Crucigrama: El barbijo

Ayer, “lecturas” del hoy y mañana – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

El nunca, o siempre, bien elogiado Diccionario de la Real Academia Española (23ª Edición) dice sobre el vocablo “barbijo”, en la acepción que interesa (segunda), “m. Arg., Bol., Par. y Ur. mascarilla (máscara que cubre la boca y la nariz para proteger de patógenos). Las restantes mencionan el sinónimo “barboquejo” y definición de “herida en la cara”. Es oportuno indicar su mención como “tapaboca”.

AYER.

En los ’30 del siglo XX no todos creían en los beneficios de cubrirse la boca y la nariz. Pero ahora su uso en público es tan común, tanto que se lo ha llamado “la nueva normalidad”. Es obvio que pueda ser normal, al igual que tampoco es nuevo. En el tiempo, a partir de la “Peste Negra”, pasando por el smog sofocante, la Revolución Industrial en crecimiento y la contaminación ambiental, amenazas de ataques con gas, por ejemplo, los habitantes de Londres han usado este elemento durante los últimos 500 años.

Las mascarillas más antiguas fueron simples disfraces. Como medio de protección la práctica se retrotrae hasta, al menos, el siglo VI a.C. Se hallaron, en el ingreso de tumbas persas, imágenes de personas con telas sobre la boca y Marco Polo afirmó, siglo XIII, que los sirvientes en China se cubrían la cara con bufandas ya que el emperador no quería que su aliento afectara olor y sabor de su comida.

La Peste Negra castigó Europa, primera vez 1347/51, mató, más de 25 millones de habitantes, señal de la llegada de una máscara médica: el símbolo de la plaga, imagen siniestra de un individuo con máscara de pájaro, semejando una “Sombra de la Muerte” apareció en las postrimerías del brote final, a mitad del siglo XVII. El velo negro de las damas de la Inglaterra victoriana, además de señal de duelo original, se lo adecuó como ayuda para resguardar la cara de una mujer del sol, lluvia, contaminantes, también suciedad y polvo en el aire.

La denominada Gripe Española, en razón de ser el primer país que informó sobre ese brote de influenza, sacudió en el final de la Primera Guerra Mundial. Convertida en una Pandemia demoledora, se cree intensificada por los soldados retornando de  las trincheras del norte francés, provocó cerca de 50 millones de muertes. En 1918 la revista “Nursing Times” incluyó como manera de contención, entre otras, que “cada enfermera, médico, ayudante» empleara, en su tarea, una máscara y un traje de cuerpo completo. A la gente, en general, se le insistió a “usar una máscara y salvar su vida».

“LECTURAS” DEL HOY.

De distintas maneras la Pandemia del “SARSCoV-2” -Covid 19 (CO: Corona, VI: Virus: D: Enfermedad, Desease en inglés, 19: Año de aparición)-, en la cual el mundo sigue inmerso tuvo su reflejo en cada región, país, sociedad, ámbito, en una gran mayoría con eje en la política, la economía, los comportamientos, lejos en lo específico del hecho sanitario. Pero es otro asunto aunque “trasladó” a los pobladores de cada lugar a seguir los cuidados básicos, respetar las instrucciones, los planes de vacunación o, por el contrario, relajarse, descuidarse, “desconocer”, etc.  Una muestra: en Estados Unidos se transformó, en parte, en símbolo de las diferencias entre demócratas y republicanos, con un debate partidario, contrapuesto, del cuidado de los semejantes o la libertad individual.

Tomemos acontecimientos cercanos. República Argentina, con mayor trascendencia en el Área Metropolitana Buenos Aires (Ciudad y Gran Buenos Aires) y ciudades más pobladas.

La resolución N° 1849/2022 del Ministerio de Salud de la Nación, firmada por la titular de la cartera Carla Vizzotti, publicada el 22 de septiembre de 2022 en el Boletín Oficial, con mención de antecedentes legales previos y argumento que las altas tasas de cobertura de vacunación alcanzadas en la población y escenario sanitario y epidemiológico, resolvió en su artículo 1°.-: “Establécese el carácter no obligatorio del uso del barbijo”.

