Este domingo el almanaque se identifica con el 29, lo que conjuga el día que comparte, con el asado, la antigua y coincidente costumbre en ser almuerzo de la jornada del fin de semana.
Ñoqui, argentinización de “gnocchi” o “ñokki” plural de “gnocco”, que puede traducirse como “bollo”. A la vez, una hipótesis adjudica al vocablo procedencia de la región de Niza en Francia, proveniente del dialecto occitano (Niza inhocs).
Pero no se trata de una cuestión idiomática: es pasta italiana. Mayormente con manteca, salsa de tomates, aunque ninguna otra está exenta por cada gusto de ser utilizada, decorados con hojitas de salvia. Elaborados con papa de distintas harinas y también queso de ricota. Popular en las regiones itálicas del Friuli-Venecia y Trentino-Alto. Se sostiene que los originales son los de papa (más adelante se arribará a este asunto especial e importante).
A partir de fines del siglo XIX y los primeros años del XX, La Argentina, el Uruguay, principalmente, también Paraguay, fueron punto de destino de una muy fuerte inmigración desde Italia. En el inicio, se produjo la natural inserción de una costumbre gastronómica (como con otros tantísimos platos de ese origen u otros, dadas las comunidades extranjeras que llegaron al sur de América) y, asimismo, la consiguiente mixtura de los sabores de unas y otras cocinas. El tipo más consumido en estas tierras es, sí, el de papa (“Solanum tuberosum”), con tuco (casi siempre) u otros aderezos “regados” con queso rallado tipo parmesano o reggianito.
Ese citado aluvión inmigratorio (unos tres millones de personas) al comienzo, además de “poner el plato” para disfrutarlo en cada mesa, “establecieron” un día “obligatorio”, la transmisión oral señala como fecha primigenia un 29 de julio, así como el “sistema de fortuna”, convertido y adaptado.
El “Rito de los Ñoquis del 29”, entonces, con lo específico de la fecha sumó la tradición de colocar dinero bajo el plato, se presume con el objetivo de atraer suerte y prosperidad para el comensal (un pensamiento de “magia contagiosa”). Hay muchas variantes acerca “qué hacer”, el destino, de esos billetes o (alguna vez) monedas. ¡Sí, monedas!
Ese momento fundacional del ritual gozó de la transmisión (oral en su comienzo dada la época) de, al menos, dos versiones, quizás las “mejor vendidas” y difundidas. Una italiana (¿o turca?), basada en una leyenda sobre San Pantaleón, un joven medico de Nicomedia (Actualmente: Izmit, ciudad de Turquía). La otra relata que ese era uno de los últimos días de cada mes y aquellos que contaban con pocos recursos (los que cobran a principios de mes su sueldo) no tenían dinero más que para comer algo que tuviera los ingredientes menos costosos. El relato tiene una “gaffe” histórica, vinculada con la geografía y los “tiempos”, por lo que yendo atrás, la vida de San Pantaleón (siglo VII d. C.) expone que esas pastas eran de papa. Teoría nula de nulidad insanable, ese fruto es de una enredadera perenne trepadora, miembro de la familia de las leguminosas nativa de América, cuando faltaban unas siete centurias (más-menos) para la llegada de Colón, e incluso algunas, asimismo, para la teoría de los vikingos. Conclusión la papa no existía en Europa.
Aclaración necesaria. En razón de lo enunciado, es oportuno reseñar que este “Rito de los 29”, por generación o aplicación del lenguaje popular y/o el lunfardo, en esos argots a un lado y otro del Río de la Plata, se le llama “ñoqui” a quien tiene un trabajo que “no realiza” (la teoría más habitual es que lo hace en la administración o puestos de empresas públicas) pero, con absoluto puntualidad, concurre a fin de cada “hoja del calendario” a percibir su sueldo, claro que para ser más simbólico, esta vez, es domingo, día no laborable para una gran mayoría.
No es posible deslizar esta narración sin dejar claro que existen o no existen, con iguales consecuencias, elementos, situaciones, acceso, posibilidades, relacionados con el tránsito social generalizado hoy por hoy, y que quizás pareciera, o es, una fantasía (o, al decir borgiano, un embeleco inventado por alguien), aunque sin embargo sea la realidad.
A un clic de distancia, un streamer (publicado en su sitio en YouTube, estrenado el 30 de abril de 2021 -¡Ojo que la fecha participa del contenido!- y es similar a lo que se consignó en el párrafo anterior), Pablo Molinari, en “¡Por qué comemos ñoquis los 29 #Datazo”, estilo de Stand Up, para contar en menos de diez minutos, lo que sabemos, porque ya se dijo, lo que no sabemos (o sí pero lo evitamos para no quitarle el protagonismo), el “datazo”, etc. acerca de esta costumbre. Sobrevuela por allí algún que otro “chivo”.
El 29 está acá. ¡Cosas veredes Sancho, que non crederes!, expresó Don Quijote a su escudero. Hay modos verbales utilizados en presente y no debería ser así.
La Esperanza, reza un viejo refrán, es lo último que se pierde.
Cuídense mucho, muchísimo más, como nunca.
Norberto Tallón