Crucigrama: ¿Certezas e ignorancias, 45 años después?

La muerte de Pablo Neruda – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Nació el 12 de julio de 1904, con el nombre de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, en Parral, ciudad y comuna de la Región chilena del Maule. Pablo Neruda, un pasajero del mundo. Poeta, escritor, diplomático, político, senador del la República. Premio Nobel de Literatura en 1971. Su última aparición pública fue en diciembre del 71, cuando el pueblo de su país lo homenajeó en el Estadio Nacional. En febrero de 1973 renunció, por su salud, al cargo de embajador en Francia.

Durante 40 años, oficial e indubitablemente, los acontecimientos se relataron así: después del golpe militar del 11 de septiembre su enfermedad se agrava, el 19 es trasladado de urgencia desde su casa de Isla Negra, localidad de Valparaíso, a Santiago, donde muere a los 69 años de edad, debido a un cáncer de próstata, a las 22.30 del 23 de septiembre de 1973, en la Clínica Santa María. Este domingo hace cuatro décadas y media.

En 2011 un artículo publicado en el diario “Clarín” de Chile recogió declaraciones de Manuel Araya Osorio, asistente del poeta los últimos meses hasta su muerte, quien aseguraba que habría sido asesinado en la clínica tras aplicársele una inyección letal. El Partido Comunista solicitó, el 6 de diciembre, la exhumación de sus restos para verificar si fue envenenado. Su casa había saqueada y sus libros incendiados luego de la toma de mando por parte de Augusto Pinochet. Recién desde 1992 sus restos y los de su esposa Matilde Urrutia descansan, tal como era su deseo, en su casa.

Un juez ordenó en 2013, tras 20 meses de interrogatorios y pericias, la exhumación del cuerpo. Meses después el director del Servicio Médico Legal de Chile, informó los resultados de los exámenes toxicológicos realizados en Estados Unidos y España. Descartaron que hubiera sido envenenado y confirmaron que falleció a causa de su enfermedad.

Su sobrino Rodolfo Reyes insistió en “terceras personas involucradas”. Hace poco más de dos años el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior de Chile entregó al juez un informe que concluía que “resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte”, ante la persistencia de dudas, ya que especialistas españoles encontraron estafilococo dorado, una bacteria ajena a los tratamientos del cáncer y que, alterada, resulta altamente tóxica y puede acelerar la muerte.

Dos laboratorios, uno de Canadá y otro de Dinamarca, iniciaron peritajes para tratar la existencia o no de esa alteración. El grupo de investigadores chilenos e internacionales, en octubre de 2017, coincidió en que el certificado de defunción no se condice con la realidad: “No murió de cáncer y tampoco sufrió desnutrición severa como se afirmó a su fallecimiento” y los estudios arrojaron la presencia de una toxina, que habría sido definitiva.

Este pasado jueves, en su portal digital, el “diarioUchile”, con la firma de la periodista Abril Becerra, publica que a 45 años, la investigación tiene problemas. El principal obstáculo para avanzar sería una deuda que el Estado chileno mantendría con dos laboratorios internacionales y es así que pese a los avances todo se encuentra paralizado. Su sobrino sostiene que “Falta un examen muy importante para el informe final y es un compromiso del Estado que debe cumplirse”. Es el análisis de muestras de tierra de la tumba.

Quizás, puedan escribirse los versos más tristes esta noche

Norberto Tallón

@betotallon