Fue mecánico, cerrajero, funcionario y oficinista. Estuvo 30 años sin escribir y se hizo conocido recién pasados los 50. Imaginó un mundo en el que circula un virus que deja ciegos a todos, despertando lo peor del ser humano. Imaginó, también, un mundo en el que la gente no muere nunca. José Saramago es autor de una extensa obra, entre novelas, diarios, ensayos, crónicas y relatos y cosechó, a lo largo de su vida y post mortem, incontables premios, entre ellos, el Camões, el reconocimiento literario más importante en lengua portuguesa y el Nobel de Literatura, el máximo galardón al que puede aspirar un escritor. También, obtuvo infinidad de doctorados honoris causa alrededor del mundo y fue gracias a su obra que la prosa portuguesa es valorada a nivel internacional. Tradujo a Baudelaire, Tolstoi y Maupassant. Durante un año fue bloguero y mantuvo un intercambio muy fluido con sus lectores. Sus opiniones difundidas en su “página infinita” de internet, fueron recopiladas en su libro El Cuaderno que dedicó a Pilar del Rio, su viuda y traductora. Su compromiso con el comunismo fue evidenciado en su labor como subdirector del Diario de Noticias, en Portugal. Por su posición en favor de Palestina, sobre el conflicto con Israel, fue acusado de antisemita y su ateísmo acérrimo le valió el rechazo de gran parte de sus connacionales, ya que Portugal es una nación en donde el catolicismo es muy fuerte. Dijo sobre la Biblia que es un «manual de malas costumbres», lleno de «un catálogo de crueldad y lo peor de la naturaleza humana». Ante las críticas que recibió por parte del papa Benedicto XVI, dijo que Ratzinger “tiene el coraje de invocar a Dios (…) un Dios que nunca vio, con el que nunca se sentó a tomar café, muestra un cinismo intelectual absoluto» y propuso dos nuevos derechos a la declaración de los derechos humanos: el derecho a disentir y el derecho a la herejía. Creía fervientemente en la integración de Portugal con España. De hecho, eligió para vivir la isla española de Lanzarote, donde murió, hace diez años, el 18 de junio de 2010.
En Ensayo sobre la ceguera, José Saramago imaginó un mundo en el que circula un virus que deja ciegos a todos, despertando lo peor del ser humano. Comprá Ensayo sobre la ceguera sin salir de casa:
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Los saramagos son unas hojitas silvestres muy finas y sabrosas que se comen con arroz. En español se conocen como “jaramagos”. Crecen en una región de Portugal llamada Golega, en el pueblo Azinhagay. Es allí donde, el 16 de noviembre de 1922, nació José de Souza hijo, que fue anotado con el apodo familiar, no se sabe si por error o porque el oficial del registro civil quiso gastarle una broma a su amigo, un granjero rústico y de pocas palabras, el padre de José Saramago. Lo que sí se sabe, porque alguna vez lo confesó el escritor, es que su madre nunca pudo superar la pérdida del hijo mayor, hermano de Saramago que murió cuando él tenía dos años y que, acaso por eso, le negó el cariño que no había podido darle a aquel. Muchos años después, y ya con el Premio Nobel de Literatura en su haber, el escritor regresó a su pueblo para recibir un homenaje y, embargado por la emoción en el estrado, no pudo pronunciar palabra.
En Las intermitencias de la muerte, José Saramago imaginó un mundo en el que la gente no muere nunca. Comprá Las intermitencias de la muerte sin salir de casa:
La primera vez que José Saramago tuvo un libro en sus manos fue a los dieciocho años y fue amor a primera vista. Aunque no pudo ir a la universidad, por falta de recursos, de día trabajaba como mecánico y cerrajero y, de noche, se refugiaba en la Biblioteca Municipal Central, en el Palacio Galveias, para leer. Gran admirador de su coterráneo, el poeta Fernando Pessoa (1888-1935), comenzó a desarrollar su estilo tan característico, con oraciones largas, usando la puntuación de una manera no convencional. Muchas de sus oraciones ocupan más de una página, usando comas donde la mayoría de los escritores usarían puntos. Estas características hacen que el estilo de Saramago sea único en la literatura contemporánea y muchos críticos lo consideran un maestro en el tratamiento del idioma portugués.
