Como lo veo yo

«La vida no viene sola», un espectáculo furiosamente hormonal y parisino. Con la locura de Alex Pandev, la participación de Ricky Proz y la dirección de Lía Jelin. Sigue todos los miércoles de febrero en Borges 1925, a las 21 horas – Por Adriana Muscillo, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Si sos una mujer casada hace poco o mucho tiempo y estás enamorada, este espectáculo es para vos.

Si sos una mujer divorciada hace poco o mucho tiempo y estás desilusionada, este espectáculo es para vos.

Y si sos un hombre o una mujer o una persona de cualquier otro género, de cualquier edad y en cualquier estado civil, definitivamente, esto es para vos.

¿Por qué? Porque Alex Pandev, con su talla de Obelisco, su pinta de “chica Almodóvar” y su voz de arrabal, tiene la extraña cualidad de sacarte la ficha, sin siquiera conocerte.

Te saca la ficha, como si fuera de tu familia o alguien muy cercano. Y es que a esta mujer chispeante, ligera y embriagadora como el champagne, nada de lo relacionado con los vínculos amorosos pareciera escapársele.

En el fondo de Borges 1925, entre tragos y piqueos, hay un escenario y a un costado, hay un piano que suena muy bien… Es miércoles y es enero, entonces, ella se acerca despacio; se mece a oscuras, sensualmente, al son del jazz. Mueve sus caderas aquí y allá; con sus larguísimas piernas enfundadas en animal print, hace unos pasitos de baile y charáaan: una luz revela su rostro enigmático y provocador. Entonces, ella mueve su cabellera de puro azabache y menea la cabeza, con su vincha de flores coloridas, al estilo Frida Kahlo.

Ya está todo dicho. Bienvenidos al fascinante mundo de la locura de Alex, pasen y vean. No serán los mismos al salir.

Lo que va a pasar aquí, te sonará familiar: te pasó, te pasa o te va a pasar. A vos, a una amiga y a la amiga de tu amiga.

Lo que va a pasar aquí te va a divertir, te va a emocionar, te va a sorprender, te va a hacer pensar y también, un poquito, quizás te haga llorar.

Alex escribe, baila, canta y actúa y todo lo hace divinamente, con una gracia y un estilo que no tienen definición, porque son una Marca Registrada.

Escribe lo que observa. Alex escucha a sus amigas, a la gente que pasa, escucha conversaciones y registra todo. Es como una mosca que sobrevuela tus escenas vividas y adivina tus escenas temidas. Entonces las recrea, las fantasea, las salpimenta con su pluma implacable y allí estará, luego, sobre el escenario para actuarlas con humor, con picardía, con desparpajo…

¿El resultado? Una dramaturgia realista y mordaz con toques de humor ácido, poco filtro y guiños por doquier.

Su impronta sobre el escenario deja huella. Alex es una estrella extravagante, es chic, es “choc”, destila glamour y topetitud y, por lo tanto, es una mujer que no pasa inadvertida. De origen franco israelí, su ADN es multicultural y pluri-friendly. Una vez me dijo que ella no tiene raíz, es decir, es menos como una planta y más como el viento. Si la tratan bien, ella es feliz allí donde va.

Hace ya algunos años que es feliz en Argentina, pues, donde la tratamos muy bien porque la amamos. Vino junto a su amor cordobés, (el músico Minino Garay) y, por ahora, no piensa dejarnos, por suerte para nosotros ya que, como ella misma dice, es “una enamorada de la pasión latina”. Habla un divertido “frañol” (creo que un poco lo exagera porque sabe que eso seduce). De hecho, sobre el escenario, hace de sus errores lingüísticos una carta a su favor.

Y cuando canta, deja salir esa voz, Oh, esa voz potente de caoba que llena el ambiente y todo lo envuelve. Alex canta en español y en francés: Si está enamorada, es La vida color de rosa (La vie en rose); le canta a “su macho” (Mon mec à moi) y a “ese amor apasionado” (Volver Volver). Si enfrenta una ruptura, implora por su amor (Ne me quitte pas). Y si conoce a otros hombres, pinta a cada uno de pies a cabeza y canta balada para un loco.

“No viene sola, la vida no viene sola”, dice Alex y lo canta y lo cantamos todos. Porque pasamos una hermosísima noche con un personaje digno de Almodóvar, con la intensidad del amor bajo las garras de una parisina. Porque La Vida no viene sola. Y una desilusión de amor puede transformarse en una conquista de vida a pesar de todo.

Pero, no te puedo contar más porque lo que pasa en Borges, queda en Borges. Tenés que ir y vivirlo en persona. Ya te dije, no serás el mismo o la misma al salir.

Te quedan dos miércoles. ¿Te lo vas a perder?

La vida no viene sola

Un espectáculo de Alex Pandev, con la participación de Ricky Proz y la dirección de Lía Jelin.

Todos los miércoles de febrero, en Borges 1925. A las 21 horas

En IG locuradealex