Crucigrama: ¿El equipo de Quién?

El desparpajo y las fantasías de algunos – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Ya se habló más de una vez, pero son insaciables, de difusores del periodismo deportivo por el desparpajo, la fantasía, la metáfora “mentirosa” y, se agrega, el pobre criterio para gestar frases sin contenido aceptable y siquiera veraz, mucho menos con la sensatez. Como se dijo en esas oportunidades “Con todo respeto, sin identificarlos ya que no es el objetivo, el asunto es el uso de neologismos futbolísticos o “fallas de origen” de otros. «Bloque Alto» y «Bloque Bajo», ignorar qué es un “pase a domicilio”, “convertir desde el segundo piso de la cancha», “la de bowling”, “¡esa pasó cerca!” (Hay ojos para saberlo si se está frente a la pantalla).

Hasta mitad de los sesenta, los relatores y comentaristas deportivos audiovisuales y los cronistas o críticos gráficos cuando mencionaban al director técnico y/o entrenador de un equipo de fútbol lo hacían con su nombre y/o apellido y su función. Inusualmente podían registrar un: “Boca de Lorenzo”, «River de Cesarini”, “Racing de Pizzutti” y este parece ser, o realmente es, el “lanzamiento” de lo que es fantasioso, carente de lógica y tradición. Lo que desató “nudos” que bien anudados estaban.

Alguien, pero básicamente la hinchada del Racing Club de Avellaneda (más adelante adoptado por la prensa) al convertir su grito de cada partido apartando lo institucional (¡Dale Ra! ¡Dale Ra!), en ese canto pero con los sentimientos “eternos”, en homenaje a quien deportivamente conseguía registros y títulos inéditos para el fútbol local…

Así tronó en cada estadio del país y en muchos de Sudamérica el “Y ya lo ve, y ya lo ve, es el Equipo de José”, por una cuestión de rima se optó por el segundo nombre del inolvidable Juan José Pizzutti, a quién hoy una gran cantidad de especialistas cita, con su estilo, como uno de los antecedentes del “fútbol total” de los holandeses (Hoy, y como debió ser siempre: Neederland -Países Bajos-) y su histórica selección de los ’70, por dinámica, posiciones, movimiento de los jugadores.

Si bien los simpatizantes racinguistas reiteraron ese cantito durante casi tres décadas, aproximadamente, salvo alguna honrosa excepción, se ruega sea disculpada. No existieron “Equipos de…”

Quizás Carlos Bianchi, a mitad de los 90, hizo hablar del “Vélez de Bianchi”, con ese sentido de propiedad que abordaremos luego, ya como conductor xeneize hubo un “Equipo de Bianchi” en Boca Juniors, en un rápido repaso puede hallarse el “Equipo de Ramón (Díaz) y el de (Marcelo) Gallardo/Muñeco” en River Plate, volviendo a Vélez Sarsfield “El Equipo de Gareca”… Hay un precedente tardío con “El Equipo de Narigón” ya que durante la época más exitosa de Carlos Salvador Bilardo, su apellido siempre estuvo por sobre la mención a su “apéndice nasal”, al menos generalmente. No hubo equipo de Menotti (no como una letanía), ni en Huracán ni la selección, pese a ser ampliamente reconocida su calidad de referente por distintas razones. Tal vez, de algún otro pudo haber “resbalado” una mención casual.

Es creencia personal que el germen de lo que sigue es fruto de la proliferación de partidos (emitidos en diferido o vivo) en televisión. La exigencia de más voces, aunque los criterios no hayan sido (el “virus” se propaga rápidamente) los deseados y se atrevieron a pretender ser lo que no son, es decir, aquellos más creativos, inteligentes y capaces hombres del relato radiofónico que crearon estilos, modos, metáforas reales, frases inolvidables, en su gran mayoría, con inteligencia. Sí, es notable tonta repetición de apodos: uno solo de infinitos casos, el “Cholo” que hoy ostenta el famoso Diego Simeone y sus hijos: los “Cholitos”, nace en Carmelo Simeone (no familiar), celebrado y duro marcador de punta del Boca sesentista.