Sin embargo, el siguiente artículo (renglón) aclara: “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 1°, se continúa recomendando medidas de prevención general, tales como:
a) el uso adecuado del barbijo en espacios interiores, incluyendo los ámbitos laborales, educativos, sociales y el transporte público. b) Asegurar la ventilación de los ambientes.
c) Mantener la higiene adecuada y frecuente de manos. d) Ante presencia de síntomas evitar el contacto con otras personas, no acudir a actividades laborales, sociales, educativas, lugares públicos y evitar el uso de transporte”. Y de allí en más la “autonomía” jurisdiccional de cada una en particular y fecha de entrada en vigencia. Sin embargo no parece un atrevimiento pensar que la población, con gran “colaboración” de los medios de comunicación mayoritarios, solo tomaron literalmente esas “nueve palabras” primarias. Lisa y llanamente, cada uno leyó e hizo, lo que quiso o le “hicieron” leer y hacer.

La medida tiene razones que la avalan. El parte semanal previo a la misma (tiempo atrás se había dejado la información diaria) del 18 de septiembre resume la existencia en esos siete días de 6.175 casos informados, 308 fallecidos y 41,3% de ocupación de camas UTI Adulto Nación. Desde ese momento los contagios descienden, la Sala de Situación del MSAL, el 6 de noviembre, entrega las cifras de 1.347 nuevos enfermos y 240 muertes, éstas han continuado en disminución, y las camas ocupadas han variado entre 40,2 y 41,5 % en suba y baja.

El pasado domingo (11 de diciembre) se registraron 27.119 infecciones, elevándose desde el pico mínimo referido al siguiente con porcentajes (aproximados no exactos) del 50, 45, 35, 200 y 170 %, de un período al siguiente, y multiplicado unas 17 veces en el total.

¿La búsqueda de la normalidad tiene un precio? Es probable que si, quien los abandonó, no retorna a cuidados “lógicos” y solidarios, es evidente que lo tiene. ¿Será legítimo que quienes no creen esbocen una sonrisa o estigmatizar al resto que sí lo hace?

MAÑANA.

Daniel Victor Mike Ives editorializó, el año pasado, en el New York Times “Cuando los estadounidenses vuelvan a las oficinas, las escuelas, los autobuses y los trenes repletos de personas, también regresarán sus sorbidos de nariz y estornudos. Tras haber sido expuestos a la idea de utilizar barbijos para proteger su salud y la de los demás, algunos están considerando una medida que casi nunca se ha visto en el país, pero que es una práctica habitual en otras culturas desde hace tiempo: usar un barbijo de manera cotidiana cuando se tenga algún síntoma de resfriado común o gripe, incluso en una realidad futura en la que el Covid-19 ya no sea una preocupación primaria”.

El uso histórico en Asia Oriental se basa en algo más que la investigación y los pasos que llevó a cada país la adopción de su uso cotidiano. A la vez protección contra alergias o contaminación o, simple, cortesía para cuidar a otros en cercanía física.

Chen Meei-Shia, profesora de Salud Pública en la Universidad Nacional Cheng Kung en Taiwán, afirmó que  “La cultura del uso en estos países está relacionada con el colectivismo, cuando las personas enfrentan la pandemia como un grupo, esa utilización es una forma de reducir el impacto en los demás”. Por su parte De Kai, profesor de Informática en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, ilustró que no usarlo si se está enfermo es, más o menos, equivalente a una persona  “que estornuda por todas partes en el metro” sin taparse la nariz en una ciudad estadounidense.

Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, sobre la futura utilización, en el programa “Meet the Press”, señaló que “es posible que a medida que avancemos, uno o dos años o más, en ciertos periodos estacionales cuando aumenten los casos de virus transmitidos por vías respiratorias como la gripe, las personas podrían optar por utilizar barbijo para disminuir la probabilidad de propagar estas enfermedades de transmisión respiratoria”.

La investigadora de salud pública de la Universidad de Hong Kong, Nancy Leung, sostiene “que la ciencia que explora los posibles vínculos entre su uso y la emisión o transmisión de los virus de la gripe tiene matices, y que esos matices suelen perderse en el público en general”. Estos estudios mostraron que fue particularmente eficaz utilizarlo para detener la emisión de gotículas de gripe y reducir la transmisión de la gripe en una comunidad.

A un clic de distancia, el ilustrativo video “La historia del barbijo|El invento del siglo”, publicado por Nahuel Axel, en su canal de YouTube.

Las veces y motivos porque sea necesario y por todos. Cuídense.

Norberto Tallón