Crucigrama: Charly…

Menditeguy – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Fangio, Maradona, De Vicenzo, Vilas, Monzón, Sabatini y, sumados este milenio, Messi, Ginóbili y “Lucha” Aymar, son los deportistas argentinos más importantes de la historia, con su repercusión internacional, cada uno en su disciplina. Charly Menditeguy se destacó por ser el mejor o llegar a niveles altísimos en los deportes que practicó.

Carlos Alberto Menditeguy Estrugamou nació en Buenos Aires el 10 de agosto de 1915, en el ámbito de una familia de la alta sociedad porteña y con características originales y cierto pintoresquismo, se impulsó al mundo deportivo con personalidad avasallante, físico privilegiado y muy alta autoestima. Se animó a todo lo que quiso. Se verá enseguida, un testimonio trascendente del “Quíntuple” de Balcarce quien aseguró que “Charly no fue campeón de Fórmula 1, posiblemente, porque no quiso”. Jugó polo, golf, fútbol, tenis, billar, esgrima, pelota, squash, practicó boxeo y fue piloto de competición de automóviles.

En 1940 reemplazó, en uno de los equipos clásicos del ese tiempo, a Manuel Andrada como jugador de El Trébol, ganador el año anterior del Campeonato Argentino Abierto de Polo, ya en ese momento poseía 10 goles de hándicap. Junto con su hermano Julio y Luis y Heriberto Duggan, el equipo logró el título del más importante torneo del mundo, cuatro veces más, ese año 40 y los siguientes 1941, 42 y 43. Charly, en 1942, integró La Espadaña, que consiguió el Abierto de Tortugas, tercer torneo del polo mundial. Como jugador de este deporte obtuvo el Premio Konex, como uno de los mejores de todos los tiempos.

En una oportunidad, apostó con Juan Segura, mejor golfista aficionado del país por entonces, que en solo tres meses sería Scratch, vale decir, obtener la suma ideal de golpes (el par de la cancha). El gran Roberto De Vicenzo señaló: “supe de esa apuesta y dije: “ni loco lo consigue’”. Lo hizo, es récord mundial y para despejar dudas, se “embolsó” el abierto de Golf de Mar del Plata. Asimismo se subió al “Top Five” del ranking nacional de tenis, luego de trasnoches de bohemia, bridge y conquistas femeninas. Campeón nacional de Squash, “centroforward” amateur de fútbol. Recibió la admiración de quienes eran espectadores de sus carambolas en los más populares salones de billar.

El automovilismo, quizás, con el polo, fueron los que más lo apasionaron (Se observará, también más adelante, que tampoco han sido las únicas motivaciones principales). En el habitáculo o asiento de un auto fue, siempre, ir “por todo o nada”, acelerador a fondo de comienzo al final, aunque los “fierros” no acompañaran.

Existe una clásica y famosa en el Gran Premio de Turismo Carretera 1963: venía en punta y a 15 kilómetros de Arrecifes (meta final) el motor de su cupé Ford se “plantó”. Decepcionado, bajó, se sacó los guantes que apoyó en el capó, encendió tranquilo un cigarrillo y le dio el encendedor a su acompañante (Agustín “Negro” Linares), explicándole: “saque un poco de nafta del tanque y tírela sobre esto (el auto). ¡Quémelo Linares, quémelo!”.

Debutó en 1950. Ganó en el circuito del Torreón, en Mar del Plata, con una Ferrari categoría Sport. En TC se presentó 1952, en la Vuelta de Coronel Pringles. Alguna vez afirmó “el Turismo Carretera fue lo que más quise en la vida. Y, sin embargo, fue lo que más disgustos me dio». Ganó por primera vez en 1956, en el  circuito de Olavarría, en la “tierra” de los Emiliozzi.

En el plano internacional, el 18 de enero de 1953, su primera participación, al comando de un Gordini, ocurrió en el autódromo porteño en la Gran Premio local, donde también corrió con el equipo de Onofre Marimón (1954) y Alfieri Maserati (’55). El 28 de enero de 1956, triunfó en los “1000 km de la Ciudad de Buenos Aires”, con una Maserati 300 y formando binomio, nada menos, con el gigantesco Stirling Moss. En tres días de pruebas previas, bajó los tiempos de su compañero, subcampeón del mundo de F1 (detrás de Fangio). Después de la carrera la firma Maserati le ofreció una plaza oficial en la “Máxima”. Participó en once Grandes Premios 1956 y 57. Obtuvo un podio y logró un total de 9 puntos en la tabla del Campeonato.

El 12 de mayo del mismo 1956, en la clasificación para el Gran Premio de Mónaco, la escudería italiana dispuso sus cuatro 250F en la pista callejera de Monte Carlo. Solo tres pilotos estaban allí (Moss, Jean Behra y Cesare Perdisa). El director Nello Ugolini y el mecánico jefe Guarino Bertocchi, lo aguardaron horas. No estuvo, ni corrió. Una semana más tarde se conoció que “tenía algo más importante que hacer…”. Había evaluado prioridades y asistió a un compromiso, en la Riviera Francesa, con una ascendente actriz francesa, de 22 años: Brigitte Bardot. Que “no era una oportunidad para despreciar ¿no?”. Su fama (como su origen) y un perfecto francés, le permitieron compartir cenas en Buckingham con la reina Isabel. En sus andanzas amorosas, hay que agregar a la actriz estadounidense Ava Gardner. No falta algún nombre, aunque se omita, de estos “pagos”. Un bon vivant, que en lo personal muchas veces no fue bien visto por prensa o público que no lo conocieron de manera más cercana.

Se accidentó en las “12 horas de Sebring” (Florida/Estados Unidos), al ser despedido de su máquina, recibió ayuda del “Chueco” que advirtió a los oficiales de pista. Doble fractura de cráneo, semanas en coma, meses en terapia intensiva, viaje a la Argentina para recuperarse en Bariloche. No pudo con él mismo: practicó esquí y ganó el “Huemul de Oro”.

En 1968 participó en la película de Rodolfo Kuhn “Turismo de carretera”, junto a pilotos como Oscar Alfredo Gálvez, Juan Manuel Bordeu, Juan Manuel Fangio, Carmelo Galbato y Carlos Alberto Pairetti. A los tempranos 58 años de edad, en su natal Buenos Aires, murió el 27 de abril de 1973.

A un clic de distancia, cinco minutos para resumir, agregar detalles, sobre su historia. Publicación de “Autoescaner”. Cuídense, sigue siendo por todos y porque hay que atender las alertas.

Norberto Tallón

Twitter: @betotallon