- Cincuenta años atrás, 24 de mayo, en los cines Atlas y Callao de la ciudad de Buenos Aires se estrenó la película “Juan Moreira”, protagonizada por Rodolfo Bebán, Alba Mujica y Edgardo Suárez.
Este domingo, 5 de noviembre, se cumplen once años de la muerte de su guionista y director, criterio personal, el más trascendente, de la cinematografía argentina, Fuad Jorge Jury Olivera, nacido en la localidad Las Catitas (91 kilómetros de la capital), Departamento de Santa Rosa, provincia de Mendoza, hijo del sirio Jorge Jury Atrach y la locutora Laura Favio (Manuela del Carmen Olivera, hermana de la actriz Elcira Olivera Garcés). Un hermano: Jorge Zuhair Jury. Dos casamientos. Uno con María Vaner (María Aleandro Robledo) actriz, hija dos destacados de la escena nacional, Pedro Aleandro y María Luisa Robledo. Dos hijos Pedro Leonardo (cantante como Leonardo Jury fallecido hace pocos meses) y Luis María. El otro con Carola Leyton (Zulema Carola Leyton) su compañía hasta el final, fueron padres de María Salomé y Nicolás.
Murió en el mediodía de ese lunes de noviembre en el Sanatorio Anchorena de Buenos Aires, internado desde semanas atrás como consecuencia de una neumonía, al agravarse un cuadro de afecciones crónicas que sufría desde hacía años y en esos últimos tiempos llevaron a un deterioro del estado general de su salud. Entonces tenía 74 años de edad. Se convirtió en un “mito” en su madurez que la enfermedad que padecía era cáncer. La realidad es que padecía hepatitis C crónica. El rumor provenía en el constante uso de pañuelo para cubrir su cabeza, cuando la razón era ocultar su calvicie natural.
Su infancia pasó por un barrio pobre y complicado, su padre abandonó la familia muy temprano. Gran parte de esa época la pasó internado (patronatos, reformatorios) con los conflictos esperables, se escapó o fue expulsado. Se cuenta que por su sensibilidad espiritual fue becado para ingresar al seminario al que desertó, en busca de contención económica. Siguió un intento en la marina, frustrado para, con el uniforme, pedir limosnas en la estación Retiro de trenes. Su madre, Laura Favio, se la cita asimismo como Fabio, reconocida como actriz, escritora y productora de radioteatros, le conseguía algún “bolo” en Mendoza, tiempo en que comenzó a escribir sus primeros libretos.
Actor, director de cine, libretista, guionista, productor y director de cine, cantante, autor y compositor, militante y político argentino. El itinerario a seguir es entregar referencias a esa prolífica actividad artística y social.
El Actor. Mudado a Buenos Aires, sobre fines de los ’50 trabajó en televisión y radio y llegó a la pantalla grande. Registró 22 actuaciones, desde la primera como extra en “El ángel de España”, de Enrique Carreras (1958), hasta una aparición (sin figurar en títulos) en “Tobi y el libro mágico” (2001), obra de su hermano Jorge. Alentado e impulsado por Leopoldo Torre Nilsson, “Babsy” lo dirigió en varias ocasiones, lo alentó e impulsó hacia el género, también actuó con realizadores de la talla de Fernando Ayala, Daniel Tinayre, José Antonio Martínez Suárez, Manuel Antín. Él mismo participó en alguno de sus títulos.
El cineasta. Además del éxito en la crítica especializada, premios tanto nacionales como internacionales, se lo “resume” en una frase con muchos significados pero intensos valores y reconocimiento: “Director de culto”. Junto a varios de quienes lo guiaron como actor fue uno de los nombres que renovó el cine nacional. En 1965 estrenó “Crónica de un niño solo”, su ópera prima en largometraje, producida por Luis Destéfano, el guión lo aprobó “Babsy” Torre Nilsson, que no se animó a producirla. Así se inició una filmografía “corta”, si se permite el término, pero que alcanza para merituar al creador como uno de los más brillantes cineastas del país y el carácter de multipremiado. Esa lista corta de filmes la integran: “Crónica de un niño solo” (1964), “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…” (1966), “El dependiente” (1969), “Juan Moreira” (1973), “Nazareno Cruz y el lobo” (1974), “Soñar, soñar” (1976), “Gatica, el Mono” (1993), “Perón, sinfonía del sentimiento” (1999) y “Aniceto”.
En 1998, la revista “Tres Puntos” encuestó a cien personalidades del ambiente específico (desde directores y actores hasta reflectoristas y escenógrafos). La mejor película de la historia correspondió a “El romance del Aniceto y la Francisca” y Favio elegido como mejor director, decisiones por amplia mayoría. Un par de años después, el Museo Nacional de Cine Argentino, en otra consulta entre cien críticos, historiadores e investigadores de todo el país, preguntó: ¿Cuáles son los 100 mejores films del cine sonoro argentino? “Crónica de un niño solo” fue elegido el mejor con más del 75 % de los votos. En 2001, recibió el Diploma al Mérito de los Premios Konex como uno de los cinco mejores directores de cine de la década en Argentina y en 2021 el Konex de Honor a personalidades de sobresaliente relieve del espectáculo argentino fallecidas en la última década.