A los 25 años, publicó su primera novela Tierra de Pecado (1947) y, después de esto, pasó treinta años sin dedicarse a la literatura. Regresó con Alzado del suelo (1980), un libro en el que el autor retrata la vida de privación de la población pobre de un pueblo llamado Alentejo en el que incluye la Revolución de los Claveles, un levantamiento militar ocurrido en abril de 1974, que provocó la caída del gobierno portugués que no convocaba elecciones democráticas desde 1925.
En Alzado del suelo, José Saramago retrata la vida de privación de la población pobre de un pueblo portugués llamado Alentejo en el que incluye la Revolución de los Claveles. Comprá Alzado del suelo sin moverte de casa:
Dos años después, aparece la novela Memorial del Convento (1982), un libro que definitivamente llama la atención de lectores y críticos. En él, Saramago mezcló hechos reales con personajes inventados. El contraste entre la opulenta aristocracia ociosa y los trabajadores es una metáfora de la lucha de clases marxista.
En Memorial del Convento, Saramago muestra el contraste entre la opulenta aristocracia ociosa y los trabajadores. Comprá Memorial del Convento sin salir de casa:
De 1980 a 1991, el autor sacó a la luz cuatro novelas más que se refieren a hechos de la realidad material, cuestionando la interpretación de la «historia» oficial: El año de la muerte de Ricardo Reis (1985), sobre los vagabundeos del heterónimo Fernando Pessoa por Lisboa; La balsa de piedra (1986), Historia del cerco de Lisboa (1989), donde un crítico está tentado a introducir un «no» al texto histórico que corrige, cambiando su significado; y El Evangelio según Jesucristo (1991), donde Saramago reescribe el libro sagrado bajo la perspectiva de un Cristo que no es Dios y se rebela contra su destino y donde cuestiona el lugar de Dios y del cristianismo.
En los años siguientes, entre 1995 y 2005, Saramago publicó seis novelas más, iniciando una nueva fase en la que las tramas ya no se desarrollan en lugares o tiempos específicos: Ensayo sobre la ceguera (1995); Todos los nombres (1997); La cueva (2001); El hombre duplicado (2002); Ensayo sobre la lucidez (2004); y Las intermitencias de la muerte (2005). En esta fase, Saramago penetró los caminos de la sociedad contemporánea de una manera más profunda, cuestionando la sociedad capitalista y el papel de la existencia humana condenada a muerte.
En El evangelio según Jesucristo Saramago reescribe el libro sagrado bajo la perspectiva de un Cristo que no es Dios y se rebela contra su destino. Comprá el evangelio según Jesucristo sin salir de casa:
Su libro Ensayo sobre la ceguera fue adaptado para cine y lanzado en 2008, producido en Japón, Brasil, Uruguay y Canadá, dirigido por Fernando Meirelles. En 2010, el director portugués António Ferreira adaptó un cuento tomado del libro Objecto Quase, un cuento que daría nombre a la película Embargo, una producción portuguesa coproducida con Brasil y España. El libro El hombre duplicado también fue adaptado para el cine en la película de 2014 dirigida por Denis Villeneuve.
Algunas frases de Saramago
– “La derrota tiene algo de positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo de negativo, jamás es definitiva”.
– ¿Qué clase de mundo es este que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?
– Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que, realmente, somos.
– Todo el mundo me dice que tengo que hacer ejercicio. Que es bueno para mi salud. Pero nunca he escuchado a nadie que le diga a un deportista: tienes que leer.
– ¿Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado? El mejor arrepentimiento es cambiar.
– He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.