Crucigrama: Algunas escenas

Renglones de la vida – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Se enamoró de ella “a primera vista” o incluso “a primera audición” aquella primera noche cuando la vio y escuchó algunas inquietudes. El encuentro accidental en una cena lo dejó definitivamente prendado.

Sentí rápidamente un gran cariño. De allí a ser pareja, francamente, no hubo mucha distancia. Valoré a ese tipo que manejaba proyectos sin alejarse de la realidad.

En el que la razón y la discusión por esa realidad, no parecía posible que ésta se escapará de su dominio, aunque fuera por un mínimo instante siquiera.

Quise compartir con él, y así lo entendió, mi casa y mis hijos. Entonces fuimos alternando uniones, también en su departamento, o salidas que nos trasladaban a distintos lugares.

Parecíamos hechos uno para el otro. Porque al otro lado de las diferencias en muchas cosas compartíamos la facilidad de discernir y analizar cada una de ellas para descubrir la vía de salida normal, o de emergencia en determinados casos. Permitiéndonos la reflexión, la tristeza, la euforia y el humor.

Me dio lo que pudo y más. Hizo de padre en la medida en que le fue posible. Me ayudó económicamente, me brindó un mundo intelectual y la propuesta de compartirlo, admitió mis caprichos. Amor, sin duda, era lo que exhibía en diversas variantes.

Pero…

Abusé de su generosidad pidiendo más de lo que necesitaba.

Engañé su sinceridad siéndole infiel. No con nadie en especial lo que, a lo mejor, es aún peor.

El avance de un instinto naciente.

Cruel y cercano a una “nueva forma” de transitar la vida…

Fragmento rediseñado (en función del espacio de esta columna y su comprensión) del capítulo seis de mi novela “Norana, una mujer a su manera”.

A un clic… Pedro Aznar y todo, o casi todo, lo que puede pasar “A primera vista”…

Norberto Tallón
(Twitter) @betotallon