El Cantautor. Su debut como cantante fue en la célebre “La Botica del Ángel”, de Eduardo Bergara Leumann. En este rol se lo definió uno de los precursores de la balada romántica latinoamericana en los 60/70, con éxito a lo largo del subcontinente. Su registro único como barítono y sus canciones le otorgaron la “Etiqueta” de “El Juglar de América”. Entre sus temas más populares: “Ding dong estas cosas del amor” (con su novia Carola), “O quizás simplemente le regale una rosa”, ”Fuiste mía un verano”, “Ella ya me olvidó”, “Quiero aprender de memoria”, “Ni el clavel ni la rosa” y las versiones del “Tema de Pototo (Para saber cómo es la soledad)” de Luis Alberto Spinetta y “Chiquillada” del oriental José Carbajal. Sus obras poseen versiones en al menos catorce idiomas, sin contar la cantidad de artistas que las han revisitado. Entre 1968 y 2001 se editaron 18 álbumes originales. Hay sumar simples, recopilaciones, compilados, homenajes, etc.
El militante político. Muy joven, por su propia experiencia durante la niñez de los dos primeros gobiernos peronistas, definió su pensamiento a partir de una concepción más llana de la religiosidad católica y el culto a la Virgen María, decía que para él “Dios está al centro de todo”. En 1972 invitado por Perón lo acompañó en el avión que lo trasladó de retorno a la Argentina, luego de 18 años de exilio, en un vuelo con otros invitados de las diferentes líneas internas del movimiento. El 20 de junio de 1973 fue designado para ser el conductor del acto que iba a realizarse en los bosques de Ezeiza, por el retorno definitivo. Se produjo, en ese momento, un enfrentamiento armado entre sectores internos, conocido como la “masacre de Ezeiza”. Debido a su función, ocupó un lugar central en el palco, en que alternaba mensajes de paz y pedidos de cantar el himno nacional con manifestaciones acerca de que los enemigos ya habían sido visualizados, sin referir quiénes eran y qué se proponían. Debió refugiarse de los disparos acostándose en el piso. Luego fue al hotel de Ezeiza, donde parapoliciales tenían retenidas personas que torturaban y, llorando, amenazó con hablar y contar todo si no paraban.
En 1976, estrenó “Soñar, soñar”, con Gianfranco Pagliaro y Carlos Monzón. Ese mismo año, tras el más cruento golpe cívico militar encabezado por la junta militar, con Jorge Rafael Videla a la cabeza, se implantó el terrorismo de Estado que lo obligó al exilio, por sus convicciones abiertamente peronistas. Regresó en 1987, aunque con espacios en la ciudad de Pereira en Colombia. Con la vuelta definitiva retomo su carrera y filmó “Gatica, El Mono”, y en paralelo continuaba cantando. Entre 1996 y 99, gestó una obra titánica sin estreno comercial: “Perón, sinfonía del sentimiento”, un documental de cinco horas y cuarenta y cinco minutos que narra la historia del Peronismo y de Juan Domingo Perón, a partir de la situación de La Argentina durante la Primera Guerra Mundial, hasta la muerte de Perón en 1974. Sus ideas más profundas, tal vez, pueden “descubrirse” en la dedicatoria de esta obra: “realizada en memoria de Héctor J. Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh, los trabajadores, los estudiantes y el Grupo de Cine Liberación (que integraron Pino Solanas, Gerardo Vallejo y Octavio Getino)”. Actuó en el peronismo sin circunscribirse a ninguno de sus sectores ni desempeñarse como funcionario, sí mantenía relaciones habituales con el Padre Carlos Mugica (asesinado en 1974 por la Triple A), un referente ineludible del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y, también, con los sindicatos mantuvo un vínculo estrecho.
A un clic de distancia, pretendiendo que lo anterior haya servido como ubicación en el personaje y orientación, “Leonardo Favio, cineasta. Crónicas de una pasión”, capítulo completo del programa “Historias debidas”. Publicado por Archivo Prisma de la Televisión Pública Argentina s.e. (TPA), servicio de difusión pública argentina, y dedicado a la vida y obra de Leonardo Favio, en una entrevista de la periodista, presentadora, documentalista y realizadora audiovisual Ana María Cacopardo, que plantea un recorrido, en primera persona sobre su historia. La fecha es 19 de noviembre de 2000, la duración 52 minutos y 15 segundos. La fuente de origen el Canal 7 Argentina. Aparecen, obviamente, Favio, Leopoldo Torre Nilsson, Beatriz Guido, Rodolfo Bebán y Edgardo Nieva y hay referencias a Juan Domingo Perón, Toshiro Mifune, Eduardo Bergara Leumann y Osvaldo Soriano.
Cuídense, en todo.
Norberto Tallón