Hace unos días, hemos conmemorado otro aniversario de nuestra independencia, por eso quiero rescatar la figura de una mujer, cuya valentía, abnegación y esfuerzo han marcado un hito en la historia de las luchas por la emancipación de Hispanoamérica.
Juana Azurduy Llanos de Padilla nació en lo que hoy conocemos como Bolivia el 12 de julio de 1780, en un hogar de terratenientes. Desde muy joven, evidenció un carácter voluntarioso y decidido, el cual la llevaría, junto a su esposo Manuel Ascencio Padilla, a enrolarse en las filas del ejército patrio, con la honrosa misión de batallar contra el ejército realista.
La vida de Juana estuvo marcada por sus altos ideales patrióticos, que la impulsaron a luchar sin descanso, y sacrificar su bienestar y el de su familia. En esa lucha por alcanzar la independencia, el costo que tuvo que pagar fue altísimo. Sus cuatro primeros hijos fallecieron a causa de las condiciones adversas, que debieron soportar debido a privaciones de toda clase, a las enfermedades como la malaria, y al cautiverio por parte del ejército enemigo.
Colaboró con el general Belgrano en el ejército del Norte, organizando la tropa de “Leales”, formada por mujeres y hombres.
Con la colaboración de sus “Leales”, atacó las fuerzas del general español La Hera, al que le quitó el estandarte y recuperó algunos fusiles. Cinco días después, atacó el cerro de Potosí. Esta acción le valió el rango de teniente coronela, decretado por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón, el 13 de agosto de 1816.
Durante la batalla, en la que su esposo Padilla fue asesinado por Manuel Ovando, fue herida por dos proyectiles, pero, aunque se estaba desangrando, continuó luchando para darle ánimo y ejemplo a su ejército. Luego tuvo la valentía de exponerse para rescatar la cabeza de su esposo, la cual, como era costumbre de la época, era exhibida en una pica para amedrentar a la población y así, logró darle cristiana sepultura.
Debido a su viudez, decidió ponerse bajo las órdenes del general Martín Miguel de Güemes y luchó a su lado hasta que él también, fue asesinado.
Esto la llevó a considerar su retiro y regresar a su ciudad natal Chuquisaca sin que nadie le rindiera los honores tan merecidos por su participación valiente y heroica.
A su regreso, descubrió que el gobierno le había confiscado casi todas sus propiedades salvo una y que estaba en la absoluta miseria, sólo acompañada por su última hija Luisa, una niña de 11 años.
Falleció a los 81 años sin siquiera haber recibido los honores que le correspondían por su grado militar y con la única compañía de un joven familiar minusválido, a quien acogió cuando su hija la dejó para casarse.
Después de muchos años, recibió el reconocimiento que la Historia le debía.
Entre los años 2009 y 2015, fue ascendida al grado de mariscal del Ejército de Bolivia y generala del Ejército Argentino.
Simón Bolívar expresó como reconocimiento:
“Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque ellos son los que lo hicieron libre”.
Juana Azurduy ha sido inmortalizada por la dulce voz de Mercedes Sosa en la zamba, escrita en su honor por el maestro Ariel Ramírez ¡ Al fin, se hizo justicia!
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Patricia Giuffré es Profesora y Licenciada en Letras. Ya editó varios libros, y conduce un programa en el canal Santa María llamado “Protagonistas por Siempre” que destaca los valores de distintas personalidades de la literatura, la historia, la religión y otras disciplinas.
El programa hace 9 años que se emite por la señal 424 de la televisión abierta, y se retransmite por telecentro, telered y el Canal de Ciudad.
El objetivo de esta nueva columna “Crisol” es volver a la fuente de los valores éticos, eternos y universales que nos mejoran como seres humanos y como sociedad.
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