Crucigrama: De la medalla olímpica al cinturón mundial

La historia de Floyd Patterson e Ingemar Johansson – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.

Floyd Patterson, estadounidense, nació en Waco (Carolina del Norte) en 1935 y murió en New Paltz (Nueva York) en 2006. Campeón mundial de los pesados en dos oportunidades. Con 14 años se inició en el deporte estrenado por Cus D’Amato, en su gimnasio de Gramercy. A los 17 fue medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Helsinki (1952) en el peso mediano. Durante una década más estuvo en competencia, volvió a luchar por el título máximo, sin conseguirlo, con Sonny Liston y Muhammad Alí. Su récord profesional sumó 55 ganadas (44 por KO), 8 derrotas y 1 nulo.

Ingemar (Ingo) Johansson, sueco, nativo de Gotemburgo (1932), falleció en Kungsbacka en 2009. Campeón mundial de los pesos completos, medalla de plata olímpica, 81 kg, en Helsinki 52. Boxeador del año (The Ring Magazine) en 1958 y 59. Miembro del Salón Internacional de la Fama del Boxeo desde 2002. En su carrera acumuló 26 victorias (17 KO’s), 2 derrotas (ambas frente a Patterson).

El comienzo de la historia es con dos noveles púgiles viajando, desde sus países, a los Olímpicos del 52. Floyd, en 75 kilos, logró la presea dorada, en tanto “Ingo”, por una instrucción errónea de su preparador fue descalificado en la final de los 81 kg y debió conformarse con la de plata.

Siete años más tarde, el domingo 26 de junio, como éste, de 1959 se encontraron en el cuadrilátero del antiguo Yankee Stadium en el Bronx neoyorquino, un santuario del deporte (1928/2008). Patterson subió campeón, el más joven de la historia, para defender el cetro obtenido frente a Archie Moore, ante la vacancia de Rocky Marciano.

El contendiente “El Martillo de Thor” Ingemar Johansson, no como favorito pese a su buena campaña, dueño de gran potencia en su mano derecha y campeón de Europa. Era medianoche en Escandinavia paralizada ante una posibilidad difícil. Floyd no cayó sobre la lona una vez, sino más, mucho más: siete ocasiones en nueve minutos, momento en que árbitro Ruby Goldstein determinó ¡Knock Out en el tercer round y nuevo campeón mundial!

Patterson muy sufriente con esa y otras derrotas. Introvertido, de poquísimas palabras, con pasado de delincuente juvenil, años más tarde confesó al maestro de periodistas Gay Talese, que se disfrazaba para salir a la calle, incapaz de asumirlas.

Revancha. En otro santuario El Polo Grounds (1880/1963), Upper Manhattan, también de New York City, el 20 de junio de 1960. Esa vez se comentó que “Ingo”, quizás por la súbita popularidad y gran victoria previa descuidó su preparación. La realidad: Floyd lo noqueó en 5 asaltos terribles, para ser el primer peso pesado de la historia en recuperar el título. El juez fue el legendario Art Mercante, en su primera oportunidad en ese nivel.

La tercera fue la vencida. En 1961 (13 de marzo) se midieron por tercera y última vez. Un gran combate en que llegaron agotados al sexto y último asalto. Por unos instantes, tras ser derribado, parecía que el Ingemar podría incorporarse y seguir, pero el referee Bill Regan detuvo el combate y Patterson defendió con éxito la corona. Ocurrió en el Convention Hall de Miami Beach en Florida.

Johansson se transformó en héroe nacional, primer sueco con una gran victoria mundial. Hizo varias películas en su país, y filmó junto a Alan Ladd y Sídney Poitier en Hollywood. Su última pelea fue en 1963, con victoria sobre Brian London en Estocolmo. Tenía 31 años. Lanzó su propio negocio, una cerveza con marca obvia, “El Martillo de Thor”. Se radicó en Miami.

Patterson se retiró en 1972, año en que venció a Oscar “Ringo” Bonavena. Fueron rivales, pero supieron ser amigos: dos nobles guerreros que hicieron su historia. Los dos sufrieron de Alzheimer.

A un clic de distancia, aquella inolvidable (basta verla una vez para fijarla en la memoria) noche del ’59 en el Yankee Stadium, Por ESPN Classic, con narración y comentarios en inglés de Chris Schenkel, la presencia, entre el público, por ejemplo de John Wayne. Las imágenes “cuentan” absolutamente todo, además incluyen cámaras lentas (de aquella época) y reiteración de las caídas.

Cuídense.

Norberto Tallón