Es hora. ¡Rematemos al arco! Un desafío a cualquiera de ustedes (vos, sí) que estás leyendo en este preciso instante. Se trata de sintonizar cualquier canal (abierto, cable, plataformas) radio (AM, FM, streaming, etc.) en que tengan la seguridad de no encontrarse con lo que se ha destacado en esta columna y aunque tampoco se hayan indicado nombres y apellidos todos saben quienes son, por su lucidez e ingenio, sino a otros y anoten cuantas veces escuchan esta frase (van algunos ejemplos de miles, sí miles, de posibilidades) que siempre comienza con: “El equipo de» o «del», en ciertas oportunidades…

De Falcioni (que a esta altura de su carrera debe tener decenas de “equipos propios”), Caruso Lombardi (Con más “propiedades” tal vez menos valuadas), Gago (que está empezando en la profesión y es factible con la madurez crezca y logre un “plus”, pero ya ha sido “jefe”), El Cacique (Medina, que el día del debut ya se alzó con la calificación de posesión pese a ser un desconocido salvo para el presidente de la entidad), Alfaro (Un acaparador de patrimonios) y… es posible jurar que con el pasado (que no es lejano), el presente y un futuro (que difícil les hará cambiar el facilismo) suman ese millar, precio de costo, mencionado.

Cuál es la urgencia de dejar a la vista aquello de “lo que natura non da Salamanca non presta”, frase latina que refiere a esa ciudad “Quod natura non dat. Salmantica non praesta”. El escritor y poeta español Miguel de Unamuno también supo utilizarla en su obra, publicaciones sueltas o entrevistas. Entonces si nadie va a prestar lo que no hay, en vez de quedarse en la más sencilla y con menor esfuerzo, sin ganas ni impulso, podrían viajar a algo primigenio y básico, usado pero no burdo. ¿Ejemplos?: “El equipo de (nombre del club)”, “de (origen o ubicación)”, “de (colores de su escudo, insignia, casaca -incluyendo la ahora cotizada “alternativa”-, etc.)”, “de (manejo de un sobrenombre, apelativo popular)”. No parece complicado ni cansador leer un par de libros, que los hay.

Habrá enojados, seguro, pero el sayo está a mano. La intención, fue destacar que los once que ingresan al campo de juego, más los suplentes al banco, no son, fueron, ni serán (Ya se han dejado al comienzo un pequeño grupo de honorables y apreciadas excepciones) de “ningún señor” que los entrene u oriente técnicamente.

En todo caso, si es imprescindible adjudicarle (en la narración del encuentro) un propietario… ¿Impera, vislumbre elemento más justo y óptimo que el del club que realmente lo es, de sus socios, que asimismo lo son legalmente, de sus hinchas y simpatizantes que “bancan con el corazón”?

La paciencia tiene un límite, cuando el público lo está viendo, sobra con mencionar quien toca la pelota, infracción cometida o autor de alguna incidencia que incluye el gol y… como dice el Nano Serrat, para otra cosa pero en el mismo sentido. ¡Dejen de joder con la pelota!

A un clic de distancia, recordando la esencia original, popular y “no forzada” por falta de “tema de conversación”, de este “maligno” cuentito”, esta “Canción del Equipo de José”, compuesta e interpretada, grabación de 1967, por “El Rey de la “Pachanga”, el cantor Carlos Argentino. Seguramente hallable en algún viejo simple (single) o Larga Duración de vinilo, también en cassette o magazine. Se puede escuchar en el canal “LaPizzutti” de YouTube, entonces homenaje a las conquistas académicas del campeonato argentino, la Libertadores e Intercontinental.

Cuídense.

Norberto Tallón.