Clásica y Moderna sería declarada patrimonio cultural inmaterial

Así lo confirmó a este diario Alejandro Monod, que fue pareja de Natu Poblet hasta su muerte, en junio de 2017. «Hay tres grupos inversores interesados en reabrir Clásica y Moderna -dijo Monod, recuperado luego de un largo periodo de internación por motivos de salud-.

La deuda de la sociedad comercial es perfectamente manejable, aunque ahora hubo un impasse en las negociaciones debido a las elecciones nacionales». Monod se ilusiona con que haya buenas noticias para dar antes de fin de año. «Gane quien gane en octubre o en noviembre, lo importante es llegar a un acuerdo para reabrir un bar notable y con tanta historia como Clásica y Moderna», señaló.

La librería por donde pasaron Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Lainez, Alejandra Pizarnik, Arturo Jauretche, José Bianco, Beatriz Guido y Alberto Girri, entre muchos otros, debió cerrar por un juicio a causa de una deuda acumulada en el pago de alquileres. Luego se supo que además había una deuda con la AFIP y que la sociedad comercial enfrentaba varios juicios laborales.

Clasica y Moderna

La intención de Monod es vender la marca y el fondo de comercio. «Mi idea es retirarme y dejar que otra persona u otro grupo de personas relancen la librería y el bar». Clásica y Moderna fue un hito en la ciudad, donde se combinaba la pasión libresca de los Poblet con espectáculos de música, talleres de literatura, una galería de arte al paso y gastronomía. Los grupos de inversores a los que alude Monod no estarían vinculados con el negocio editorial y de las cadenas de librerías.

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La meta: llegar a buen puerto
El ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro destacó que el Gobierno porteño acompaña las negociaciones entre los dueños de Clásica y Moderna y los inversores para que estas lleguen a buen puerto. «Para la ciudad, es un espacio emblemático de nuestra cultura y de nuestro patrimonio, y desde el principio nos interesó que pueda seguir con su actividad. Veo posible que, si se cierra el acuerdo, colaboremos de la mejor manera posible», dijo el ministro a LA NACION. Esto significa que el Ministerio de Cultura de la ciudad incluiría a Clásica y Moderna en su agenda de actividades culturales que incluye presentaciones de libros, charlas y conciertos, y que brindaría patrocinio mediante los regímenes de apoyo a espacios culturales, como los subsidios del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias o Mecenazgo.

«Acercamos a distintas personas que están interesadas en el proyecto y gracias a eso, efectivamente, hay algunas propuestas que parecen estar avanzado», agregó Avogadro, que reconoció la buena voluntad del propietario del local, que aún no lo ha vuelto a alquilar. El ministro prometió que, si se reabre Clásica y Moderna, la ciudad lo celebrará con un festejo público.

Por otra parte, Fernando Monod, que estuvo a cargo de las negociaciones mientras su hermano Alejandro permanecía internado, contó que recientemente se había reunido con Daniel Filmus, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la Nación, y que el legislador le había manifestado su interés en «rescatar» Clásica y Moderna. Un paso en esa dirección sería declarar la librería y bar notable «patrimonio cultural inmaterial» de la ciudad. Para los hermanos Monod, eso representaría un reconocimiento simbólico que podría ayudar a que los inversores tomen por fin la decisión de reabrir la librería. El proyecto está en discusión en la comisión que preside Filmus.

«No podemos declararlo patrimonio cultural material sin antes tener la aprobación del dueño del espacio físico -explica Filmus-. Pero al declararlo patrimonio cultural inmaterial, se preserva el espacio cultural, independientemente de donde esté». Filmus agregó que si existiera el Instituto Nacional del Libro Argentino, cuya creación él impulsa junto con otros legisladores, escritores, editores, traductores y libreros, se contaría con herramientas para apoyar la reapertura de Clásica y Moderna.

El patrimonio cultural inmaterial, que puede tener un soporte material o no, preserva el valor de la memoria y la identidad de una sociedad. Áreas urbanas, fiestas y costumbres pueden ser reconocidas de ese modo. La Argentina adhirió a la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada en 2003 por la Unesco, y se comprometió a garantizar el respeto del patrimonio cultural inmaterial de comunidades, grupos e individuos, y fomentar el reconocimiento, la cooperación y asistencia nacional e internacional orientada a ese fin.

Fuente: Daniel Gigena, La Nación