De Morse a hoy: Formas, lenguajes y deseos – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

La necesidad de comunicarse y, en consecuencia, la palabra en toda forma de expresión, es inherente a la esencia del ser humano. Tal vez, sin ella ninguna civilización hubiese sido posible a lo largo de la historia. Esta acción, imperiosa, más allá del ámbito (familiar, comunitario, popular, académico, nacional, internacional) es necesaria para un desarrollo cotidiano y, por tanto, vital. Si se piensa en cualquier vecino, fines del siglo XVIII a la primera mitad del XIX, el “cara a cara” con su entorno más cercano era su, casi, única manera de comunicación, salvo las excepciones de aquellos que accedieran a publicar en la prensa gráfica, más o menos, primigenia y con un grado de injerencia de acuerdo con su alcance.

Recién en 1837 el físico estadounidense Samuel Morse inventó un telégrafo eléctrico y su código de signos. Siete años más tarde, subsidiado por el gobierno, experimentó con la primera línea telegráfica, unos 60 km, entre Washington DC y Baltimore y revolucionó a esa prensa con la llegada más rápida de noticias, aunque no al lector común que seguía leyendo lo editado. En 1876 el escocés Alexander Graham Bell, con patrocinio de Western Union, anunció la invención del teléfono (Un siglo después se reconocerá el mérito al científico italiano Antonio Meucci que, en su momento, no poseía los 10 dólares obligados para su patente y pecando de ingenuo presentó un prototipo a la empresa citada). Surge la primera oportunidad de escuchar y ser escuchado. El boloñés Guglielmo Marconi transmite en 1886 el primer mensaje radiotelegráfico. Once años más tarde, crea en Londres una compañía de Telegrafía sin Hilos, asimismo inicia las primeras pruebas vinculadas con la radiotelefonía como medio privado (personas, embarcaciones, etc.) y, durante la Primera Guerra Mundial, una extensión pública al crear la difusión en Onda Corta.

Sabemos que el 27 de agosto de 1920 desde el Teatro Coliseo de Buenos Aires, con la emisión de la ópera (festival sacro así fue anunciado) “Parsifal” de Richard Wagner, a las 21, inauguró sus transmisiones LOR Radio Argentina. Obra de, algunos les dieron carácter peyorativo, los “Locos de la Azotea”: Enrique Telémaco Susini, Miguel Mujica, César José Guerrico y Luis Romero Carranza. La Radio argentina la reivindica para nuestro país como la primera emisión con carácter regular en el mundo y sistematización en el servicio. Condiciones, ambas, inéditas entonces. Durante 1926 John Logie Baird, otro escocés, inventó un sistema de televisión. Las primeras emisiones públicas las efectuó la BBC (British Broadcasting Corporation) en Inglaterra en 1927 y la CBS (Columbia Broadcasting System) y NBC (Northern Broadcasting Company) en Estados Unidos en el 30. Todas con sistemas mecánicos y programas de día y horario regular. Las programaciones diarias comenzaron en Londres en 1936 y, con la inauguración de la Exposición Universal, el 30 de abril de 1939 en Nueva York.

Arthur C. Clarke (autor de “2001, odisea del espacio”), allá por 1945, propone el uso de satélites geoestacionarios para sistemas de cobertura mundial. El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética lanzó el “Sputnik I”. En 1962 y 1963 Estados Unidos puso en órbita los primeros satélites de comunicaciones: “Telstar I” y “Telstar II”, el 6 de abril de 1965 fue lanzado el primero de carácter comercial: “Intelsat I”, conocido como “Early Bird” (El pájaro madrugador).

Ya en los ‘70 aparecen en Estados Unidos, entre dos tendencias, Apple y PC (IBM), las primeras computadoras personales. En los tempranos 80, con fines de lucro, la telefonía celular abre su mercado, la sociedad finlandesa Nokia dispuso de su primer servicio en 1981. Por ese tiempo crece el número de las pioneras PC y evoluciona la red informática de carácter militar ARPA (Advanced Research Projects Agency), A partir de 1969 hasta su abandono a finales de los 80, fue la espina dorsal a pequeños vínculos integrados formando otros conjuntos mayores, hasta concluir en Internet. La naciente World Wide Web sumó y suma, día a día, sitios y posibilidades de conocimiento, información, mayor intercambio de ideas y entretenimiento. Debe mencionarse la suma de instrumentos y/o dispositivos: la Frecuencia Modulada y el Estéreo en la radiofonía y grabación, el color y el cable en la televisión, los satélites privados como soporte a las distintas tecnologías y facilitando la cobertura planetaria.

Contando que pasaron 500 años, aproximadamente, entre la imprenta de Gutemberg y el telégrafo de Marconi, con las utilidades de cada uno, un período cuatro veces menor dio un avance substancial en la materia.

Pero en lo individual… ¿Qué ha cambiado desde el teléfono? ¿Cuáles han sido los avances en 150 años?… ¿Vamos? Con Internet arriban el correo electrónico, el Chat, los mensajeros instantáneos y las Redes Sociales que hoy permiten una interrelación inédita (en cantidad, forma, costumbres, velocidad, etc.) agregando al mensaje intercambiado en sí (Cualquiera sea su contenido) la posibilidad de enriquecimiento con fotografías, audios, videos y otros tantos elementos y un cambio absoluto en la “charla” entre los usuarios entre sí y su “voz” multiplicada como factor de incidencia en los comportamientos, para bien o para mal, que su eco, influencia, penetración y expansión agregan, sin exagerar, cada segundo.

¿Sorprende? No debiera, medio siglo atrás, en 1964, el filósofo canadiense Marshall McLuhan acuñó una expresión, más allá de posteriores polémicas, para explicar (¿y predecir?) el mensaje de los medios masivos, en aquel tiempo en particular la televisión. Habló de “Aldea Global”, ya estimaba un combate de tendencias, conceptos arraigados y distantes, frente al privilegio a la imaginación, los sentidos y un saber involucrado y participativo. Algo así como un movimiento de retribalización que conduciría eventualmente al concepto de la aldea planetaria. Y así es, ya no es la Mass Media (Medios Masivos) ineludible, sino la inclusión social de un posteo en cualquier “Social Media” convierte a cada uno en, si se me permite, en “protagonista”. Y la palabra, cuyos méritos ocuparon las primeras líneas, fuera “agasajada» con el buen, mejor, uso de los “instrumentos habidos”, por aún más pleno del goce de una libertad, que supere con el respeto de todas las naciones, lo que ya es hoy, quizás, impensable.

Finalmente, vale destacar que “todo esta allí”, guste o no, en el contenido difundido y la riqueza en la capacidad de creación de “cada autor”.

A un clic de distancia, un breve documental animado, publicado en YouTube, por el comunicador social y periodista colombiano Alexande Chicué “Influencia de los medios de comunicación social”. Cuídense.

Norberto Tallón