A diario, hablamos de la justicia, o nos quejamos de que no se hace la debida justicia en tal o cual situación; también, decimos que la Justicia lenta no es Justicia y en la mayoría de los casos, afirmamos muy convencidos de que confiamos en la Justicia para que se expida imparcialmente sobre un caso en particular.
¿ Pero qué se entiende por “Justicia”?
Etimológicamente, la palabra viene del latín: “iustitia”, la que a su vez, proviene de : “ius”: derecho y significa :“lo que se ajusta”. Ahora, la pregunta sería a qué debe ajustarse, y la respuesta adecuada, según lo que nos enseña el código, es a tres factores:
1- A la dignidad humana.
2- Al bien común.
3- A la ley.
Todos los pueblos civilizados establecen un conjunto de normas, a las cuales todos sus ciudadanos deben someterse de manera justa e igualitaria y dicho reglamento, en su mayor expresión, se convierte en la constitución, o sea la carta magna de un país.
Si nos remitimos a la mitología griega, nos encontramos con Temis, la diosa de la justicia o del buen consejo, a quien se la consideraba como la encarnación del orden divino, de las leyes y de las costumbres. Se la representaba como a una mujer impasible, con los ojos vendados llevando una balanza, y una cornucopia (vaso en forma de cuero rebosante de frutos y flores que simbolizaba la abundancia) e iba acompañada de un león, el cual representaba la fuerza.
Los griegos creían que las leyes del universo, establecidas por los dioses, debían ser respetadas de forma cabal y su transgresión era penada con castigos crueles e inexorables.
De los castigos se encargaban las Erinias, también conocidas como las Furias o las Euménides, representadas como deidades horribles con serpientes enroscadas en sus cabellos, portando látigos y antorchas y de cuyos ojos, manaba sangre.
Habitaban en el inframundo, tenían la misión de aplicar tormentos a los condenados y sólo regresaban a la Tierra para castigar a los criminales vivos, que hubieran cometido delitos contra la moral, la fidelidad o de sangre.
Tenían una sed de venganza infinita sólo comparable a su inagotable paciencia; cuando se cometía un crimen, ellas se instalaban en el sitio tan sólo a esperar a que el culpable regresara, porque sabían que tarde o temprano retornaría al lugar del crimen y cuando lo hiciera, en ese momento, lo atraparían y tomarían venganza.
A veces, me pregunto ¿ será tan difícil impartir justicia? ¿ Podemos alcanzar justicia en este mundo físico o solamente existe en el plano de las ideas?
Hace muchos años, vi una película que se intitulaba : “El árbol de los sueños” y haciendo honor a ese título, uno de los personajes decía una frase que me impactó y aún recuerdo:
“A este mundo, le hacen falta tres cosas: Una escalera para subir al cielo, un puente para cruzar el mar y Justicia”
Lo que más me impactó fue que pusiera a la justicia en el mismo plano de lo inalcanzable, como esa bendita escalera que nos pudiera llevar al cielo o ese puente maravilloso que nos ayudara a cruzar el mar.
Sin embargo y a pesar de todo, yo creo en la justicia humana, pero por sobre todas las cosas y con mayor fe, en la divina.
Cabría ahora, retomar y completar el título de este artículo, el cual responde a un proverbio popular que reza:
“La justicia es un viajero que si no llega en abril, llegará en enero”.
Creo que, tal vez, haya llegado la hora de vivir ese enero tan ansiado durante el cual la justicia, al fin, pese con la balanza sin quitarse la venda de los ojos y el león que la acompaña, se mantenga firme a su lado para ayudarla en la aplicación de sus fallos.
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Patricia Giuffré es Profesora y Licenciada en Letras. Ya editó varios libros, y conduce un programa en el canal Santa María llamado “Protagonistas por Siempre” que destaca los valores de distintas personalidades de la literatura, la historia, la religión y otras disciplinas,|
El programa hace 9 años que se emite por la señal 424 de la televisión abierta, y se retransmite por telecentro, telered y el Canal de Ciudad.
El objetivo de esta nueva columna “Crisol” es volver a la fuente de los valores éticos, eternos y universales que nos mejoran como seres humanos y como sociedad.
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