planta mejorará la combinación de funciones del lugar: un aloe vera o una sansevieria puede servir para purificar durante la noche y mejorar el ambiente para el día siguiente.


REVISAR ILUMINACIÓN

– La luz natural aumenta la concentración y favorece la calma (al contrario que la luz artificial que le genera un esfuerzo extra al cerebro y contrarresta la productividad).
– Tener alguna vista al exterior mejora el estado de ánimo. beneficios del espacio.


AJUSTAR FUNCIONES, SUPERFICIES Y MOBILIARIOS

La neuroarquitectura también recomienda pensar con claridad cuáles van a ser las funciones de cada espacio y qué mobiliarios se les va a incorporar para eso. Si se tiene una cocina abierta, donde se compartirá con la familia, hay que pensar un punto de reunión desde el espacio físico y los muebles.

También es preciso revisar el tipo de muebles y elementos, también pisos, que incorporamos en cada ambiente. Las superficies duras pueden generar estrés por algún eco de las ondas sonoras. Si hay formas redondeadas pueden hacer más cálido el lugar. Y donde hay puntas o ángulos rectos, las emociones se nos ponen en alerta, propicia el estrés.

En cambio, las simetrías generan armonías. Mientras que los ambientes tienen mejor bienestar auditivo- si tienen alfombras, cortinas y/o techos altos.

También la altura de los techos pueden influir en tu tipo de productividad. Si son bajos, invitan a concentrarse como hábito; si son altos facilitan la creatividad y la expresión artística.

FAMILIA BERCOMAT

“Nuestro entorno influye en cómo descansamos, producimos y nos sentimos. Los colores y los tipos de materiales ejercen una gran influencia, por ejemplo, un ambiente totalmente blanco genera ansiedad. Los colores pasteles comunican calma y los vibrantes invitan al movimiento.” explica María del Mar Danuzzo, especialista en arquitectura de Familia Bercomat y del podcast con recomendaciones Remodelatour

Lo importante es tener claro que el diseño puede aumentar nuestro rendimiento, reducir el estrés, la ansiedad o la depresión y mejorar nuestra calidad.

Fuente: Clarín